No sabía cómo hacer una alabanza al reciente blog de un colega, muy activo en esta forma de comunicar, nominado para el premio iAgua en su última edición y que luce algún galardón previo por la calidad y constancia de sus reflexiones. Se me ha ocurrido que sería buena idea plagiar, creativamente, su titular con signos admirativos, por variar algo.
Irreprochable, por su claridad, simpleza y brevedad. Me refiero a la entrada del blog del ingeniero Jorge Chamorro. Alabable por su claridad, simpleza y brevedad. Plena de justificación y sentido común.
A ningún ciudadano, coetáneo nuestro, nos gusta que suba el precio de algo o que nos encarezcan productos de consumo, y más si son cotidianos y básicos para nuestra existencia. Es una obviedad. Vaya por delante.
“El agua no sube de precio”. ¿Es una buena noticia? Titular en forma de pregunta retórica, sin duda.
Desde el sector venimos trasladando a la sociedad, y en especial a sus responsables políticos y autoridades de todo tipo, la necesidad de:
Los países del norte de Europa han optado por transferir a la tarifa que paga el ciudadano ─por los servicios abastecimiento y saneamiento─ la mayor parte de la imprescindible contribución a la cobertura de los costes
- Invertir en infraestructuras que favorezcan la recuperación de la calidad del agua, así como asegurar el máximo y racional aprovechamiento y uso de este recurso natural. ¡Tenemos que cumplir los objetivos de depuración de residuales!
- Invertir en la renovación de las que ya disfrutamos, que tras varios años de olvido empiezan a notar los síntomas del envejecimiento. ¡No podemos dejar a la siguiente generación unas infraestructuras sociales, tan básicas y necesarias, en mal estado!
- Sostener económicamente las actividades relacionadas con el agua, entre ellas asegurar la cobertura de costes de los servicios. Es decir, tener suficiente capacidad económica para garantizar la sostenibilidad de los complejos y tecnificados servicios de gestión (operación y mantenimiento). Todo ello mediante la contribución adecuada. Lo dice la Directiva Marco del Agua ¡Los sistemas deben ser sostenibles inter-generacionalmente!
Vemos, con cierta envidia, que los países del norte de Europa han optado por transferir a la tarifa que paga el ciudadano ─por los servicios abastecimiento y saneamiento─ la mayor parte de la imprescindible contribución a la cobertura de los costes. Porque probablemente es más justo, más social y más eficiente para la ciudadanía. ¡Ah, por eso tienen precios que doblan los nuestros!
¿Será cierto que la sociedad actual, y sus líderes, abrazan la posverdad cual singular símbolo de idolatría a novedosas divinidades irracionales?
Así que, los que nos dedicamos a este sector, y por tanto todos los lectores de iAgua, cuando leemos “el agua no sube de precio”, de forma muy inmediata y simple nos viene a la mente el titular de este blog, o el de J. Chamorro, pues deducimos que NO HABRÁ INVERSIONES, que NO CUBRIREMOS LOS COSTES, que NO TENEMOS EN CUENTA LA SOSTENIBILIDAD, que NO NOS IMPORTA LA CALIDAD DE LAS MASAS DE AGUA y que DESPRECIAMOS LA FUTURA CALIDAD DE LOS SERVICIOS URBANOS.
Quizá, lectores de iAgua, es que tenemos una mente muy científica, muy técnica, muy ingenieril o demasiado cartesiana o racional y por eso deducimos que, al menos, no es la mejor noticia que podemos leer; pues significa ¡menos dinero para resolver los déficit reconocibles!
Luego lo maduramos, reflexionamos con calma y como sabemos de la heterogeneidad de las estructuras tarifarias (¡bienvenido el regulador sectorial!) y somos bien pensados, concluimos que, con suerte, en esa localidad o región en donde no sube el agua, quizá es que no hace falta. Que, sin duda, en esas geografías ─físicas o políticas─ se contradicen las aseveraciones marcadas en mayúsculas anteriormente.
No puede ser de otra manera, toda vez que ningún gobernante, ningún líder de opinión, ningún analista o nadie con interés en la cosa pública, incluyendo los activistas sociales o políticos, puede sustraerse a los argumentos expuestos (defensa del recurso, sostenibilidad, calidad). Pues de otro modo no puede ser que defiendan la eficiencia de congelar, no ya digo reducir, la tarifa del agua cuando esta representa solo el 0,9% de los gastos de una familia media. Es decir, es una medida que no resuelve nada a las economías familiares.
Si no se hace fácil captar la inocente ironía, solo aplicable donde sea aplicable, insistiré utilizando otra pregunta retórica para concluir.
¿Será cierto que la sociedad actual, y sus líderes, abrazan la posverdad (1) cual singular símbolo de idolatría a novedosas divinidades irracionales?
Feliz epifanía 2017, deseando que los magos nos refresquen la esencia de la VERDAD.
(1) Posverdad: Relativo a las circunstancias en las que los hechos objetivos influyen menos a la hora de modelar la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal (Palabra de moda en 2016)