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¿De dónde sale el continuo cauce de agua de los ríos?

  • ¿De dónde sale continuo cauce agua ríos?
    Río Mississippi (Wikipedia/CC).

Los ríos y lagos son los volúmenes de agua superficial más importante de las masas terrestres. Un río una corriente de agua dulce que circula por un cauce y desemboca en otro río, un lago o el mar, u ocasionalmente en un desierto interior.

Un río corto y estrecho recibe el nombre de riacho, riachuelo o arroyo.

Un lago es una masa de agua continental que ocupa una depresión en la superficie terrestre. Por lo general, recibe agua de los ríos, aunque en ocasiones sólo de manantiales. Lo normal es que tenga algún desagüe, o que desemboque en un río, aunque también hay lagos cerrados, que sólo pierden agua por evaporación, como el lago Eyre, en Australia, y el Great Salk Lake, en Utah, Estados Unidos.

Los ríos constituyen una fuerza importante en la formación del paisaje

¿De dónde sale el agua de los ríos?

Los ríos pueden recibir agua de distintas fuentes, aunque éstas siempre están relacionadas, directa o indirectamente, con las precipitaciones, un término colectivo para designar la caída de humedad procedente de la atmósfera sobre la superficie terrestre. A veces, la lluvia que cae sobre la tierra desciende por las pendientes formando una corriente superficial, concentrándose y, quizá, formando un curso de agua. Esto suele ocurrir cuando la superficie es impermeable (es decir, que el agua no la puede atravesar, como ocurre con algunas clases de rocas). se produce a veces una impermeabilidad transitoria cuando el terreno ya está saturado de agua o cuando las lluvias son torrenciales.

Con frecuencia, no obstante, los ríos reciben agua de los manantiales. Esto sucede porque el agua de lluvia en general penetra en el suelo, acumulándose o atravesando rocas permeables o porosas en forma de agua subterránea. En las rocas permeables, el agua atraviesa la propia roca mientras que, en las porosas, circula por orificios y fisuras. Un depósito rocoso que contiene agua subterránea se denomina acuífero. Los manantiales aparecen en la intersección de la parte superior del acuífero con la superficie del suelo. El agua subterránea es una fuente fluvial importante, ya que aporta agua incluso aunque no haya precipitaciones, manteniendo así un caudal constante.

Una tercera parte del agua de los ríos es la fusión de las precipitaciones sólidas (nieve) o de nieve que se ha transformado en hielo para formar un glaciar o un manto de hielo. Esto tiene especial importancia en zonas montañosas y en altas latitudes.

El ciclo del agua

El agua existe en los tres estados: líquido, gaseoso (vapor de agua) y sólido (nieve y hielo). Además, pasa de un estado a otro por medio de la congelación, la fusión, la condensación y la evaporación. El agua no se produce sobre la superficie terrestre ni en la atmósfera, ni tampoco se pierde. En realidad, existe una cantidad finita, que circula en lo que se conoce como ciclo hidrológico o ciclo del agua. El agua se desplaza por este ciclo, tanto físicamente como cambiando de estado. En la actualidad, el 97% del agua del ciclo hidrológico se encuentra en mares, océanos y lagos salinos. El 3% restante es agua dulce. Alrededor del 75% del agua dulce está en los glaciares y el manto de hielo, y apenas poco más del 24% es agua subterránea. Por consiguiente, los ríos, los lagos, el suelo y la atmósfera contienen una cantidad muy reducida (menos del 0´5%) del agua dulce del mundo, en un momento determinado. Durante las glaciaciones, la cantidad de agua que había en el manto de hielo y los glaciares era mayor, y la de los océanos, menor.

Ríos perennes, estacionales y transitorios

En climas desérticos y secos, es posible que los ríos no tengan agua durante años

Hay ríos en los principales ambientes del mundo, incluso en los polos y desiertos. En zonas templadas, como Europa occidental, el noreste de EUA y Nueva Zelanda, y en los trópicos húmedos, las precipitaciones suelen estar bastante repartidas a lo largo del año, a fin de reabastecer constantemente las aguas subterráneas, con la cual los ríos fluyen durante todo el año. Sin embargo, estos ríos perennes experimentan variaciones estacionales y diarias en su caudal (el régimen hidrográfico), debido a las fluctuaciones estacionales de las precipitaciones y al aporte de cada tormenta.

Algunos ríos sólo tienen caudal de forma estacional, sobre todo en ambientes con clima de tipo mediterráneo, donde hay dos estaciones bien diferenciadas: un invierno húmedo y un verano seco. Es posible que los ríos de las regiones glaciales, también tengan un caudal estacional. Las corrientes glaciales, que recibe el agua directamente de los glaciares, por lo general sólo existen durante los escasos meses de verano en que se derrite el hielo.

En climas desérticos y secos, es posible que los ríos no tengan agua durante años, a causa de la escasa frecuencia de las tormentas del desierto, e incluso cuando éstas se producen, que sólo la tengan durante unos días o hasta apenas horas. No obstante, cuando descargan las tormentas, estos ríos transitorios a veces fluyen a gran velocidad, porque las tormentas del desierto suelen ser torrenciales. Esto les otorga un gran poder y la capacidad para erosionar y transformar grandes cantidades de sedimentos.

