Cuando uno se adentra en La Senda del Cares, no puede sino maravillarse, mirando a las alturas, de la majestuosidad de los Picos de Europa. Y si se es curioso, no puede dejar de quedarse impresionado del mayúsculo trabajo que debió suponer abrir ese camino en semejante lugar, a ratos vertiginoso y escalofriante, pegado al desfiladero del cañón que ha ido formando el río Cares a lo largo de miles de años. Desde luego, no es de extrañar que a este lugar se le conozca como la "Garganta Divina".
Sin embargo, cuál fue mi sorpresa al descubrir que, en contra de lo que parece lógico al ver la cantidad de personas que la transitan, la Senda del Cares no es una simple ruta de senderismo, ni siquiera un camino abierto entre los pueblos de Poncebos (Asturias) y Caín de Valdeón (León) ni, por supuesto, una obra para el disfrute de los decenas de miles turistas que la recorren anualmente.
La Senda del Cares es una obra espectacular, pero no deja de ser un camino de trabajo, de servicio, de mantenimiento para otra obra aún más recóndita: el Canal del Cares, la obra de captación y conducción de agua hasta la central hidroeléctrica de Camarmeña-Poncebos, un salto hidroeléctrico en derivación con embalse.
Para apreciar un poco más la magnitud de esta obra hidráulica, pongámonos en situación.
El Canal se comienza a construir en 1916, hace ya más de un siglo, apenas 35 años después de la que se considera la primera central hidroeléctrica de la historia, en Northumberland (Reino Unido, 1880). En nuestro caso, el objetivo era alimentar una línea eléctrica hasta Reinosa, donde se iba a construir una gran factoría naval, ya que la central de Urdón no producía lo suficiente. Además, hay que destacar que la corriente alterna no se empieza a imponer hasta los primeros años del s.XX, por lo que antes no se habían podido considerar obras como ésta, ya que no se podía transportar electricidad a grandes distancias.
La Sociedad Electra de Viesgo fue la impulsora de este proyecto, que no sólo incluía la obra de conducción del agua hasta la central, sino también la captación de la misma, mediante la presa de Caín, que embalsa el agua y la reconduce hacia el Canal. La presa tiene 12 metros de longitud, 8 metros de altura (6 metros para llegar a la solera del Canal, y otros dos metros más para llenar el canal de agua), y un ancho medio de 3,5 metros, y se construyó en apenas dos semanas. Para aprovechar la época de mayor estiaje, se paralizaron las obras del Canal y se trabajó en turnos de 12 horas, de lunes a domingo, y tanto las primeras hiladas de piedra como los bloques del revestimiento fueron labradas ex profeso por canteros, en una cantera abierta para la obra en las cercanías de Caín. Para el hormigón, se empleó arena de río y gravilla que se conseguía aporreando piedras con porrillas de hierro fijadas al extremo de varas flexibles de avellano.
A destacar que, para proteger el ecosistema del río y su biodiversidad, ya en 1916, se incluyó una escala de peces. Hoy en día es bien conocida la gravedad con la que las presas alteran el ecosistema fluvial. De hecho, la primera mención a una escala de peces es España data de 1908, en el Salto de San Román, en Ribadesella. Con este camino para los peces, por cada litro de agua apenas se sacrificaron unos 0,613 Wh de energía (225 kg*m), pero se protegió la naturaleza del río Cares para disfrutarlo tal y como lo hacemos hoy.

En cuanto al Canal, obviamente la orografía fue el parámetro determinante que elevó enormemente la dificultad de las tareas de construcción. De hecho, ni siquiera estamos hablando de un simple Canal, sino que durante varios kilómetros éste discurre en túneles, llegando a contabilizarse 73 de ellos. Uno de los más importantes y críticos es el túnel de Los Collados, de casi un kilómetro y pegado a un despeñadero de 300 metros de desnivel hasta el río.

Para horadar el Canal se empleó la técnica del barrenado manual, hasta que se llevó un compresor eléctrico que supuso un verdadero avance. En el túnel de Los Collados, hasta la llegada del compresor eléctrico, se había avanzado 350 metros en cada boca del túnel en 160 semanas. En total, entre los barrenistas y los obreros dedicados a hormigonar la traza del Canal, trabajaban en la obra casi 2.000 personas diariamente, algunos de los cuales acaban durmiendo en los propios túneles que ya habían acabado. De hecho, el insigne Eduardo Torroja, Ingeniero de Caminos y Profesor, recorrió las obras en el verano de 1919 y quedó impresionado por la obra y los precipicios que recorrían los trabajadores.
Desde que empezó a usarse el Canal, y durante muchos años, se fueron cubriendo con losas inclinadas de hormigón armado muchos tramos en trinchera, para evitar que las piedras atascasen el canal. En cambio, en los túneles nunca se produjeron desprendimientos.

Finalmente, el túnel de Los Collados se termina en los últimos días de mayo de 1921, inaugurándose en junio y diciembre de ese año los dos grupos hidroeléctricos de la central de Poncebos, con una potencia de 11.200 kW.
En total, los datos técnicos del salto hidroeléctrico de Poncebos y del Canal del Cares, que tan pronto aparece en superficie como se vuelve a internar en un túnel, son abrumadores:
- Inauguración: 24/06/1921.
- Longitud del canal: 9.471 m.
- Longitud en túnel: 5.873 m (73 túneles).
- Altura del salto: 225 m.
- Potencia instalada: 11.200 kW.
- Tubería forzada: 1,3 m de diámetro y 928 m de longitud.

Precisamente para proporcionar un mantenimiento adecuado a esta compleja obra, es el objetivo de desarrollar la senda adyacente, que hoy conocemos como Senda del Cares. El anterior camino de mantenimiento tenía un recorrido extremadamente duro, y se le encomienda a Manuel Campillo Noriega, natural de Bulnes y encargado del Mantenimiento del Canal, la construcción de la actual ruta entre 1945-1950. La razón de construir este camino de servicio más de 20 años después de la inauguración del Canal y la central hidroeléctrica se debió a los frecuentes aludes que ocurrían en la Garganta del Cares, que producía atascos y reducciones de caudal.
Según palabras del propio Manuel Campillo, “la actual senda se construyó pensando en el canal; nunca pensamos que por ella iba a pasar tanto turista”
Sin embargo, la realidad es que hoy en día, casi 100 años después de su inauguración, la central hidroeléctrica de Poncebos-Camarmeña sigue siendo operada por Viesgo, el Canal se encuentra en un gran estado de mantenimiento, y la Senda la recorren anualmente más de 200.000 personas. Sirva este pequeño texto como homenaje y recordatorio a todas aquellas personas que lo hicieron posible.
Bibliografía
- Zubizarreta Gavito, Mariano. CONSTRUCCIÓN DEL CANAL CAÍN-CAMARMEÑA Y DE LA SENDA DEL CARES – OBRAS DE TITANES (2001)