2015. Siglo XXI. La era del avance tecnológico, la modernidad, el desarrollo… algunas décadas atrás hoy era el futuro.
Es innegable que hemos avanzado tecnológicamente en muchas áreas. Pero, ¿a qué precio? ¿Quién se beneficia? ¿Quién sale perjudicado? Muchas veces no nos damos cuenta, los que vivimos en el lado “rico” del mundo, que gran parte de la tecnología a la que tenemos acceso con relativa facilidad en nuestro día a día es un lujo que miles de millones de habitantes de este mundo no podrán alcanzar en generaciones.
En este artículo quiero hacer una reflexión sobre cómo están pensadas nuestras instalaciones de agua actualmente, utilizando como vehículo un elemento vital en nuestro día a día: el inodoro (también conocido como wáter, W.C., toilette, excusado, etc.). Reflexión para recordar mirando al pasado reciente, para valorar el lujo del presente y también cuestionarlo, y para repensar cómo debería ser el futuro.
Sí, ya sé que no suena muy apetecible leer un post sobre ese elemento tan poco glamuroso pero a la vez tan importante en nuestras vidas. Y es que en nuestra cultura occidental moderna estamos muy acostumbrados a no hablar de cosas como excrementos, defecación, materia fecal, excretas humanas. Para muchos es medio tabú, es sucio, no es educado o políticamente correcto. Estamos acostumbrados a pagar para que otros nos limpien nuestros desechos. Y ese es parte del problema, que hace que muchas soluciones tecnológicas sean insostenibles medioambientalmente hablando.
PRESENTE
Para los que no se hayan parado a pensar en el lujo que es tener un baño propio en tu casa con conexión a un sistema de alcantarillado, ahí van unas cifras:
En un mundo con unos 7 billones de habitantes, más de 2,5 billones de personas no tienen acceso un saneamiento básico adecuado. En India más de 800 millones de personas defecan al aire libre. En Congo alrededor de un 72% de la población no tiene acceso a un baño dentro de casa, mientras que el 80% de los etíopes, unos 71 millones de habitantes, también tienen que defecar fuera de sus casas al aire libre o en baños comunales.
Más de 2,5 billones de personas no tienen acceso un saneamiento básico adecuado
Globalmente, 526 millones de mujeres se ven forzadas a hacer sus necesidades al aire libre, afrontando con frecuencia amenazas físicas y violencia, teniendo que esperar en muchas ocasiones la llegada de la noche para poder salir. Nos puede sonar exagerado, pero es una realidad que pasa todos los días. A veces llegan casos mediáticos que nos lo recuerdan, como el reciente caso de las dos niñas indias atacadas y asesinadas cuando iban a hacer sus necesidades al campo ya que carecían de baño en casa.
En los lugares donde no hay acceso al agua potable ni al saneamiento básico (es decir, baños con alcantarillado), las mujeres y las niñas se llevan la peor parte. Acarrear agua durante kilómetros de lugares lejanos hasta el hogar suele ser tarea de las mujeres. En Kenia, la ausencia o el mal estado de los baños en las escuelas provoca que las niñas que han alcanzado la pubertad, pierdan una media de seis semanas lectivas cuando están con el periodo.
Se estima que cerca de 2.200 niños mueren cada día de diarrea. Eso es más que del SIDA, malaria y sarampión juntos. Casi el 90% de las muertes relacionadas con la diarrea son causadas por la insalubridad del agua y la falta de higiene.
Después de leer estas cifras escandalosas y que cualquiera puede encontrar publicadas en internet por organismos y ONG’s de renombre, quizás nos sea más fácil entender el valor que tienen nuestros inodoros en nuestras vidas.
PASADO
Actualmente la cobertura de saneamiento básico en España es prácticamente del 100% y la mayoría de las casas tienen al menos un baño completo con inodoro (siendo algo bastante común en muchos hogares, el tener dos baños completos).
Pero hasta hace no mucho, en muchos pueblos de España no había baños en las casas. Ni sistemas de alcantarillado. La España rural de hace dos generaciones. Muchos lectores ni se acordarán o, por su joven edad, les parecerá algo increíble, exagerado. Yo lo recuerdo y lo viví durante muchos veranos, ya que mi abuelo paterno vivía en un pequeño pueblo de Castilla León y la casa donde vivió toda su vida no tenía W.C. Cuando alguien tenía que hacer sus necesidades, lo hacía en el corral trasero que había en la casa. Y al igual que en la casa de mi abuelo, muchas familias de esa época hacían lo mismo. Ya en sus últimos años de vida, se construyó un pequeño baño dentro de la casa.