En algunos desiertos existen ríos perennes. El Nilo, por ejemplo, a pesar de su régimen hidrográfico evidentemente estacional, fluye a través del desierto egipcio durante todo el año; asimismo, el río Colorado atraviesa zonas desérticas del sudoeste de EUA. El motivo que permite la subsistencia de estos y otros ríos en los desiertos es que su cabecera se encuentra en lugares de climas húmedos.

Las cuencas de los ríos

Sólo los ríos más cortos consiguen fluir desde su cabecera hasta el mar sin que se le incorpore ningún otro, ni convertirse en afluentes o tributarios de otro mayor. Por lo tanto, la mayoría de los ríos forman parte de un sistema fluvial, que ocupa una cuenca hidrográfica. En realidad, toda la superficie terrestre se puede dividir en cuencas hidrográficas, separadas por tierras relativamente altas, llamadas divisorias de aguas. Algunas cuencas hidrográficas no abarcan más que unos cuantos kilómetros cuadrados; en cambio hay otras que son enormes; la más extensa, la del Amazonas, se extiende sobre 7 millones de km2.

Ríos y paisajes

Los ríos constituyen una fuerza importante en la formación del paisaje. Erosionan rocas y sedimentos, abriendo cauces incluso valles, y modelando el paisaje de las tierras altas. Estos cauces pueden ser muy superficiales o tan profundos como el Gran Cañón que el río Colorado ha recortado en algunos lugares hasta una profundidad de 1500 m. Por lo general, se considera que los valles fluviales tienen forma de V, aunque de echo esta forma varía según su posición a lo largo del curso del río, el tamaño de éste y los tipos de rocas que conforman el paisaje que atraviesa el río. Los ríos transportan, además, gran cantidad de materiales que han sido erosionados por otros agentes, como los procesos de desgaste de los elementos, los glaciares y el viento. A su vez, estos sedimentos se depositan en los propios ríos, dentro de los cauces fluviales o en forma de aluvionales, o son transportados a lagos o al mar.

Los seres humanos utilizan los ríos y lagos para muy diversos fines

El depósito de sedimentos en un valle, para formar una planicie aluvional, por lo general provoca una disminución del declive del cauce fluvial. Cuanto más suave sea la pendiente, más probabilidades hay de que el río forme meandros (curso sinuoso o divagante) en los depósitos blandos de la planicie aluvional. Con el tiempo, y como consecuencia de la erosión de la orilla del río en la parte cóncava del meandro (donde la corriente es más rápida), a veces el curso elige el camino más recto y el meandro queda “estrangulado” y abandonado, configurando una laguna muerta, semicircular (oxbow).

En ocasiones se forman islas sedimentarias dentro del curso de un río que transporta demasiados sedimentos, creándose así un sistema de canales.

Cuando un río llega hasta el mar cargado con demasiados sedimentos, la perdida de energía fluvial a veces hacen que estos se depositen en la costa, formando un delta, como en los casos del Mississippi y el Nilo. A lo largo de los siglos, los deltas (llamados así porque su forma recuerda a la de la letra griega homónima ) provocan en ocasiones una gran acumulación de tierra, allí donde antes estaba el mar.

Lagos

Los lagos se encuentran a veces en el curso de los ríos, cuando éstos caen en alguna depresión. En ciertas circunstancias, tal vez marquen el final del curso fluvial. Estas depresiones pueden ser de erosión, formadas por la acción de los glaciares o del viento; también pueden ser sedimentarias, formadas, por ejemplo, al producirse un deslizamiento de tierras que bloquea el curso fluvial; y, por último, puede ser estructurales, formadas por movimientos terrestres, por ejemplo en los rift valleys. También se forman lagos detrás de la morrenas terminales de los glaciares en retirada. Un lago volcánico, formado por la acumulación de agua de lluvia en el cráter de un volcán, suele no tener afluentes ni desagües.

En climas calurosos y bastante secos, los lagos pierden mucha agua mediante la evaporación. Esto provoca una concentración de sales a partir de la cual el agua del lago se vuelve salina. El mar Caspio, el mar de Aral y el mar Muerto son lagos salinos. En realidad, los tres tienen desagüe, pero todos los lagos que pierden por la evaporación lo mismo que ganan por sus afluentes están de echo cerrados, es decir que no tienen desagüe.

Ríos, lagos y personas

Los seres humanos utilizan los ríos y lagos para muy diversos fines. Desde que existe la humanidad, han proporcionado agua y alimentos. Con el tiempo, su importancia y diversidad de usos ha ido en aumento. Han proporcionado agua para riego y también vías naturales de navegación. En América del Norte, el río Mississippi y los grandes lagos son rutas importantes para el transporte de productos agrícolas e industriales; además, gracias a la construcción de canales, han mejorado las “conexiones” en el sistema de transporte por agua.

Los cursos del río se han rectificado, ensanchando y profundizado, también se han construido presas para obtener embalses y fuentes de energía hidroeléctrica. Sin embargo, el hombre también ha hecho un mal uso de los ríos y lagos, arrojando a ellos aguas residuales y residuos industriales, poniendo así en peligro las plantas naturales y las comunidades animales.