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La utilización de las aguas tratadas en Chile

Sobre el blog

Gabriel Caldés
Consultor Senior (MBA) Gestión Hídrica, Dirigió creación ECONSSAChile S.A, Consejero del CPI Chile. Autor del libro La Industria Sanitaria en Chile. Asesor de FCh, EH2030. Consultorías en Latinoamérica y BID.
  • utilización aguas tratadas Chile

Hoy en Chile, la utilización de las aguas residuales tratadas es una necesidad, con mayor razón cuando la cobertura de tratamientos de estas aguas es del 100%. Esto significa aumentar la oferta en 1.200 millones de m3 al año, no es una gran cantidad, corresponde al aproximadamente al 6% del total de la demanda hídrica del país, pero ayuda a mitigar la escasez hídrica.

En el país no existe una política hídrica que regule estas aguas. Una de las razones es debido a que en el año 2002, Chile tenía un 42% de tratamiento y solo en el año 2012 se cumplió con la meta de tratar la totalidad de las aguas servidas, por lo tanto esta oferta hídrica es reciente. Antes de este período (década de los 80) no era posible pensar en usar estas aguas. En algunos sectores de la agricultura cercana a las grandes ciudades se utilizaban ilegalmente las aguas servidas crudas  en el regadío directa o indirectamente, situación que tenía un fuerte impacto en la salud de la población que se traducía en enfermedades entéricas como la hepatitis, tifus y a finales de los años ochenta el cólera. Una vez tratadas las aguas servidas, en la actualidad, solo se utilizan en actividades productivas un 2% , fundamentalmente en actividades de riego y en minería.

Para la utilización de éstas aguas deben existir ciertas condiciones.

En Chile, casi la mitad del territorio tiene zonas desérticas, áridas o de secano y éstas en los últimos 10 años producto del cambio climático, se ha visto afectada por una fuerte sequía. Sin duda, esta situación anticipó la necesidad de recurrir a toda opción de uso del recurso hídrico y en este contexto se incorporó el debate por usar las aguas tratadas. Una de las principales discusiones se ha dado entre las empresas sanitarias y los agricultores, pues ambos disputan la propiedad o prioridad en el uso de estas aguas.

La viabilidad de usar las aguas tratadas, no solo está condicionada a la sustentabilidad económica y operacional de sus usos, sino que también es de tiempo limitado, no solo por que las condiciones climáticas pueden mejorar y estas aguas pierden su valor de uso, si no que también están condicionadas a los ciclos que tengan el tipo de negocios que demanda las aguas servidas. En caso que los precios de minería bajen, disminuirá la demanda de estas aguas, en consecuencia su uso no es a todo evento.

Algunos de los requisitos que se deben cumplir para que exista el incentivo a su uso:

  • Razones Climáticas: Debe existir escasez hídrica o sequía. Cuando existen estos períodos climáticos, el agua del consumo humano tiene la prioridad sobre cualquier otra actividad productiva, de modo que, las aguas servidas tratadas seguirán produciéndose. En estos casos, son una fuente segura de abastecimiento de agua no potable y gestionable porque se puede prever el comportamiento de la fuente.
  • Desbalance Hídrico: Cuando en una zona, el comportamiento de la pluviometrÍa o de las condiciones climáticas no registra ningún cambio, pero la demanda por agua tiene un incremento mayor al de la oferta, presionando a la sobre explotación de las fuentes, produciendo un stress hídrico.
  • Falta de Accesibilidad Física o Económica al agua: Este caso se refiere a la inexistencia de un acceso físico (geográfica) adecuado al agua para las actividades productivas, o que el costo de accesibilidad sea mayor que el usar las aguas tratadas para el proceso productivo, (ornato, agricultura, minería, entretención, etc.).

Debilidades y fortalezas del uso de las aguas tratadas.

