Vaya por delante que desde ciertos sectores del ámbito cienfífico, “conservacionista” y social, no renunciamos a tomar todas las medidas necesarias para evitar daños por inundaciones y garantizar los legítimos y sostenibles diversos usos del agua. Ello no obstante no quita que nos posicionemos ante determinadas manifestaciones que defienden conceptos que no podemos compartir.
¿Hay que disminuir el riesgo de daños por inundaciones? Evidente, pero no solo con medidas estructurales, sino tambien con las de gestión del riesgo
¿Que hay que disminuir el riesgo de daños por inundaciones? Evidente, pero no solamente con medidas estructurales, sino tambien con las de gestión del riesgo y en todo caso con actuaciones al máximo compatibles con el funcionamiento natural de los cursos fluviales. Así en la “Directiva 2007/60/CE de evaluación y gestión del riesgo de inundación” y en su transposición al derecho español, en ningun momento, entre las medidas a adoptar en los previstos “Planes de gestión del riesgo de inundación” se habla de la construcción de embalses.
Por contra, estos planes deberán contemplar, por lo menos, las siguientes medidas:
- Restauración fluvial conducente a la recuperación del comportamiento natural de la zona inundables, así como de sus valores ambientales asociados.
- Mejoras del drenaje de infraestructuras lineales.
- Predicción de avenidas.
- Protección civil.
- Ordenación territorial y urbanismo.
- Promoción de los seguros y, en especial, los seguros agrarios.
- Medidas estructurales y los estudios coste-beneficio que las justifican, así como la posible inundación controlada de terrenos.
¿Que hay que garantizar los usos del agua legítimos y sostenibles? Pues claro que sí, pero existen muchas maneras de hacerlo en muchos casos sin la necesidad de nuevos embalses potenciando los consumos racionales, la reutilización de aguas residuales, la recuperación de masas de agua superficiales y subterraneas degradadas y en zonas costeras instalaciones de desalación, si es el caso, convenientemente justificadas y con suministro energético sostenible.
En todo caso, volvamos a la pregunta de la cabecera que, en tono afirmativo, es el titular de una nota de un medio de comunicación. ¿Todavia hay alguien que no ha entendido una cosa tan simple y básica como el “ciclo del agua”?
¿Se pierde por lo tanto el agua que va a parar al mar? Claro que no. Simplemente ha completado un ciclo a la espera de otro y mientras ha ejercido el papel que le corresponde en nuestro planeta azul
Las nubes contienen vapor de agua que por condensación precipita sobre el terreno, discurre hasta alcanzar un curso fluvial o recargar un acuífero y finalmente lo normal es que los cursos fluviales desemboquen en el mar.
¿Se pierde por lo tanto el agua que va a parar al mar? Claro que no. Simplemente ha completado un ciclo a la espera de otro y mientras ha ejercido el papel que le corresponde en nuestro planeta azul: conformar morfológicamente nuestros ríos, ser medio de transporte de sedimentos y organismos vivos diversos, así como dar orígen a unos ricos ecosistemas que son auténticas columnas vertebrales en todos los aspectos de muchos territorios y que durante milenios han propiciado asentamientos humanos que históricamente han aprovechado ese carácter vertebrador y esa gran fuente de recursos y servicios que suponen los ríos.
Si alteramos el régimen hidrológico y de sedimentos de nuestros ríos , estamos tambien alterando el equilibrio natural de los medios marinos receptores, otros ricos ecosistemas en peligro y fuente además de alimento de otro de los animales presentes en el planeta y que tiene un papel preponderante, el “homo sapiens”.
Lo que si parece es que algunos ejemplares de la subespecie “homo quasi sapiens” han perdido hectómetros de sensibilidad y respeto por nuestros ríos.