A lo que voy es que nuestros sistemas de alcantarillado y baños son, en muchos lugares, algo relativamente nuevo. Aparecen para satisfacer una necesidad que todos tenemos y nuestras vidas cambian para mejor. Tecnología al servicio de las personas.
FUTURO
Pero, ¿y el medio ambiente?.
¿Nos hemos parado a pensar en detalle cómo eliminamos nuestras excretas? Sí, todos lo sabemos: apretamos un botoncito y por arte de magia toda esa “cosa sucia” desaparece.
¿A dónde va? ¿Quién se encarga de limpiarlo?
Con suerte, muchos contestarán que va a la estación depuradora de nuestro municipio (que todos pagamos con nuestros impuestos); algunos pocos sabrán con certeza dónde está esa estación depuradora; y muy pocos sabrán realmente qué se hace en la depuradora para tratar nuestros efluentes. Resumiendo, pagamos para que “alguien” nos limpie nuestros desechos internos y no tener que preocuparnos.
Ahora bien, ¿es esto sostenible? Analicemos la jugada de manera resumida:
El 30 % de los 125 litros de dotación por habitante son consumidos diariamente por la cisterna del baño
Primero, pagamos infraestructuras para tener agua potable de excelente calidad cuyos costes de tratamiento y distribución son considerables, y con unos costes asociados de energía de bombeo también considerables, para acabar tirando ese recurso de lujo por el inodoro con sólo apretar el botón de descarga de la cisterna. ¡AGUA POTABLE, para eliminar nuestra orina y excrementos!
El consumo medio de agua potable en España es aproximadamente de 125 litros por habitante cada día (AEAS - Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento). Se estima que alrededor de un 30 % de esos 125 litros son consumidos diariamente por la cisterna del baño (unos 37 litros al día). Multipliquémoslo por el número de habitantes que hay en España. No parece algo muy racional, ¿no?.
Cada vez hay más educación y los ciudadanos cuidamos más el agua. Cada vez en más casas se instalan cisternas de doble descarga y otros aparatos de ahorro. Pero aún se abusa mucho del botón de descarga del wáter, aún se usa el inodoro como si fuera un cubo de basura y aún se pueden implantar muchas tecnologías ahorradoras de agua en nuestros hogares, de forma sencilla y económica.
Lo que antes fue moderno y dio solución a una necesidad humana, hoy no es sostenible. En un mundo moderno, racional, las soluciones deben integrar el cuidado medio ambiental: Tecnología al servicio de las personas y el medio ambiente.
En la época del Cambio Climático, los fenómenos de sequía cada vez van a ser más frecuentes. Una gran parte del territorio español presenta un fuerte estrés hídrico. Deberíamos repensar nuestra relación con el agua y actuar, sin demora. El futuro es ya. Falta educación ambiental, falta conciencia ciudadana, falta voluntad política e inversión. Pero sobran opciones tecnológicas:
Reutilización de aguas grises para cisternas de inodoros, captación y aprovechamiento de aguas pluviales, tratamiento y separación de desechos en origen (por ejemplo, baños secos), son algunas de las posibles tecnologías que ayudarían a preservar el agua de manera más sostenible.
Pero hay multitud de variantes y posibilidades. Cada caso es único y debería ser analizado independientemente para aplicar la mejor solución. Y la mejor solución es la que satisface a las personas sin poner en riesgo nuestros recursos naturales, nuestro medio ambiente.
UNA REFLEXIÓN FINAL
Es época de cambios. De conciencia ciudadana. De unión global. Cada vez estamos más conectados entre humanos y naturaleza y ya no podemos hacer la táctica del avestruz o girar la cara y pensar que los problemas de los demás no nos afectan. Es época de empatía, época de actuar.
El ejemplo de los inodoros utilizado en este artículo sirve para mostrar que muchas de nuestras instalaciones domésticas y urbanas de agua, se han quedado anticuadas (y, por supuesto, también las instalaciones de aguas agrícolas e industriales). Aunque solucionen nuestras necesidades humanas, no solucionan el global del problema. O al menos, no de la forma más sostenible.
La tecnología está ya disponible, a nuestro alcance. Deberíamos aplicar soluciones en las que tanto los humanos como el medio ambiente se vean beneficiados, en las que exista un equilibrio entre personas y naturaleza. Ese es el trabajo de nuestra generación. Y ese cambio de conciencia es necesario realizarlo cuanto antes para evitar el sufrimiento de las generaciones que vienen.
¡Reflexionemos, preguntémonos qué podemos hacer y actuemos!
*Ernesto Cidad, es autor del proyecto de reciente creación Agua Ecosocial.