Necesitamos incorporar la economía y el desarrollo en un medio ambiente sano y no al revés, para esto debemos derribar las barreras que existe entre el ambientalismo ortodoxo y vociferante y el productivismo economicista y acérrimo. Ambas miradas ególatras, se han convertido mutuamente en una amenaza paralizante para todos. La sostenibilidad solo se logrará cuando la mirada ambientalista y productivista conversen, antes no es posible.
El Panel Intergubernamental sobre el cambio climático (IPCC) finalizó en abril del 2022, la tercera parte del Sexto Informe de Evaluación del Cambio Climático 2022.[1] Al igual que los informes anteriores se realizan una serie de advertencias que su tono va en aumento, en esta ocasión describen una situación cada vez más adversa, que se podría resumir en “si las emisiones globales no empiezan a disminuir como mucho en tres años (para el 2025), será muy difícil evitar una catástrofe climática”.
El documento indica que el aumento de la temperatura se estabilizará solo cuando las emisiones de GEI alcancen el "cero neto" o se obtenga la “neutralidad climática”, es decir, que la suma de los gases que se emitan y los que el planeta pueda absorber sea a lo menos cero. Es cierto que existen esfuerzos y logros realizados en ese sentido, el año 2019 la demanda electricidad mundial provenía en un 37% de energías limpias (eólica y fotovoltaica), sin embargo el 63% restante aun proviene de combustibles fósiles, especialmente del carbón.
Los efectos de este fenómeno ya los estamos viviendo. Sin embargo, cada año seguimos batiendo el récord de producción de CO2 a nivel mundial
Todo indica que no llegaremos a tiempo, los efectos climáticos se están desarrollando y aumentando en su intensidad y frecuencia con mayor celeridad que nuestra capacidad de mitigación y adaptación, estos eventos se están incorporando a nuestra cotidianeidad, como el aumento de las temperaturas y los mega incendios, las lluvias torrenciales, fuertes huracanes, escasez hídrica, aumento del nivel del mar y marejadas, donde cada uno de ellos, por “efecto dominó” genera otros impactos como el incrementos de precio de algunos alimentos, migraciones de personas y espacies animales, aluviones, etc.
Una de las razones principales que impide acelerar el paso para concretar acciones es la falta de voluntad del poder político y económico de los gobiernos, entre otras, porque los principales resultados de estas acciones no son visibles en 4 o 6 años, lo que las hace no rentable políticamente. El actual modelo de producción de bienes y servicios aun son intensos en el uso de combustibles fósiles a nivel mundial que son el mayor potenciador del calentamiento global y sus efectos adversos, convirtiéndose en el principal nudo gordiano para construir un proceso de transformación que sea sustentable y permita mitigar estos impactos en la calidad de vida de la población, en especial de los más vulnerables.
Sin la participación de la comunidad, la ciencia, la empresa y el estado, es difícil avanzar y lograr las metas del 1,5° C al 2050
El lograr o no la neutralidad climática en los tiempos predeterminados por los científicos requiere financiamiento y de cambios profundos que solo los gobiernos pueden tomar ese tipo de decisiones, que sin participación de la comunidad y sin una planificación socialmente consensuada, nos puede acercar a graves conflictos sociales, políticos y económicos de aquellos sectores más afectados. Políticamente, modificar el modelo productivo es complejo, no solo por los actores involucrados como los grandes consorcios nacionales y transnacionales, sino que puede producir desequilibrios globales significativos, de la misma manera que si no hiciéramos nada. En este sentido, la pandemia nos dio un indicio de lo que podría suceder si fallan las cadenas logísticas de productos como alimentos, energía, productividad, movilidad, conectividad, etc.
Un cambio como el que necesitamos requiere mucho más que un activismo político-ambiental que, en general, tiene un relato muy bio-céntrico que no ha logrado conectar adecuadamente la temática ambiental con la cotidianeidad de la comunidad. Esto es producto que el foco principal se pone solo en la protección del planeta y su naturaleza y no en las personas y su desarrollo. Por su parte, la comunidad pareciera que su preocupación está más centrada en el cómo les puede impactar los efectos del cambio climático, que en las causas que lo ocasiona. Estas dos miradas tienen tratamientos distintos, las primeras su foco está la resiliencia y las segundas en la emisión de los GEI.
Los cambios deberían adquirir mayor prioridad o celeridad si contamos con una sociedad empoderada con el compromiso medioambiental, la pobreza y el desarrollo, que logre presionar y movilizar a los gobiernos y su población para concretar medidas, acciones o soluciones que sean capaces de mitigar las causas y el impacto climático, pero también que se capaz de ofrecer un desarrollo integral, sustentable y equitativo.
Una de las principales preocupaciones del IPCC, es que los estados no han tomado las medidas suficientes para mitigar los GEI y los fenómenos extremos relacionados con el calentamiento global, esto sin duda generará consecuencias catastróficas y serán irreversibles
Por otra parte, la encuesta internacional de IPSO del “Día de la Tierra 2022”[2] realizada en marzo de este año, destaca que solo un 48% de las personas del planeta “se ha preocupado” por el tema del Cambio Climático en las últimas 2 o 3 semanas, sin embargo, un 68% se manifiesta preocupado por los impactos del cambio climático y un 39% está de acuerdo en “que su gobierno tiene un plan claro de cómo enfrentar” este cambio. Finalmente un 70% está de acuerdo en que si los individuos no actúan ahora para combatir el cambio climático, “estarán fallando a las generaciones futuras”.
Otro tema que se convierte en un factor determinante es la disponibilidad de recursos en los países en desarrollo. Según el informe del IPCC, el déficit para enfrentar el cambio climático es entre 1,6 billones y 3,2 billones de dólares anuales solo para américa latina, cifras imposibles de obtener si los países desarrollados no asumen parte de este gasto.
El título del informe del IPCC es "Ahora o nunca". Uno podría proyectar el título del próximo informe como "Parece que no estamos llegando" si seguimos así.
[1] Chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://report.ipcc.ch/ar6wg3/pdf/IPCC_AR6_WGIII_SummaryForPolicymakers.pdf