  • Debilidades:
    • Rechazo cultural: Como la oferta de estas aguas es muy reciente, aun existe en la memoria colectiva la desconfianza sanitaria respecto a su uso en actividades productivas de las aguas servidas crudas en la agricultura.
    • Financiamiento: El 70% de la demanda total de agua en el país es de la agricultura y este sector que es subsidiado por el Estado, no tiene disposición al pago por el uso de estas aguas. La minería ha empezado lentamente a incorporarlas a sus procesos productivos.
    • No existe un marco normativo: A la fecha no existe un marco normativo que de seguridad jurídica de la explotación de estas aguas. Esta situación desincentiva la inversión en emprendimientos de este tipo.
    • Falta un liderazgo institucional: Se carece de una institución del Estado o privada que lidere el desarrollo de este mercado para incorporarlo a la oferta hídrica y que promueva propuestas para regular e institucionalizar el uso de estas aguas .
  • Fortalezas:
    • Fuente segura y gestionable: En aquellos sectores de escasez hídrica, estas aguas por tener su origen en el consumo humano son una fuente segura y sus volúmenes y comportamientos son conocidos y previsible. El consumo humano de agua siempre tendrá prioridad sobre cualquier actividad económica, dando una seguridad a la oferta.
    • Está disponible: Como en la actualidad las aguas son tratadas en un 100% y se disponen en los efluentes, significa que están disponibles para su uso, no se requiere de una inversión significativa, salvo el caso de los emisarios submarinos que representan solo un 12% del total de las aguas tratadas.
    • Eficiencia económica: En algunos casos y dependiendo de la ubicación y otros factores geográficos es más eficiente económicamente que la desalación de agua de mar.
    • Ambientalmente es una solución óptima, sobre todo, en zonas desérticas o de secano que puede crear polos de desarrollo, en la medida que pueda sustentar actividades productivas.
    • Existen casos exitosos como Singapur, Australia, Israel, que permiten disponer de la tecnología e ingeniería para desarrollar estos proyectos.

La variable política

Tan importante como lo técnico y cultural del uso de las aguas tratadas, es el factor político. La falta de regulación, exigencias normativas, condiciones de calidad, tarifas y subsidios, son temas necesarios de desarrollar para que estas aguas puedan ser utilizadas.

La ingeniería y lo técnico ya hicieron su trabajo,. Las soluciones técnicas, en la actualidad no son una barrera para desarrollar esta fuente complementaria de agua. Existen distintas tecnologías para tratar las aguas a costos razonables o accesibles para una parte importante de la sociedad, pero el aspecto político se ha ido quedando atrás. Se requiere de un marco jurídico sólido y moderno para que el estado, los privados y la comunidad tengan el incentivo y la seguridad de una fuente de este tipo. Es cierto que los intereses que se juegan en un debate de estas características no son menores, pero esto, no debe impedir que se enfrente el tema. En esto, las empresas sanitarias y el organismo regulador (Superintendencia de Servicios Sanitarios) deben tomar un rol más activo. 

Las aguas tratadas no se "re"utilizan, se utilizan

Una de las barreras para incentivar el uso de las aguas tratadas, es la cultural. Y para superar este prejuicio es necesario buscar un nombre que las identifique claramente y el prefijo de la palabra “Reutilizar” no ayuda a mitigar este problema. Entendiendo que cuando hablamos de reutilizar se refiriere al agua servida o residual con un tratamiento previo, que entregue seguridad en calidad a lo menos para el regadío y que no está destinada (aún) al consumo humano. La reutilización no es correcta, por lo menos, por dos razones a) El reutilizar significa usar la misma agua (residual) en otra actividad. Sería lo que hacían algunos usuarios que regaban con aguas residuales crudas (sin tratamiento) directamente o que son diluidas en un río o canal de regadío y son captadas aguas abajo para ser reutilizada y b) Las aguas residuales o servidas, una vez tratadas mediante un riguroso proceso técnico, son un “agua nueva” con otra composición física y química, por lo tanto, están en condiciones y disponible para ser utilizada o usada en una nueva actividad.