El clima, los cambios en la demanda y otros efectos del ser humano sobre el agua provocan la alteración de los recursos hídricos presentes en el planeta. Los problemas de abastecimiento de aguas no radican en una escasez de esta sino en una gestión poco eficiente.
Hoy en día, la evolución de herramientas emergentes como la Inteligencia Artificial (AI) y el Big Data que tanto éxito están teniendo en una amplia variedad de áreas, también están revolucionando este sector para hacer del agua un uso más eficiente y mejorar su gestión.
El término Big Data hace referencia a la enorme cantidad de información que se acumula en forma de datos. El análisis de estos datos permite observar patrones y tendencias que se repiten en los diferentes sectores y que son relevantes desde el punto de vista estratégico para la toma de decisiones.
Las técnicas de Big Data hasta ahora han supuesto un 20% del ahorro de agua en la sección agrícola. En este caso, esta técnica ha permitido adaptar en mayor medida el consumo de agua a las necesidades. Un análisis de los datos meteorológicos permite poder predecir con mayor exactitud las precipitaciones futuras, a corto plazo. A su vez, se analizan datos históricos de la demanda del agua en cada momento del día y la zona concreta. Esta información permite saber con exactitud la cantidad de agua que se necesita aportar.
En definitiva, supone un ahorro en la cantidad de agua utilizada y en última estancia un ahorro económico para los agricultores. Esta optimización de los recursos hídricos se podría llevar a un escenario superior, hasta un ahorro del 40%, si se recopilasen datos específicos de cada plantación en vez de una zona, que hace referencia a un área más extensa y por tanto da lugar a una mayor imprecisión.
Esta técnica no solo se aplica en el sector de la agricultura. También tiene mucho peso en el sector urbano e industrial. Es por ejemplo el caso de las Islas Baleares, que ha decidido hacer frente a la escasez mediante el uso de estas herramientas. En un lugar como este donde se tiene que hacer frente a episodios de aumento de la demanda de agua por motivos turísticos, y que además se ve fuertemente afectada por periodos de sequía, es de gran relevancia optimizar al máximo la gestión de los recursos hídricos. Esta técnica permite tanto detectar la evolución de la demanda a lo largo del año como las pérdidas existentes en las redes de suministro.
No solo es una herramienta útil para predecir pronósticos futuros sino también para anticiparse a los problemas. Las nuevas técnicas de inteligencia artificial y simulación han permitido desarrollar Softwares que simulan escenarios concretos y permiten detectar anomalías de forma temprana y anticiparse a situaciones indeseables.
Nos encontramos en la era de la digitalización donde técnicas como la IA y el Big Data están cobrando un mayor peso en prácticamente todas las áreas. La gestión del agua no es una excepción, pues también se ha sumado a la iniciativa de usar estas herramientas y optimizar su gestión sin la necesidad de conocer parámetros físicos de mucha mayor complejidad.