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Adiós, 2020

  • Adiós, 2020
    Frank Rogalla, portada de iAgua Magazine 32, personifica como pocos la I+D+i como pilar de la recuperación. (Imagen: Pablo González Cebrián)

Con esta carta despido el año en el que la pandemia mundial ha cambiado la manera en la que trabajamos, nos movemos, nos relacionamos y, en definitiva, vivimos. Sin embargo, estos últimos doce meses dejan lecturas muy positivas para el sector del agua.

La primera y más destacada es que todos los hogares han recibido el agua con la que poder beber, cocinar, ducharse y luchar contra el maldito virus con el lavado de manos. Que las ciudades han baldeado calles y regado jardines. Que los agricultores han regado sus campos y llevado hasta nuestras mesas productos de primera necesidad, seguros y con los estándares de calidad más altos. Y que las industrias y el sector servicios han continuado recibiendo el recurso necesario para continuar con su actividad en la medida en que la pandemia lo ha permitido. Todo esto ha sido, es, y sigue siendo, gracias a miles de profesionales y entidades implicadas en la gestión de los recursos hídricos que se dedican en cuerpo y alma a dar un servicio público con excelencia.

La segunda lectura positiva es que el agua se ha posicionado como valor refugio, ante lo que los más destacados economistas califican como una recesión económica sin precedentes. Nunca antes se había mostrado tanto apetito inversor en el sector a nivel internacional, imprimiendo una dinámica que parece haber llegado para quedarse los próximos años.

La tercera lectura de este final de año es la consolidación de la transformación digital. Alejandro Jiménez, responsable de desarrollo de negocio de ACCIONA, a quien hemos tenido la oportunidad de entrevistar en este número, da una de las claves más relevantes: “Hemos sabido hacer de la necesidad virtud y hemos descubierto nuevas formas de hacer las cosas que se quedarán tras la COVID-19”. La anunciada digitalización años atrás es hoy un hecho tangible, tan relevante que será requisito imprescindible para continuar participando en la gestión del agua.

Y, por último, la pandemia ha elevado la importancia de la investigación y el desarrollo como palanca para la recuperación de la economía hasta los niveles más altos. Los estímulos anunciados, concretados en el Plan de Recuperación para Europa y el Green Deal, sitúan a la I+D como herramienta decisiva para el impulso de la transición ecológica, la economía circular y la lucha contra el cambio climático. Frank Rogalla, el carismático director de innovación y tecnología de Aqualia, representa como pocos la actitud con la que debe continuar el sector para afrontar nuevos retos: “No concibo trabajo más bonito, y a la vez útil, que el de contribuir a la gestión del agua, el bien más esencial”.  Yo tampoco. Feliz 2021.