La mayoría de las minicentrales hidroeléctricas se ubican en zonas relativamente aisladas o remotas, motivo por el que su conexión a la red eléctrica se suele producir en redes secundarias de distribución con pérdidas elevadas y deficiencias en el servicio.
La energía generada en las minicentrales hidroeléctricas tiene un efecto positivo muy importante
Es sobradamente conocido entre las compañías distribuidoras de electricidad que la energía generada en esos puntos tiene un efecto positivo muy importante, mejorando el servicio y disminuyendo las pérdidas de la red. Así, cuando una distribuidora compra la energía de una central de este tipo, además de recibir la electricidad por la que paga, disminuye sus pérdidas (por lo que no paga nada) y se evita cuantiosas inversiones en la red para mejorar el servicio. A este tipo de proyectos se les denomina de generación distribuida.
Sin embargo, si bien este fenómeno es ampliamente conocido, no existe una retribución económica específica que reconozca este hecho en ningún país, a lo sumo existen exenciones al peaje que sí pagan proyectos que vierten en redes principales o subestaciones.
Recientemente en Guatemala ha sido convocada una licitación de energía que prima a los generadores, hidroeléctricos o no, capaces de conectarse en extremos de la red con muy pobre calidad, y la distribuidora está dispuesta a pagar un importante sobreprecio, reconociendo así el importante papel que tienen las generaciones de energía en puntos remotos.
Sería un sano incentivo a las minicentrales hidroeléctricas y un buen negocio para las distribuidoras, si el precio a pagar se viera incentivado en caso de verterse en puntos específicos, tal y como se va a hacer en Guatemala.