Con el agua en España hay dos normas que se suelen cumplirse casi siempre. La primera es que solo nos preocupamos por las sequías cuando deja de llover. La segunda es que aparte de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, lo que hay mucho con esta molécula es política. A menudo, demasiada. Todo esto nos crea problemas una y otra vez, pero seguimos pisando siempre en los mismos charcos. Una de las soluciones es conocida: planificación. “Hay que creerse la planificación”. La frase no es mía, fue pronunciada en una reunión reciente por uno de los cerca de 60 expertos que participan en la preparación del Eje del Agua del duodécimo Congreso Nacional del Medio Ambiente, el Conama 2014, que tendrá lugar en Madrid del 24 al 27 de noviembre. De todas las ideas y cuestiones a debatir sobre la mesa para el congreso posiblemente la planificación hidrológica esta no sea de las que atraiga más la atención. Y, sin embargo, sí es de las más transcendentales.
Pasados 14 años de la aprobación de la Directiva Marco del Agua (DMA), España está cerrando el primer ciclo de la planificación establecido por esta importante normativa. Y lo hace con un gran retraso, justo cuando ya ha empezado el segundo ciclo. Este incumplimiento resulta ya de por sí toda una paradoja, pues se suponía que España iba muy por delante del resto de países en la planificación hidrológica por cuencas. Pero, sin entrar en detalle a analizar la cuestión, parece que el retraso tiene de nuevo más que ver con las trabas políticas que con el trabajo técnico. No en vano, es conocida la reputación de los técnicos españoles en el mundo del agua. Habría mucho que decir de lo ocurrido en este primer ciclo de planificación, aunque sin duda será ya más útil aprovechar este sentido crítico para aprender de los errores y centrarnos en mejorar en el segundo ciclo que comienza ya.
La nueva fase de planificación incorpora cuestiones de gran relevancia para los recursos hídricos y el medio ambiente
En el esquema trazado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el departamento de la ministra Isabel García Tejerina espera presentar ya en diciembre de 2014 los proyectos de planes hidrológicos (uno por cuenca). A partir de ahí comienza, una fase de consulta pública de seis meses dentro de un proceso que se alargará durante todo 2015. Así pues, no cabe duda del interés que tiene esta nueva fase de planificación en el marco de un Congreso Nacional del Medio Ambiente que se celebra en noviembre, justo cuando debe arrancar todo el proceso.
Si los fuegos se apagan en invierno, las sequías se remedian cuando los embalses están llenos, cuando los técnicos puedan trabajar con la cabeza fría y sin caer en tensiones políticas o presiones de urgencia. Sin olvidar, por supuesto, la participación pública, con la que conseguir que el agua no llegue a desembocar en los mismos conflictos del pasado. Esta nueva fase de planificación incorpora cuestiones de gran relevancia para los recursos hídricos y el medio ambiente. Los planes hidrológicos deben ir acompañados de programas de medidas, con financiación e infraestructuras. Y, muy importante, de una Evaluación Ambiental Estratégica.
La ‘Planificación Hidrológica post 2015’ es una de las actividades del Eje del Agua de Conama 2014, que también incluye dos sesiones de trabajo sobre ‘Agua y Energía: Huella hídrica y de carbono’, ‘Caudales ecológicos’ y dos grupos de trabajo sobre ‘Gestión del agua en tiempos de crisis’ y ‘Hacia el cumplimiento de los objetivos en materia de aguas residuales’. Este es la parte hídrica de un congreso que abarca nueve líneas estratégicas muy distintas y con un especial interés en la economía baja en carbono. Además, se volverá a celebrar a la vez que el Encuentro Iberoamericano sobre Desarrollo Sostenible. Así pues, se espera la participación en Madrid de una nutrida delegación iberoamericana, que seguro volverá a interesarse especialmente por el saber hacer de los técnicos y empresas españolas en todo lo relacionado con el agua. Conama se diferencia por la amplitud de cuestiones tratadas, pero, obviamente, el líquido elemento ha sido una cuestión crucial para nosotros desde el primer Congreso Nacional del Medio Ambiente de 1992.