El Plan Hidrológico Nacional, aprobado y posteriormente modificado por los diferentes Gobiernos que se han sucedido, podría llegar a contener como parte fundamental del mismo la realización de grandes trasvases entre cuencas. Esto ha ocasionado una fuerte oposición política y social, sobre todo en las cuencas donantes, originándose polémicas entre estas regiones y las receptoras, haciendo que este proyecto de gestión hídrica no continúe adelante.
La realización de grandes trasvases entre cuencas lleva necesariamente aparejado la construcción de grandes embalses en las cuencas donantes
Es importante conocer, con carácter general, las consecuencias ambientales y sociales de la realización de los grandes trasvases. En estos casos, hay que considerar el impacto en la cuenca donante, el impacto de la interconexión y el impacto en las zonas receptoras del agua.
La realización de grandes trasvases entre cuencas lleva necesariamente aparejado la construcción de grandes embalses en las cuencas donantes, para obtener una máxima regulación, así como en las cuencas receptoras. Por tanto, podemos distinguir diferentes infraestructuras del trasvase potenciales de impacto: los grandes embalses y las conducciones.
La ubicación de un gran embalse influirá decisivamente en la incidencia medioambiental de éste, pero como carácter general se puede considerar una de las infraestructuras más impactantes. Los dos impactos más relevantes se basan en la desaparición de todo lo que queda dentro del vaso del embalse y el impacto generado sobre el ecosistema fluvial, debido a la alteración importante en el régimen de caudales del río aguas abajo. La reducción del caudal y las modificaciones bruscas del mismo que tienen lugar, como consecuencia del régimen de explotación del embalse, afectan de manera negativa a la fauna piscícola y a la vegetación de ribera. Además, la biodiversidad de la zona se verá reducida, tanto en la vegetación de ribera, debido a las continuas oscilaciones de nivel, como en la fauna, ya que en un embalse pueden habitar pocas especies de peces.
La ubicación de un gran embalse influirá decisivamente en la incidencia medioambiental de éste
La otra gran infraestructura que los trasvases suelen llevar aparejados son las conducciones por donde va a discurrir el agua. El impacto de estas infraestructuras viene condicionado, no sólo por el valor ambiental de las áreas afectadas, sino también por el trazado de esta. Debido a que las pendientes deben ser muy reducidas y prácticamente constantes, siendo los movimientos de tierras necesarios, lo cual aumenta la incidencia sobre el medio ambiente. Por otro lado, la división del territorio por parte de la infraestructura produce un efecto barrera notable para la fauna terrestre, impidiendo el tránsito natural de las especies de un lugar a otro.
El paso de la fauna piscícola de la cuenca donante a la receptora es una consecuencia directa de los trasvases debido a la mezcla de aguas de una cuenca con otra. Si los trasvases previstos por el Gobierno, que prácticamente interconectarían todas las cuencas, se llevaran a cabo, producirían introducciones de especies alóctonas en las cuencas receptoras, produciendo desequilibrios ecológicos importantes, pudiendo conducir a la extinción a algunas de las especies de peces autóctonas, e incluso endémicas, que habitan en esas cuencas.
En este sentido, ¿compensaría la realización de trasvases como solución al suministro de agua en zonas con déficit? ¿Podríamos asumir el coste ambiental que acarrean tanto en la cuenca donante como en la receptora? Desde el punto de vista medioambiental, quizás, sea necesario buscar soluciones a la demanda de agua en otra dirección, como podría ser una correcta gestión racional por cuencas hidrográficas junto con un control continuado de los recursos hídricos naturales disponibles actualmente.