Las políticas públicas en materia de agua han sido tareas sustantivas para los gobiernos de todo el mundo, y a partir de ello se han generado marcos legales, programas e instituciones; ya sea para administrar el recurso, garantizar el acceso a todo ser humano, preservarlo con fines ambientales, asegurar la seguridad alimentaria, y más.
En el caso de México, la Comisión Nacional del Agua (que este año cumple 25 años) es la dependencia del orden federal competente, cuya misión es la de administrar las aguas nacionales y sus bienes inherentes, para lograr un uso sustentable del recurso, con la corresponsabilidad de los tres niveles de gobierno, y de la sociedad.
Además de los gobiernos, debido a que cada vez los retos en materia de agua son mayores, se han movilizado grupos importantes de la sociedad civil
A su vez, los estados han desarrollado sus propias comisiones estatales de agua; y los municipios, sus organismos operadores, estos últimos responsables de garantizar el abasto en las localidades, y del cobro de las tarifas por esos servicios.
Sin embargo, por los retos que cada vez son mayores en materia de agua, se han movilizado también grupos importantes de la sociedad civil, para trabajar e incidir en torno a ello, aportando distintos enfoques y perspectivas, con el ánimo de enriquecer el quehacer de las autoridades.
Así tenemos por ejemplo el caso del Consejo Consultivo del Agua A.C., que es un organismo ciudadano, plural, independiente, y sin fines de lucro, constituido en marzo del año 2000, cuya actuación está reconocida en la Ley de Aguas Nacionales. En dicho consejo participan empresas que trabajan la responsabilidad social en torno al agua, como Coca Cola, Grupo Modelo, Grupo Bal, Cemex, Grupo Carso, Industrias Peñoles; importantes centros académicos como la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional y el Tecnológico de Monterrey; así como organizaciones ciudadanas y del sector privado, como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C., la Asociación Nacional de Usuarios de Riego (ANUR), la Asociación Nacional de Empresas de Agua y Saneamiento (ANEAS), la Fundación Gonzalo Río Arronte, Fundación Femsa y más.
Esta asociación actúa como un grupo de pensamiento (think tank) para orientar al gobierno federal en materia de política pública. También ha trabajado desde su creación, promoviendo acciones de comunicación y de cultura, para un uso sustentable del agua. Desarrollan campañas, y detonan diálogos entre el gobierno y la ciudadanía; además de impulsar la creación de redes ciudadanas en todo el país, y capacitar a los periodistas para fomentar la cobertura informativa de este importante tema.
Por otra parte, existen diversas organizaciones de la sociedad civil que trabajan en campo, acompañando a las comunidades; desarrollando proyectos de agua y saneamiento, alternativos y de bajo costo, haciendo incidencia especialmente en las zonas vulnerables e indígenas, o en zonas claves de conservación. Ellos aplican esquemas novedosos de participación comunitaria, y de desarrollo de capacidad local, buscando así que los proyectos sean sustentables. Algunas de ellas incluso lo hacen sin recibir subsidios del gobierno. Tal es el caso de la Red de Acción por el Agua (FAN-Mex), el Grupo de Estudios Ambientales A.C., la Fundación Gonzalo Río Arronte, y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
En la esfera internacional, aún y cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no tiene hoy una agencia como tal que trabaje específicamente el tema de agua, sí existe un programa transversal (ONU – Agua), que involucra a todas sus agencias para trabajar en este rubro en los países, a partir de su capacidad instalada con la que cada una de ellas cuenta. Así se aborda el agua desde la perspectiva de la alimentación (FAO), la infancia (UNICEF), el medio ambiente (UNDP), la cultura (UNESCO), la climatología y meteorología (OMM), y más.
Una importante organización también lo es el Consejo Mundial del Agua (sede en Marsella, Francia) que aglutina a más de 300 organizaciones expertas. Creada en 1996, mantiene estatutos y gobierno propios, y promueve la causa del agua al más alto nivel, involucrando a los tomadores de decisiones, y realizando cada tres años los foros mundiales de agua, (México fue sede en el año 2006). Actualmente lo preside el brasileño Prof. Benedito Braga, primer latinoamericano en encabezar esta organización.
La banca de desarrollo internacional también ha jugado un papel importante en México para incrementar la cobertura de los servicios de agua y saneamiento
La banca de desarrollo internacional también ha jugado un papel importante en México para incrementar la cobertura de los servicios de agua y saneamiento, especialmente en las localidades más desfavorecidas. Tal es el caso del Banco interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco Mundial, quienes han destinado cifras millonarias desde hace varios años a favor de esta causa, colaborando estrechamente con las autoridades mexicanas. En esa perspectiva, hay entidades como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que también han tenido un rol estratégico, al proveer de insumos informativos de tipo económico y social, para la mejor toma de decisiones.
En años recientes, el agua se ha convertido en un vehículo cada vez más importante para la cooperación internacional, por lo que ya es frecuente observar a las agencias de cooperación como las de los gobierno de Francia (AFD), España (AECID), Japón (JICA), Alemania (GIZ); o los ministerios competentes de los gobiernos de Suecia, Finlandia, Dinamarca, Países Bajos, Portugal, China, Brasil, Colombia, Costa Rica y más, que están haciendo presencia en México, financiando importantes proyectos de cooperación técnica, todos a favor de esta gran causa del agua.
En esa pléyade de actores e instituciones, cuya oferta en materia de agua y saneamiento se sigue materializando en nuestro país, es digno de reconocer la movilización ciudadana, que ha conquistado importantes espacios para romper los viejos paradigmas del agua, aportando soluciones innovadoras, y nuevos marcos de pensamiento desde lo social (no sólo desde la óptica de los ingenieros), a fin de que cada vez haya más mexicanos con agua en cantidad y calidad suficientes, que cubran sus necesidades básicas, sin comprometer al medio ambiente, pero con la participación de todos.
Como se ha ilustrado aquí, la acción ciudadana en este gran frente, se moviliza y actúa de manera positiva, acompañando la acción federal, o enriqueciendo su visión, y sobre todo trabajando en campo. El agua da una muestra más de ejemplo de cooperación, recreando un nuevo marco al que podemos denominar hidrosolidaridad, o diplomacia del agua.