No se trata de un error delirante o de concepción. En efecto, dentro de la exacta definición que nos da la Directiva Marco del Aguas (DMA), como: “Todas las aguas que se encuentran bajo la superficie del suelo en la zona de saturación y en contacto directo con el suelo o el subsuelo”, habría que preguntarse sobre el régimen específico que experimentan las aguas subterráneas dentro de las simas y espelucas cársticas, que no son pocas y que no representa un volumen escaso de recursos hídricos.
Muchos podemos suponer que en el momento de elaboración y redacción de la DMA, debido a su complejo compendio en su concepción y configuración jurídica, ya por sí resultaba bastante difícil o contraproduciente considerar un régimen específico para estos casos peculiares de flujos “subhidráulicos” en las aguas subterráneas… (porque las aguas cársticas de cavernas son… (estimado excompañero…. ) también aguas subterráneas.
En efecto… entre las grandes fisuras y simas existentes en el medio cárstico se concentran y cohabitan todo un universo de ecosistemas diferentes bajo un mismo factor semejante de presión y temperatura, sin duda en conexión con las aguas de superficie, pero no por ello dejan de ser reservorios y medios de tránsito de aguas subterráneas, en pleno sentido de la palabra.
Aunque sus biocenosis son únicas y específicas a las condiciones extremas de las espelucas, tanto para el reino animal, vegetal y bacteriano. No obstante, es evidente que la caracterización de todos estos hábitats y biocenosis pueden ser fundamentales para el conocimiento del buen estado de las aguas subterráneas desde el punto de vista ecológico, a igual que en las aguas superficiales.
El hecho de no haber sido reconocido este esfuerzo en llevar a cabo dichas caracterizaciones, se debe, seguramente, a un problema de logística y puede incluso que a algún problema jurídico. Pero no se trata de un problema lógico, porque cualquier hijo de su padre puede formularse dicha cuestión tan evidente y razonable desde el primer momento en que se empieza a aplicar la DMA. Algo inexplicable, tal vez, pero que rebosa de una parte de idiotismo.
Para ello siempre ha existido la bioespeleología como rama de la biología que estudia los ecosistemas hipogeos, como lugares con escasez o ausencia total de luz; así como de máxima humedad y escasez de oxígeno, con la co-existencia de concentraciones de dióxido y monóxido de carbono (entre otros gases posibles peligrosos. Pej.- metano).
En referencia a entidades bacteriológicas se puede citar las calciobacterias (en karst), las sulfobacterias y las ferrobacterias (simas volcánicas), entre otras. Aquellas sobre las estalactitas y estalagmitas que creen allí solitas en la oscuridad… consumiendo incluso nutritivos vertidos contaminantes que se infiltran desde la superficie; o estas dos últimas, fumándose un buen porro entre las fumarolas…
Asimismo, también pueden vincularse los hongos, las algas, los musgos, los helechos y otras plantas vasculares superiores, aunque, salvo los hongos, el resto de las que presentan clorofila van más ligadas a los exteriores de las grutas y no tanto a los espacios tranquilos y en tinieblas.... Algunas de estas herbáceas habitan en las zonas exteriores de las cuevas alimentadas por las sustancias orgánicas que se introducen en la cueva, transportadas por las aguas o bien porque forma parte de los excrementos de los animales que las utilizan como cobijo.
Como seres animales, tenemos a algunos peces troglobitas, que viven su vida entera en el interior de las grutas. Es el caso de algunas especies de ictiofauna perfectamente adaptados a la ausencia de luz, por lo que son ciegos, normalmente sin pigmentación o transparentes.
En relación a los insectos, los trogloxenos, son animales que pasan parte de su ciclo vital en las cuevas pero que las abandonan para buscar alimento. (p.ej.- mosquitos y arañas). Para el caso de los insectos cavernícolas sus alas son muy pequeñas o se hallan soldadas al cuerpo tórax. Por otra parte, también algunos arácnidos pueden pasar largas temporadas en el interior de la cueva o pueden pasar un tiempo de letargo en ellas; pudiéndose reproducir dentro de la cueva y se alimentan de animales que proceden del exterior .
También se podría citar a los murciélagos, pero por tratarse de medios acuáticos o húmedos, no estarían vinculados biunívocamente a los ecosistemas de aguas kársticas… aunque mucho más que a los vampiros….
Por último, como principal vertebrado superior, se puede citar al Proteo, (Proteus anguinus), anfibio urodelo de cuerpo muy alargado, de 30 cm de longitud como máximo y que sí que vive específicamente en las grutas como troglobita. Por lo que el hábitat natural exclusivo de este anfibio son las aguas subterráneas; además de precisar aguas muy limpias y oxigenadas, sus exigencias fisiológicas deben ser muy altas ya que no prosperan en todas las grutas; principalmente, predominan en Moulis, en el Pirineo francés y en otros sectores de Centroeuropa. Debido a su vida subterránea, es ciego, está despigmentado y además, es parcialmente neoténico, aunque no en la misma medida que el ajolote (con el que se relaciona). Llega a la madurez sexual y se reproduce sin experimentar una verdadera metamorfosis como otros anfibios, conservando durante toda su vida la respiración por branquias externas.
Por tanto, asistimos a toda una vida subterránea de agua fluyente… (y viceversa) que se debería de proteger y darle una mayor difusión dentro de las bases fundacionales de la mejor Directiva Marco de Aguas europea que existe.