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Cumbre Vieja: El efecto de la erupción volcánica en el agua y ecosistema marino

Sobre el blog

Inés Martín Suárez-Inclán
Ingeniera Química actualmente alumna de 2º curso del Máster en Ingeniería Química de la Universidad Politécnica de Madrid
  • Cumbre Vieja: efecto erupción volcánica agua y ecosistema marino

Este último mes la atención de la mayor parte de la población española se encuentra focalizada en la situación de emergencia volcánica desarrollada en la isla de La Palma. Desde el comienzo de la erupción del volcán de Cumbre Vieja el pasado 19 de septiembre, los daños tanto en el territorio que rodea la zona como a las poblaciones circundantes están siendo devastadores.

No obstante, más allá de estos daños materiales y personales, con la inevitable evolución de la riada de lava hacia el mar apareció la cuestión de qué efectos puede llegar a producir la entrada en contacto de estos 17-20 millones de metros cúbicos de material que se encuentra a miles de grados de temperatura con las aguas del mar.

De acuerdo a las leyes de la termoquímica, al entrar en contacto ambas masas con semejante diferencia de temperatura cabe esperar que se produzca un enfriamiento progresivo del material volcánico caliente, así como un calentamiento de las aguas que se encuentran a aproximadamente 20°C, generándose como consecuencia una gran nube de vapor. La composición rica en iones del agua marina hace que estos, al incorporarse al vapor generado por el choque térmico y en reacción con el agua, generen diversos ácidos como clorhídrico, sulfúrico y fluorhídrico. Así mismo, la nube de vapor cuenta con minúsculas partículas de vidrio volcánico generadas de la interacción entre el material volcánico y el agua del mar. Afortunadamente los expertos han informado del bajo riesgo de este fenómeno para la salud siempre y cuando se cumplan las indicaciones de evacuación de la zona y no se tenga una exposición prolongada a los gases liberados.

Adicionalmente a la huella atmosférica generada por la nube de vapor y gases, el contacto de la lava con las aguas de la zona supone un gran impacto para la vida marina así como para la zona costera de la isla de La Palma. En el momento en el que los flujos que provienen de los volcanes alcanzan grandes masas de agua, tanto subterráneas como superficiales, el contenido de dichos flujos, entre los que se encuentra gases disueltos o partículas sólidas afectan notablemente la calidad del agua. Este deterioro del agua supone un impacto tanto para los animales de la zona afectada como para los seres humanos que se abastecen de dicho agua.

Inevitablemente las condiciones del agua de la zona se van a ver alteradas, principalmente en cuestiones de acidificación, turbidez e inevitable aumento de la temperatura. Las emisiones de ácidos carbónico y sulfúrico así como de dióxido de carbono derivados, entre otras cosas, de la caída de materiales volcánicos al mar se traducen en un aumento de la acidez de las aguas unido a una disminución de la transparencia del agua, o lo que es lo mismo, un aumento de la turbidez. Así mismo, con el intercambio de energía calorífica entre ambas masas se produce un aumento temporal pero drástico de la temperatura del agua del mar, que afecta considerablemente a gran cantidad de las especies marinas de la zona. La variación general que supone este fenómeno en las condiciones del las aguas marinas puede suponer no sólo la huida de alguna de las especies de la zona sino la muerte de muchas otras.

Luis Somoza, vicedirector científico del IGME-CSIC y geólogo marino explica al diario digital Público: “Este cambio de temperatura afecta inevitablemente a un ecosistema normal como en La Palma. Los ecosistemas más afectados serán los que se vean a simple luz, los fotosintéticos, es decir los que van hasta los 60 o 70 metros de profundidad. Los ecosistemas someros que viven de la luz son los que van a quedar más dañados, como los colares. Pero los ecosistemas que existen por debajo se verán mucho menos afectados”. (1)

Pese a estos hechos, hay un rayo de esperanza. Estudios previos realizados tras un caso de erupción volcánica submarina en El Hierro en 2011, permite afirmar la casi total recuperación de la zona y de su ecosistema en aproximadamente un año o año y medio. Se espera que se produzca en primer lugar la proliferación de ciertos organismos como es el caso del fitoplancton, como sucedió en el caso de El Hierro. De esta forma, en el momento en el que se empiece a obtener una ligera recuperación del sistema y de estos organismos, los peces indudablemente volverán a la zona, recuperándose el ecosistema en lo que geológicamente se considera un tiempo corto.

Este hecho nos demuestra una vez más la gran capacidad de regeneración y adaptación que tiene la naturaleza, siendo capaz de, no solo recuperar el ecosistema afectado sino de beneficiarse del inevitable impacto de un evento que nosotros consideramos catastrófico y medrar gracias al mismo. Ante esto solo nos queda tomar notas, aprender de la naturaleza y seguir investigando para estar más preparados ante posibles situaciones futuras similares.

Referencias:

(1) Erupción del volcán: Así serán los efectos de la caída de la lava al agua para la vida marina de La Palma | Público https://www.publico.es/sociedad/erupcion-volcan-seran-efectos-caida-lava... (acceso 2021 -10 -06).

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