Toda actividad industrial lleva asociada una cierta huella hídrica. Se trata de un indicador medioambiental que sirve para determinar el volumen de agua dulce destinada a la producción de bienes y servicios.
La huella hídrica se compone de tres elementos en función de la procedencia del agua:
- La huella hídrica verde es el volumen de agua de lluvia necesaria para fabricar un producto. Es principalmente relevante en productos forestales, hortícolas y agrícolas.
- La huella hídrica azul es el volumen de agua superficial y subterránea requerida para fabricar un producto. El agua se deriva de fuentes tales como acuíferos, ríos o lagos. El uso doméstico del agua, la industria y la agricultura de regadía pueden tener una huella hídrica azul.
- La huella hídrica gris es el volumen de agua dulce requerida para asimilar los contaminantes en el proceso de producción para así cumplir con los estándares de calidad del agua.
Según los datos oficiales extraídos de la EEA (European Environment Agency), el 58,3 % del consumo de agua en Europa se debe a la industria de la agricultura, silvicultura y pesca. Esto se debe al uso del agua para regadío, aplicación de fertilizantes y pesticidas, control de heladas, entre otras.
Si bien el consumo del agua en el sector cárnico es escaso, es importante tener en cuenta que una gran parte del cultivo está destinada al consumo animales. Aproximadamente un 63% de las tierras cultivadas de la Unión Europea es destinada para alimentar al ganado. En el caso de la soja, el 97 % de su producción se utiliza como pienso para ganadería y tan solo el 3% es consumido directamente por los seres humanos.
En el año 2018, en España se consumió 98,79 kg de carne por habitante, siendo el país de la Unión Europea donde más carne se consume. Esto no solo significa una mayor producción de agricultura destinada a alimentar a la industria ganadera, sino que también el agua que conlleva la producción de estos alimentos.
Tan solo para la producción de 1 kg de carne de vacuno se consume 15.400 litros de agua potable, de los cuales el 98 % se destina al riego de pasto, forraje y alimento que el ganado consume durante su vida. Cuando la dieta del ganado consiste principalmente en piensos a base de cereales, como es en el caso de la producción ganadera industrial, la huella hídrica azul es alta, siendo esta la que presenta un mayor impacto en la disponibilidad de agua. Cuando su dieta consiste principalmente en pasto y forraje, la huella hídrica verde es alta, lo cual no es un problema a menos que haya una sequía que afecte a la disponibilidad de pasto.
En España, aproximadamente el 80% de los productos ganaderos son producidos en macrogranjas, encontrándose entre los cuatro mayores productores de carne de porcino, ovino, caprino y entre los tres mayores de carne de ternera de la Unión Europea.
Se debe tener en cuenta que se consume 8.800 litros para producir carne de oveja/cabra, 6.000 litros para la carne de cerdo y 4.300 litros para la de pollo. En contraste con esto, solo hace falta 320 litros para producir 1 kg de hortalizas, 960 litros para frutas, 1.600 litros para cereales y 4.100 litros para producir legumbres.
Y no solo la producción industrial de productos de origen animal contribuye al agotamiento del agua, sino también a la contaminación de la misma. De manera indirecta debido al uso de fertilizantes y pesticidas para proteger los cultivos de insectos y bacterias destinados a la alimentación de animales. Entre los macronutrientes más importantes de los fertilizantes se encuentran el nitrógeno y el fósforo. Los fertilizantes sintéticos se administran frecuentemente muy por encima de lo que requiere la planta o de lo que el suelo puede absorber. Este exceso se filtra a las aguas superficiales y subterráneas, generando floraciones de algas y contaminación por nitratos, lo que afecta a la calidad del agua. De manera directa, los desechos de los animales pueden incluir residuos farmacéuticos, metales pesados y bacterias dañinas, que podrían filtrarse a los suministros de agua. Los desechos de los animales se almacenan en pozos. Estas áreas a menudo tienen fugas y, durante las grandes tormentas pueden romperse.
Según el investigador Arjen Hoekstra, inventor de la 'huella hídrica' una dieta que consume productor cárnico consume 4.480 litros de agua al día, una dieta vegetariana 2.830 litros y una dieta vegana 2.380 litros de agua.
Así mismo, la industria ganadera es responsable de la emisión de aproximadamente el 15% de los Gases de Efecto Invernadero, siendo este similar al de todos los coches, barcos, trenes y aviones juntos.
De manera que al reducir el consumo de carne no solo se va a conseguir atajar la crisis climática, sino que también se conseguiría un ahorra de agua importante.
Los recursos naturales tienen un ritmo de reproducción ecológico y actualmente estamos superando este ritmo, en una sociedad de sobreconsumos. ¿Cómo se podría conseguir que la sociedad consuma de manera sustentable para lograr una adecuada calidad de vida, pero respetando estos ritmos?