Tercer premio del Concurso del Blogs sobre Planificación Hidrológica en España
Puede que sea una idea impopular, y más en estos tiempos en los que se nos bombardea diariamente con el aumento del precio de bienes básicos de consumo (hecho cierto y en algunos casos con dudosa justificación), pero sirvan aquí estas líneas para exponer una idea que me asalta la cabeza ya desde hace algún tiempo ¿Pagamos lo que vale el agua?
Podría empezar a soltar una retahíla de datos pero qué más simple y esclarecedor que tener el recibo del agua que Aguas de Murcia remite diligentemente a mi domicilio delante de mí mientras escribo estas líneas.
Primero entonaré el “mea culpa”; mi consumo de agua en los dos últimos meses ha sido de 6 metros cúbicos, lo que hace una media aproximada de 193 litros por día (el consumo medio según la encuesta de la AEAS es en España de 124 litros por día). Esto puede ser achacable al calor de Murcia (ciudad donde resido ya hace años y que hace aumentar el uso de las duchas exponencialmente en verano) y a que vivo solo (el gasto de mis dos gatas lo consideraré despreciable), lo cual no es un factor positivo en estos casos.
El gasto es de un poco más de 28 euros al mes por consumir casi 200 litros al día de agua potable: en principio es un precio razonable
Pues bien, el importe del recibo es de 56,41 euros, lo cual supone un gasto de un poco más de 28 euros al mes por consumir casi 200 litros al día de agua potable en mi hogar.
No siendo una barbaridad, tampoco me parece barato; lo considero un precio razonable, y más estando en una localidad que posee uno de los precios más altos por agua de toda España, y cuya factura incluye el coste de un cierto porcentaje de agua desalinizada, tan denostada en la actualidad pero que tendrá que ser juzgada cuando se dé la vuelta a la tortilla y pasemos por el próximo ciclo de sequía (juzgar a las desaladoras en uno de los ciclos más húmedos de los últimos 30 años no creo que sea ecuánime).
Echando un vistazo a un informe de la OCU de 2012, el coste del agua en Murcia es el más caro de una capital de provincia española, más de un 400% con respecto a Palencia que es la más barata (por un momento sopeso emigrar a aquella bonita ciudad, pero tras diez años en Murcia no creo que pudiera resistir un invierno “meseteño”).
Seguimos, tras un segundo vistazo al recibo empiezan las sorpresas; el coste de la tasa municipal de basuras está incluido en la factura y no es nada barato, exactamente 20,3 euros. Esto hace que más del 36% del importe del “recibo del agua”, no sea coste de agua realmente, y por tanto el coste mensual del agua en mi factura es de unos 18 euros al mes... bueno, la cosa se ajusta más.
El llamado ciclo integral del agua consta de abastecimiento, depuración, saneamiento y vertido. Mientras que el coste de las tres últimas fases debería ser más o menos parecido en las distintas ciudades, el coste del primer factor puede variar enormemente según el origen del agua. En Murcia, por ejemplo, el agua que suministra la Mancomunidad de los Canales del Taibilla (organismo público tremendamente eficaz y pese a ello con riesgo de privatización) tiene distintos orígenes, ya que es mezcla de agua del río Taibilla (con volúmenes en declive), el acueducto Tajo-Segura, agua procedente de desalinizadoras e incluso aguas subterráneas en pequeña cuantía. Como se puede observar, esto explica el mayor coste con respecto a otras provincias, aunque frente a ello tiene unas garantías muy altas de abastecimiento.
Analizando un poco en detalle la factura nos encontramos que unos 21 euros son el coste del suministro del agua, unos 4 euros se destinan al alcantarillado, y algo más de 7 euros irían a parar a ESAMUR (entidad de la Región de Murcia que se dedica a la gestión de las depuradoras de la Región con notable éxito). El resto del coste (otros 4 euros) estaría destinado a impuestos y alquiler de contadores.
