Hubo un tiempo en el que conseguir los límites de vertido resultaba difícil. Los medios y los conocimientos eran limitados, los sistemas de tratamiento se estaban desarrollando y no alcanzábamos a comprenderlos del todo. Pero llegó el gran desarrollo de la depuración de aguas residuales, aquí y en todo el primer mundo.
Hoy en día han surgido nuevos procesos, y los tratamientos convencionales han mejorado muy sustancialmente. Ya sabemos de la importancia de una buena decantación y hasta dónde podemos llegar con la eliminación biológica de nutrientes. Nos preocupa el aumento del nitrógeno en nuestras aguas residuales, pero sabemos cómo reducirla. El problema hoy no es saber cómo reducir contaminantes, sino hacerlo al menor coste y menor consumo energético posible. Ya no solo buscamos la eficacia, sino también la eficiencia.
Hemos aprendido que la optimización de los procesos no es solo un problema de los operadores. Cuando proyectamos, tenemos que pensar que nuestra instalación debe ser capaz de dar el mejor resultado, al menor coste posible, durante todos los años de su vida útil. Necesitamos una instalación versátil y flexible, capaz de adaptarse de la forma más eficiente a su crecimiento (o decrecimiento si alguna crisis nos volviera a visitar), y eso solo se logra con una adecuada concepción de la instalación. Para llegar a este convencimiento, tuvimos que pasar por el racanismo de los primeros diseños y por el burro grande de la época de la opulencia, y darnos cuenta que ninguno era adecuado, pero parece que ya estamos convencidos.
"Nuestras instalaciones también deberían ser seguras, y la gestión del riesgo como filosofía de control es ya una necesidad"
El CEDEX lleva tres años apoyando a la Dirección General del Agua del MITECO en el debate europeo sobre el Reglamento relativo a los requisitos mínimos para la reutilización del agua, cuya publicación oficial se espera en junio. Esta norma introduce como uno de sus pilares la gestión del riesgo, por lo que desde hace tiempo estamos trabajando para conocer en profundidad las metodologías existentes y sus implicaciones. La iniciativa más destacada, que nos ha permitido profundizar en la realidad y virtudes de este enfoque, es el proyecto demostrativo que coordinamos en el sistema de reutilización de Pinedo-Acequia del Oro (Valencia), con la participación de todas las entidades implicadas y varios expertos.
Cuando realizas el análisis de riesgos de una instalación y de todo un sistema de reutilización, enseguida comprendes la utilidad de este planteamiento. Es cierto que la preparación del plan inicial puede ser laboriosa, sobre todo hasta que tengamos rodada la metodología, pero nos permite identificar todas las posibles situaciones de riesgo y protocolizar una respuesta adecuada, ganando en una seguridad de cuya fragilidad no eres consciente hasta que la estudias.
El nuevo Reglamento europeo solo se ocupa de la reutilización agrícola, pero carece de sentido que, si hemos de adaptar nuestra normativa, no extendamos esa seguridad a otros usos igualmente sensibles como son los urbanos o residenciales.
Pero, además, no solo se aborda el riesgo desde una perspectiva sanitaria sino también medioambiental, y aquí podríamos llegar a una contradicción mayor: nuestros sistemas de reutilización contarán con una supervisión permanente, con todo tipo de medidas preventivas y con una rápida y eficaz capacidad de respuesta ante cualquier suceso peligroso, y así el medio estará protegido y seguro, pero ese nivel de protección no se lo estamos dando con nuestras grandes depuradoras.
En una época en la que, como en Madrid, tenemos que empezar a renovar nuestras mayores estaciones de depuración, aquellas que fueron las primeras por sus grandes impactos, deberíamos ya asumir este nuevo enfoque. Nuestras instalaciones no solo deberían ser eficaces, incluso para tratar los nuevos contaminantes que aparecen cada día, no solo deberían ser eficientes económica y medioambientalmente, en una situación de emergencia climática, sino que también deberían ser seguras, y la gestión del riesgo como filosofía de control es ya una necesidad.