En uno de mis últimos artículos, al hacer comparar la estrecha relación existente entre las distintas diferenciaciones de “cuerpos” de aguas subterráneas con los vínculos de una familia, hacía similitudes entre lo que puede representar una masa de agua subterránea como una gran “madre” que lo cubre todo y que se hace responsable de casi todo..., y entre los que resultaría sus “hijos” como acuíferos, e incluso sus posibles “sobrinos” que, en este caso, sería equivalentes (siguiendo la misma entrañable metáfora) a los antipáticos “acuitardos” por vincularse a otros posibles padres, e incluso a padres desconocidos… ( sin llegar a pensar mal en su connotación peyorativa).
El hecho es que casi siempre se exige una solución y se hace responsable muchas veces del problema de contaminación que presenta las muy “madres” masas de agua subterránea en base a una serie de observaciones parciales y puramente estadísticas centradas sobre los puntos de captación y muestreo que, precisamente, se ubican sobre “acuíferos” o “acuitardos” que serían las verdaderas entidades responsables de la definición del estado general químico de su buena “madre”; y por lo que no deberíamos de generalizar o extrapolar el concepto de “estado químico” a una masa de agua subterránea en lo que puede ser, (y lo es, en la mayoría de los casos) una masa de agua con características hidroquímicas heterogéneas (en horizontal) y/o anisótropas (en vertical).
Y porque en todas las demarcaciones hidrográficas deben cocer las mismas habas en lo que respecta a la mencionada heterogeneidad o anisotropía interna de las formaciones permeables que integran las definibles masas de agua subterránea que nos marca la Directiva Marco del Agua o DMA (por eso es “marco”).
Porque para el caso de la Demarcación hidrográfica del Segura, existen extensas masas de agua subterránea con importantes heterogeneidades y/o anisotropías como para reflexionar sobre la posibilidad de establecer una “segunda derivada” en la definición de nuevas subunidades a diferenciar dentro de una misma unidad de agua subterránea, en general.
Como ejemplo, para la emblemática y significativa masa de agua subterránea 070.052 “Campo de Cartagena”, generadora de grandes ecosistemas húmedos y acuáticos, (aparte de generadora de grandes problemas), supone actualmente una gran diferenciación en la concentración de nitrato entre sus distintas formaciones permeables y semipermeables existentes: niveles acuíferos, acuíferos laterales y acuitardos definibles.
En este caso, los “hermanos” acuíferos Cuaternario y Plioceno, aunque melgos en su nacimiento por su proximidad cronológica y de caracteres de calidad muy semejantes deberían de considerarse como acuíferos “gemelos”, por la casi imposibilidad de diferenciar sus características hidroquímicas como hidrogeológicas.
De una mayor profundidad, se encuentra el “hermano” Andaluciense, más antiguo, y de mejor carisma hidrogeológico e hidroquímico, considerando que sus afecciones por nitratos son (por el momento), mínimas o menores, pero también porque podríamos pensar que corresponden a aquella generación responsable de los “chiripitiflauticos”, más prudentes y cautos con la llegada del Trasvase en 1979; y porque supieron protegerse de las influencias sociopolítiquillas del momento, sobre la base de que poseían una mejor cultura y mejores formaciones de salvaguardia en lo que respecta a la gestión de sus recursos vitales.
El Tortoniense, auque resulta menos joven que el Andaluciense, deberíamos considerarlo como un hermano prófugo; como el "hippy" olvidado, casi separado de la familia que, aunque de buena calidad química, parece como desentenderse del resto de sus parientes, no siempre relacionado con sus “hermanos”; aunque "colgado" muchas veces, siempre protegido por una misma buena “madre” en la masa común del hogar del agua subterránea.
Mucho más en profundidad, se puede citar a otro “hermano” o "hermanastro" identificado con el acuífero Bético; nos representaría a un desconocido familiar, oscuro y excéntrico que, aunque con escasas concentraciones de nitrato, le caracterizaría otro tipo de problemas de contaminación casi peores, por los “malos hábitos” de sus altas concentraciones en metales pesados y demás vicios; si bien, en principio, deberían de considerarse como anomalías naturales o endémicas, pero de muy mala solución; prácticamente incorregibles para los objetivos que marca la DMA.
Por último, sobre todo este mencionado elenco familiar, debemos referirnos a los “acuitardos”, como sobrinos que rodean y se se solapan siempre a todas las buenas madres; en concreto, sobre las ramblas y los ecosistemas húmedos existentes a modo de sistemas de "interflujo"; como formaciones subsuperficiales que poco tienen que ver con sus “hermanos”, salvo que sirven de vínculo entre los sistemas de recarga desde los cauces superficiales (que serían los "padres de las criaturas") y los sistemas subterráneos, representados por la madre y sus respectivos acuíferos hijos.
Loa acuitardos, por tanto, como casi todos los sobrinos que el diablo da a todas las buenas madres, pueden traer, en consecuencia, la principal afección de recarga por nitratos sobre sus primos acuíferos; que ya por si son bastantes desagradecidos con la madre como para empezar a copiar los malos hábitos de sus “superficiales” primos, que son todos unos primos...
Los acuitardos del interflujo de recarga desde superficie representarían los malos hábitos de muchos malos padres que contaminan desde la superficie en la forma de vertidos y lixiviados de aguas superficiales, identicables como: desalobradoras, depuradoras de residuales, deficiencias en granjas porcinas, encharcamientos de lodos y purines, vertederos incontrolados, vertederos “controlados” (así como muchos otros “padres desconocidos” que los engendró); etc., etc. Para este caso en concreto, estos "sobrinos" puñeteros tal vez sean los únicos responsables que puedan explicar la espontánea aparición de inexplicables surgencias subterráneas "salerosas" al Mar Menor. Es decir: de donde digo: "5 hm3/a.", diego: "68 hm3/a." (todo tiene una explicación, menos los Derechos reales y la muerte).
En definitiva, toda una saga familiar en el espacio y en el tiempo que nos complica enormemente la solución para la resignada madre “Campo de Cartagena”, así como para sus posibles amantes de pareja asociados, como el Mar Menor y los muchos otros ecosistemas periféricos. Más que como una saga de problemas se trata de casos de violencia familiar. Pero, al menos, ya conocemos a la familia, por su mala fama...