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El agua es incomprensible: Presa de Cuevas Blancas [Entrecanales y Távora, 1945]

Sobre el blog

Jaime J. González Gonzálvez
Geógrafo contemplativo de presas. Una visión de las obras hidráulicas y no simples definiciones (Gran Canaria / Islas Canarias). Información al público, educación y crítica creadora. © textos y fotografías
  • agua es incomprensible: Presa Cuevas Blancas [Entrecanales y Távora, 1945]

El agua es incomprensible [José Luis Fernández Casado ingeniero]

En 1953 el Ingeniero de Caminos José Luis Fernández Casado y el presista Simón Benítez Padilla realizaron una visita de reconocimiento ocular a la Presa de Cuevas Blancas (1945) con el objetivo de aclarar las causas fundamentales de las pérdidas de agua observadas y su corrección.


En la nota informativa redactada posteriormente, los técnicos consideraron a priori que la excavación de la cimentación debió efectuarse de una manera penosa, pero independientemente de las causas de la unión defectuosa entre la fábrica y la roca (diques, fisuras en la roca, restos de los depósitos posteriores, etc.), las filtraciones observadas debían seguir fundamentalmente el camino de la cimentación del muro, por lo que plantearon entonces que para alcanzar la cimentación debía de hacerse una zanja pegada al paramento de aguas arriba para investigar las condiciones de cimentación de la presa, tratando desde ella y mediante taladros el contacto presa terreno -mediante cosido- y si fuera necesario el propio terreno de cimentación. De conformidad, propusieron el hormigonado cuidadoso de esta zanja y su imbricación con el macizo de la presa, de forma que en un futuro pudiera servir de zócalo para un recrecimiento desde aguas arriba, claramente más seguro y efectivo que el de aguas abajo. También se recomendaron dejar una serie de tubos en la interfaz de las fábricas, que pudieran funcionar como drenes y posibles conductos para inyecciones futuras. En la actualidad, una visita a la Presa de Cuevas Blancas es suficiente para observar las huellas superficiales de la ejecución de una zanja pegada al paramento de aguas arriba.


Figura. Visita a la Presa de Cuevas Blancas [la observación de las señales del agua también son iagua]

En julio de 1954 Fernández Casado regresó a la isla. Después de visitar la presa escribió en una nota informativa que el terreno base en donde se había ubicado la presa era de por sí impermeable; que había sufrido esfuerzos mecánicos procedentes de un aparato volcánico que dieron lugar a la formación de grietas; y que parecía comprobada desde la construcción de la presa la existencia de una zona de fisuras en la roca de cimentación. Cerró la nota con la conclusión final de que la permeabilidad del terreno se polarizaba por las fisuras que son sensiblemente paralelas al cauce, por lo que con el establecimiento de una pantalla impermeable a lo largo del terreno de cimentación de la presa desaparecerían las filtraciones.

Por las fotografías que habían sido tomadas durante la construcción de la presa, enviadas a Madrid por el Ayuntamiento de Las Palmas, Fernández Casado añadió en la nota de julio de 1954 lo siguiente: «está comprobado que la presa arraiga perfectamente en el terreno base y por lo tanto las filtraciones son a través de este».


Figura. Perfil tipo de la cimentación ejecutada para una altura de 20 metros sobre cauce [dibujado y firmado por Entrecanales y Távora S.A. en 1939]

Cuevas Blancas había sido ejecutada por Entrecanales y Távora S.A. entre 1938 y 1940, y la obra construida poco tenía que ver con la presa diseñada en 1936. Al llevarse a cabo la apertura de la caja de cimientos la constructora se encontró sucesivamente con una capa de materiales de acarreos; una capa, de potencia máxima de 7,50 metros en el centro, constituida por una arenisca de regular dureza (tallada en sillares se empleó en la construcción de los pabellones para personal y oficinas); y finalmente la roca.

En el perfil tipo que fue dibujado por Entrecanales y Távora S.A. a principios de 1939 aparece la cimentación ejecutada. El Ayuntamiento de Las Palmas, promotor del proyecto (1936), presentó a finales de 1939 una modificación del mismo con el objetivo inicial de construir una presa de 20 metros de altura sobre cauce, pero con una cimentación ya preparada para poder realizar posteriormente un recrecimiento del muro hasta los 24 metros de altura sobre cauce. Finalmente la presa se quedó con 16 metros de altura sobre cauce y con una profundidad de cimientos superior a 13 metros. Respecto a la altura con cimientos, el Servicio Geológico de Obras Públicas ejecutó en 1971 un sondeo vertical desde coronación (margen izquierda) con el resultado siguiente: la altura de presa con cimientos en el punto escogido del sondeo S-01 es de 29,20 metros.


Figura. Perfil tipo del sondeo S-01 [SGOP, 1971]

El acta de reconocimiento final de la presa fue firmada por el Ingeniero Julio Alonso Urquijo el 29 de mayo de 1945. Se recogió que la altura del muro sobre cauce se había reducido a 16 metros, con lo que el volumen de agua que podía almacenar era de 423.822 m³; que la longitud vista de la coronación era de 181 metros; que la inclinación del talud de aguas abajo era de 0,77 y el paramento interior vertical. Adjuntó al acta un perfil tipo del proyecto modificado por el Ayuntamiento de Las Palmas con las presas propuestas a 20 y 24 metros de altura sobre cauce, dibujando en el mismo la presa construida de 16 metros de altura sobre la cimentación previamente ejecutada para una presa de 24 metros de altura sobre cauce.