Tengo unos costes fijos en la factura del agua de más del 80%: las tarifas del agua no proporcionan incentivos al ahorro
Más sorpresas: de estos aproximadamente 36 euros proceden de distintas cuotas fijas más de 21 euros que, consuma o no consuma agua, se me cargan todos los meses; esto es casi el 60% de mi recibo. Si a esto le sumamos la tasa de basuras anteriormente citada y los impuestos (proporcionales), tengo un coste fijo de la factura de más del 80%. Pongámoslo de una manera más sencilla: si yo consiguiera ahorrar un 20% del agua, lo cual dicho de paso sería una auténtico desafío, mi recibo del agua se abarataría unos 2 euros, más o menos un 4% del mismo. Consecuencia clara, las tarifas del agua se olvidan un poco del artículo 9 de la Directiva Marco del Agua (DMA) y del cual transcribo una parte:
“Los Estados Miembros garantizarán a más tardar en 2010 que la política de precios del agua proporcione incentivos adecuados para que los usuarios utilicen de forma eficiente los recursos hídricos y, por tanto, contribuyan a los objetivos medioambientales de la presente Directiva”
No creo estar inventándome nada si digo que las tarifas del agua no proporcionan incentivos al ahorro; al menos, en mi caso, ninguno.
Es habitual que en los periódicos murcianos se ponga el grito en el cielo por el aumento (posible) del precio del agua de un 20%, de un 50%.... Como cualquier información sobre agua en este país y especialmente en esta Región se encuentra totalmente “politizada”. Aunque el coste del agua del abastecimiento subiera un 50% (lo cual es francamente improbable), el coste en mi recibo supondría algo menos de 2 euros al mes. ¿Este aumento es demasiado grande a cambio de haber aumentado la garantía exponencialmente? Puede ser discutible, pero no parece desproporcionado
En mi opinión no pagamos el valor del agua. Comparativamente con otros recursos básicos (electricidad, alimentación...etc), el agua me parece barata, aunque sí se podría hacer mucho con unas tarifas que tienen un considerable margen de mejora en el aspecto de fomentar el ahorro (no abogo tal y como están las cosas que sea el mejor momento de subir el precio pero la idea es clara).
En mi opinión, no pagamos el valor del agua
Y quizás no pagamos lo que vale el agua, porque ese concepto que también define la DMA que es el coste medioambiental, sigue siendo un tema tabú implantarlo en una tarifa de precios. El enorme coste medioambiental (incumplimiento de caudales ecológicos, alteración de regímenes hidrológicos, problemas de calidad, de pérdida de biodiversidad, etc.) que suponen todas las actividades para el abastecimiento de todos los ciudadanos no es repercutido en el precio que pagamos por el agua. Releyendo el borrador del Plan Hidrológico de la Cuenca del Segura, el tema de los costes medioambientales se despacha en media página (si tiene interés el lector en la página 117 del anejo número 9), y por desgracia el tema en otras Confederaciones no difiere demasiado. Es evidente que es un tema que se debería abordar conjuntamente en todo el estado y no politizarlo (vale, lo reconozco soy todavía un romántico con eso de que algún día en España el agua no estará politizada).
La sociedad quizás no está madura para ello, pero uno cuando lee que en California la gente votó a favor de pagar un pequeño canon en su recibo del agua, para eliminar alguna presa en desuso y aumentar la conectividad longitudinal de los ríos y recuperarlos medioambientalmente, pues se le pone a uno un poco de piel de gallina.
Resumiendo, y a costa de ser políticamente incorrecto, creo que no pagamos lo que vale el agua y además no se nos incentiva a ahorrarla (podríamos hablar del principio de la DMA de recuperación de costes pero bueno eso es otra guerra).
Por último, mientras releo estas líneas abro el recibo de la luz, que en mi caso al menos supone 4 veces más que mi gasto en agua y tras el cabreo consiguiente, una idea pasa por mi cabeza. Mientras tenemos una de las electricidades más caras de Europa, tenemos una de las aguas más baratas de Europa.
Sorprendente en ambos casos ¿No?