La ciudadanía recupera ecosistemas, siembra árboles, recoge basuras en los ecosistemas, sean marinos, o de montaña, los gobiernos de algunos países firman convenios para reducir la emisión de dióxido de carbono, y las empresas realizan acuerdos para evitar que la temperatura del planeta aumente. Otros van en una dirección contraria.
En Colombia, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, las leyes número 1931 de 2018 y 2169 de 2021.
El departamento de Antioquia, para las diez subregiones que lo componen, implementó entre 2021 y 2023, las acciones conjuntas, entre el Estado Regional y la ciudadanía, para la generación de propuestas en las que El Plan de Cambio Climático de Antioquia, definiera unas estrategias holísticas en cuanto el cuidado de la vida, y la defensa del territorio, relacionadas con la salud, la seguridad alimentaria, la recuperación ambiental y la atención a grupos vulnerables, entre ellas, la implementación de sistemas de agricultura alternativa y sostenible para la generación de un ambiente saludable, la conservación y restauración de bosques, con énfasis en las zonas de recargas de acuíferos y las márgenes de las fuentes hídricas para un ambiente saludable y, el fortalecimiento de la promoción en salud y seguridad alimentaria para los grupos vulnerables.
Las acciones que tienen en cuenta a los grupos poblacionales vulnerables, definen las acciones relacionadas con su bienestar, planteándose la necesidad de ejecutar unas labores conjuntas que construyan un territorio de paz, en cuanto la Seguridad Humana Integral, el Ordenamiento Territorial Alrededor del Agua, la Justicia Social y Ambiental, generan estrategias de integración social, que permitan el cuidado de la vida; que con la participación de la ciudadanía, incidiendo, social, y políticamente y, apostando en los diálogos públicos, las audiencias públicas ambientales, con propuestas de cambio que, mitiguen el cambio climático, ya no hay vuelta atrás, es la adaptación al cambio climático.
Los arraigos territoriales han permitido que en muchos lugares los recursos biológicos se conserven, gracias a la relación del sentido de pertenencia por el territorio, las relaciones sociales que se tejen y la construcción de la cultura que nace a partir de la interculturalidad, una nueva cultura de la participación y la acción por contener los efectos que va dejando el cambio climático, que van más allá del aumento de la temperatura del planeta tierra, que el ser humano y sus maneras de apropiarse, están generando en otros seres y territorios. La tarea: encuentros ciudadanos para aprender que la pérdida y/o alteración de la calidad de los recursos biológicos, como la calidad y cantidad de agua, como la extinción de especies de fauna y flora, además de los impactos en la salud humana y la seguridad alimentaria son asuntos que se pueden contener entre todos.
Según el informe “Estado del clima en América Latina y el Caribe", la luminosidad cada año, es más alta, y por más tiempo, aunado, a que cada año se presentan menos precipitaciones, con más afectaciones, un reto, que tiene la gestión pública, y la ciudadanía, identificar los factores de riesgo devenidos del cambio climático.
En Colombia, la ciudadanía tiene la oportunidad de apropiarse de la “Política Nacional de cambio climático" y la institucionalidad de dar continuidad a las gestiones que el cambio climático requiere en la toma de las decisiones públicas, que el sector productivo, público o privado vaya en la senda, de disminuir las emisiones de gases efecto invernadero y el desarrollo de sistemas de captura de dióxido de carbono, y qué mejor, hacerlo, en inversiones que ayuden a la recuperación de ecosistemas boscosos.
Capacete: Celeste, el cambio climático, requiere de gente que defienda los derechos, que participe, actúe, y propenda porque la vida sea posible en igualdad de condiciones.