Figura. Perfil tipo del Acta de Reconocimiento Final de lo ejecutado (1945)

Así pues, las pérdidas de agua observadas desde 1940 fueron la causa de la visita al muro y embalse de Cuevas Blancas de los técnicos Fernández Casado y Benítez Padilla en el verano de 1953. Y de este reconocimiento ocular de la unidad obra y terreno, con el objetivo de aclarar las causas fundamentales de las pérdidas y plantear un orden de los trabajos a efectuar para su corrección, lo primero que propusieron fue la de abrir una zanja de unos dos metros de espesor adosada al paramento de aguas arriba de la presa para alcanzar la cimentación y observar el estado de la misma y los accidentes que pudiera haber en la roca. La segunda visita a la presa de Fernández Casado, la información aportada por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y las fotografías tomadas durante la construcción de la presa, fueron suficientes para que el Ingeniero de Caminos José Luis Fernández Casado afirmara por escrito «que la presa arraiga perfectamente en el terreno base y por lo tanto las filtraciones son a través de este».

Además de la zanja inicialmente propuesta en 1953, Fernández Casado incluyó en su Nota de julio de 1954 la ejecución de una serie de taladros en el talón de agua abajo de la presa, en la arista intersección del paramento de agua abajo con el ensanchamiento de la cimentación. Estos taladros servirían para el reconocimiento de la fábrica y el terreno, así como para inyectar polvo de traquita, cemento, cal, serrín o arena. En septiembre de 1954 Agustín Cabrera informó por carta a José Luis Fernández de que se habían ejecutado las dos zanjas, la adosada al paramento de aguas arriba de la presa y la zanja ejecutada a principios de año aguas abajo del muro, paralela a él y próxima al arranque izquierdo. Por su interés reproducimos sus impresiones: «no ha aparecido cosa distinta a buena traquita debajo de la descompuesta, o como fondo fijo de alguna corriente basáltica, es decir, yo aprecio que el vaso está sobre terreno impermeable aunque alguna apariencia superficial se preste a la confusión y a la leyenda, como Vd. bien dice.» Respecto a los sondeos [taladros], Cabrera añadió que se habían terminado dos [en la margen izquierda] y se trabajaba en un tercero [en la margen derecha]. Y que en general aparece al principio un muro sano y siempre de buena construcción. En la zona de sellado al terreno es traquita floja y permeable lo que aparece. No retiene el agua y mucho menos si esta es a presión. A mayor profundidad aparece traquita sana, impermeable y hasta roca (basalto?).

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria elaboró una tabla y un perfil de los trabajos de excavación de la zanja pegada al paramento de aguas abajo. En el reverso de este documento es donde se localizó el dibujó que dice mucho de las fugas de la Presa de Cuevas Blancas:


Figura. Zona de fisuras. Dibujo encontrado en el reverso de una Memoria con los datos de la zanja ejecutada a mediados de la década de 1950 (EMALSA-LPGC)  

La profundidad de la zanja en el cauce llegó a los 15,6 metros, siendo la profundidad de cimientos en esa zona de más de 13,2 metros según el sondeo S-01 realizado en 1971. En fin, los resultados también se recogieron en el siguiente plano de planta localizado en EMALSA [Ayuntamiento de LPGC]:


Así pues, los reconocimientos oculares, las excavaciones y los sondeos [taladros] determinaron en 1954 que el cimiento de la margen izquierda de la presa era abundante en fisuras irregulares y profundas, siendo las más importantes transversales al muro. Mientras que el cimiento de la margen derecha era más sano y con pocas fisuras. Las inyecciones [con agua, polvo de traquita, cemento, cal y serrín] llevadas a cabo posteriormente sólo lograron una carga sin perdidas hasta los 9 metros de altura sobre cauce. Los trabajos fueron suspendidos a mediados de 1955 por falta de dinero.

Curiosamente, la puesta en carga de la Presa de Cuevas Blancas tuvo lugar el 15 de febrero de 1956 a las 7,25 de la tarde. La presa estuvo seis días llena y, a tenor de las observaciones del vigilante, hubo un vertido por coronación durante los primeros cuatro días. Este fenómeno debió de ser importante porque las aguas excavaron un cauce a través del gigantesco depósito de escombros que hay aguas abajo de la presa desde su construcción [1938 y 1940]. 


En mi opinión, la Presa de Cuevas Blancas es una Obra Hidráulica de Gran Interés Cultural. Entre muchas razones, porque es la primera gran presa pública construida en la isla; porque fue ejecutada por Entrecanales y Távora S.A. entre 1938 y 1940; por la singularidad de su cimentación, ante la aparición de una arenisca de 7,5 metros de potencia a la altura de la cerrada; y por su estética: un esqueleto de mampuestos protuberantes en su talud de aguas abajo, unas bellas y finas juntas en su talud de aguas arriba, y por su largo y pedregoso camino de coronación. A mi juicio, Cuevas Blancas es una estructura de gran expresión técnica, artística y cultural.

Por desgracia, el Cabildo de Gran Canaria ha decretado que no se puede comprobar la cimentación de la Presa de Cuevas Blancas, a pesar de todas las pruebas presentadas en los distintos recursos. Esto es el cesarismo de los arqueólogos con el patrimonio hidráulico desde 1992... la decadencia de la Corporación Insular de Gran Canaria. 

Por último, según ha escrito el Cabildo de Gran Canaria, las pérdidas del embalse no lo convierten en un valor de referencia en el terreno de la ingeniería para la que fue destinada. La presa no debería de ser considerada un monumento de ingeniería, si desde el punto de vista funcional siempre presentó problemas de pérdidas, que mermaron su correcto funcionamiento. 

Sin comentarios, porque el agua es incomprensible... al igual que el Cabildo de Gran Canaria.