La economía lineal, modelo en el que se ha basado nuestra manera de producción y consumo desde la primera revolución industrial, se ha ubicado en el punto de mira debido a su impacto en el planeta y las personas. Sus limitaciones tienen que ver con las propias del planeta, debido a la extracción que estamos ejerciendo de los recursos naturales (agua y materias primas) y a la generación masiva de residuos (sólidos o líquidos, orgánicos o inorgánicos), que se traduce en una sobreacumulación de éstos en nuestros ecosistemas terrestres y marinos y, además, en millones de euros de pérdidas cada año debido a las ineficiencias del propio sistema.
En cuanto a previsiones, y lejos de mejorar, se estima que para el 2050 seamos 9.500 millones de personas de las cuales 3.000 millones pertenecerán a la clase media1, lo que implicará un alto nivel de consumo de recursos, entre ellos el agua, cuya escasez ya afecta a más del 40% de la población mundial, una cifra alarmante que probablemente crecerá con el aumento de las temperaturas globales producto del cambio climática2.
Sin duda, la economía circular se presenta como un modelo económico alternativo y regenerativo, cuyo objetivo es asegurar una gestión sostenible de los recursos naturales, a través de un uso circular y eficiente inspirado en el ciclo hidrológico natural. Esta aproximación, en el caso del agua, implica no sólo llevar a cabo medidas de eficiencia hídrica, sino impulsar su reutilización a partir de un tratamiento en condiciones seguras y rentables para aumentar el suministro de agua y reducir la presión sobre unos recursos hídricos.
Es necesario destacar la dependencia que el sector empresarial tiene del agua, hecho que se incrementará en las próximas décadas. Según el Banco Mundial, en un periodo de 30 años el sistema agroalimentario global necesitará entre un 40 y un 50% más de agua, y la demanda de este recurso a nivel municipal e industrial crecerá entre un 50 y un 70%, así como su requerimiento para uso energético, que lo hará en un 85%3.
Esta realidad supone un riesgo para las empresas, ya que tendrá un impacto en su rentabilidad. Los tipos de riesgos derivados de la escasez de agua se asocian, por un lado, a riesgos legislativos, debido a la nueva normativa que está por llegar, que será más estricta a medida que se intensifiquen los problemas. Por otro lado, existe un riesgo operativo, debido a la potencial interrupción de la actividad empresarial por una escasez hídrica, así como riesgos reputacionales ante una mala gestión de este recurso, que puede tener un impacto en su participación de mercado y en su licencia para operar, que se traducen finalmente en riesgos financieros debido a un mayor coste de capital y menos opciones de financiación4.
Este contexto sitúa el agua en el epicentro del desarrollo sostenible, que ha dado lugar a una movilización a nivel global para conseguir incluir una aproximación circular en la gestión de este recurso. Este reto se incluye en la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) –ODS 6, ODS 12, entre otros- pero también en el contexto europeo y a nivel nacional. En este sentido, la Comisión Europea adoptó en diciembre 2015 un ambicioso paquete de nuevas medidas sobre la Economía Circular5, donde se considera la necesidad de facilitar la reutilización del agua que incluirá una propuesta legislativa sobre los requisitos mínimos a tener en cuenta, como por ejemplo, para el riego y la recarga de los acuíferos.
En España, el reciente texto (todavía en formato borrador) de la Estrategia Española de Economía Circular. España Circular 20306 otorga un especial protagonismo a la reutilización de agua, que se incorpora como un eje individual debido a la importancia que tiene este recurso en el arco mediterráneo.
Desde Forética, siguiendo con nuestro compromiso de fomentar la implicación empresarial hacia un desarrollo sostenible, seguiremos buscando su compromiso y acción en la gestión responsable de los recursos naturales a través de iniciativas como el Grupo de Acción de Economía Circular, el Clúster de Cambio Climático, la Norma SGE 21 y otras acciones como Vida Sostenible en Ciudades, en las que la gestión del agua se presenta como un eje clave.
La naturaleza y su ciclo del agua, como el sistema más eficiente que podamos referenciar, ha servido como inspiración para el replanteamiento del modelo de producción y consumo actual del que países, empresas y ciudadanos saldremos beneficiados. Por tanto, es de recibo corresponder aumentando la concienciación y buen uso de este recurso para garantizar la sostenibilidad de nuestro planeta
- 2017 Revision of World Population Prospects, United Nations
- Objetivos de Desarrollo Sostenible. Naciones Unidas (2015)
- World Bank (2016): High and Dry: Climate Change, Water, and the Economy.
- CEO Guide to Water, WBCSD (2018)
- Cerrar el círculo: un plan de acción de la UE para la economía circular. Comisión Europea (2015)
- Estrategia Española De Economía Circular. España Circular 2030