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Madrid Río (II): Un corredor que aspira a ser azul y verde

Sobre el blog

Jacobo Maldonado González
Consultor Ambiental y pequeño empresario. Desde 1988, especializado en Uso y Gestión del Medio Natural, y Biodiversidad Urbana. Educador Ambiental. Ingeniero de Montes Asociado a ASEMFO. Asociación Nacional de Empresas Forestales.
  • Madrid Río (II): corredor que aspira ser azul y verde

Como hemos comentado en la entrada anterior, el proceso de naturalización de Madrid Río, está transformando su cauce en un espacio cada vez más eficaz como corredor natural. El concepto corredor está íntimamente ligado al de conectividad ecológica, una de las estrategias y herramientas de gestión del territorio más eficaces para la protección, conservación y mejora de la biodiversidad. La calidad de las comunidades vivas que ocupan una región depende de la existencia de conexiones entre las mismas que permitan la libre circulación de seres vivos y el intercambio de individuos. Este proceso puede producirse de forma directa como corresponde con la fauna, o en línea intergeneracional como sucede con las especies vegetales, cuando se produce a través de semillas, o fragmentos que dan lugar a la aparición de descendientes o clones en puntos más o menos alejados de su lugar de procedencia.

Si hablamos de corredor azul estaríamos refiriéndonos a la flora y fauna ligada a la presencia de aguas corrientes. Casi con toda seguridad nos vendrá a la cabeza la ictiofauna (fauna piscícola), que una vez eliminados los obstáculos físicos que limitaban su movilidad, podrá cruzar la Capital de un lado a otro. En otro orden de magnitud y de forma más lenta esperamos también  la colonización del río por anfibios y reptiles acuáticos. Es de esperar, que en un plazo relativamente breve de tiempo podremos escuchar en las tranquilas noches primaverales y del verano, el canto de ranas, sapos y sapillos, unido a los ya frecuentes gritos de las gallinetas o pollas de agua. Es un espacio potencialmente privilegiado para galápagos autóctonos y culebras de agua,  de presencia ya comprobada.

Entre los peces, se está produciendo un cambio radical pasándose del dominio de especies de aguas estancadas, poco oxigenadas en verano y profundas, a especies de aguas corrientes, más oxigenadas, más claras y poco profundas. Podemos aspirar a contar con comunidades más o menos complejas con  nombres tan atractivos como barbos, bermejuelas, bogas, gobios, calandinos, cachos, colmillejas... Es más que probable que las veamos acompañadas de otras exóticas recientes como el lucio, el carpín, el pez gato, el pez sol, el black bass, o la gambusia. Dada la escasa profundidad de las aguas, y la abundancia de predadores, lo normal sería una mayor  presencia de especies de tallas menores o bien ejemplares juveniles de las más grandes. La vegetación del cauce s les ofrecerá refugio, guardería y reposo. Nos gustaría disfrutar algún día del la migración primaveral de las bogas, un fenómeno natural indicador que los ciclos vitales vuelven a palpitar.

También la fauna de invertebrados entre los que destacan los insectos vendrá a alegrarnos la vista con libélulas, caballitos del diablo, zapateros o escarabajos buceadores, aunque tendremos que soportar,  con menos abundancia que en aguas estancadas, poblaciones de mosquitos cuyo estado larvario es acuático. Muchos de los pequeños peces se alimentarán en los periodos más cálidos de sus larvas.

Las cadenas y pirámides tróficas como un proceso ecológico que caracteriza cualquier ecosistema se irán reconstruyendo y complicando con un mayor número de eslabones y pisos. Entre los predadores piscívoros más llamativos podemos destacar la presencia ya frecuente de garzas reales, garcetas comunes, martinetes, cormoranes, martines pescadores, o gaviotas. Es probable que entre los mamíferos de ribera haya algún que otro visón americano y todos estamos esperando el avistamiento de la primera nutria capitalina. Todos ellos,  a excepción de las gaviotas, necesitan no solo alimento, sino un arbolado de ribera de calidad o bien masas forestales cercanas para cubrir sus diferentes necesidades vitales: descanso, refugio y cría. EL CORREDOR AZUL NECESITA DEL CORREDOR VERDE.