Presentamos en iagua la segunda edición (ampliada) con la historia de la construcción, recrecido e incidente de la Presa de San Lorenzo (Gran Canaria / Islas Canarias). Creemos oportuno en la actualidad, tras más de una década de aquella tímida edición de 400 ejemplares gratuitos que publicamos en 2009, aportar a cualquier ciudadano del mundo la posiblidad de adquirir en Amazon este ejercicio de investigación en formato libro. Prólogo del ingeniero Francisco Bueno Hernández y Epílogo del ingeniero Diego Saldaña Arce.
La Presa de San Lorenzo fue visitada en 1964, y antes de su recrecimiento final, por los Ingenieros del Servicio de Vigilancia de Presas José Luis Fernández Casado y Manuel Alonso Franco. En su Informe sobre el estado de las presas de Gran Canaria de 1964 indicaron que la Presa de San Lorenzo era muy antigua, de planta ligeramente curva, su altura es de unos 17 metros. Su fábrica es de mampostería con mortero de cal y paramento agua arriba de sillares (…) El paramento de agua abajo es rugoso con sus mampuestos salientes y con 3 grandes escalones a distintas alturas. Todo ello pensando en un recrecimiento que no se ha efectuado. El terreno del vaso y de la cerrada es en “canto blanco”. La estructura al no estar en su cota definitiva tiene un perfil superabundante, ello unido al control de llenado del embalse hace que no presente problema alguno respecto a su seguridad.
El Proyecto de la Presa de San Lorenzo (la Presa de Martinón), con fecha de 1902, estaba firmado por Juan León y Castillo Ingeniero. La construcción de la presa antigua pasó por muchas vicisitudes, hasta que se decidió su reconocimiento final en 1933. La presa primitiva tenía una altura de 18,74 m.
El Proyecto de Recrecimiento (1963), firmado por el Ingeniero José Luis Nistal Bedia, incluyó un informe geológico encargado y utilizado por el presista del recrecido para hacer constar que el terreno era impermeable y apto para levantar la presa 10 metros, con una capacidad de 350.000 m³.
El Proyecto del Recrecimiento fue informado por la Sección de Vigilancia de Presas en 1965. Las dos Notas de Vigilancia aportaron una serie de detalles que debían tenerse en cuenta durante la construcción del recrecido, porque mejoraban la calidad de la estructura, es decir, las condiciones de estabilidad y vigilancia de la presa recrecida. Ninguna de las Notas menciona nada acerca del terreno, así como del suceso que tuvo lugar durante la construcción del muro primitivo cuando este tenía 10 metros de altura.
El Proyecto Reformado de Recrecimiento de Muro (1968) fue revisado en 1969 por Manuel Alonso Franco. En el Informe de Vigilancia de Presas se indicó que la tercera prescripción impuesta en 1965 no había sido interpretada correctamente, ya que la pantalla vertical de drenaje debía comenzar desde la cimentación tal y como se reflejaba en el croquis contenido en el Informe de 1965. Si el estado de la obra de recrecimiento lo permitía, la tercera prescripción debía tenerse en cuenta. El recrecido ya había finalizado en 1968, por lo que la pantalla vertical de drenaje parece que nunca se realizó desde la cimentación. Aun así, en el último informe de Vigilancia de Presas, con fecha de 1972, el Ingeniero Manuel Alonso Franco cierra el asunto de los detalles de 1965 indicando que en la nueva presentación del Proyecto Reformado se recogen debidamente las modificaciones propuestas por Vigilancia de Presas al Proyecto de Recrecimiento del año 1963.
Desde principios de los años setenta se observó que la presa tenía grandes pérdidas por encima de los 18 m, pero en 1979 el volumen de agua llegó a 225.000 m³, y en 1984 a 4 metros de la coronación. En Marzo de 1988, y con el agua a 1,12 metros de la coronación, aparecieron las filtraciones y se abrieron súbitamente las grietas en la presa y en el terreno. Debido a los acontecimientos y al peligro que podría surgir de mantenerse esa situación aguas arriba del asentamiento de San Lorenzo, se tomó la decisión de vaciar el embalse. El dispositivo de seguridad fue bombear el agua hacia depósitos de menor cota. Desde entonces, la tradición oral recoge que fueron las “inyecciones de cemento” de los años ochenta las que originaron el incidente de Marzo de 1988; así como el agua caliente que llegaba al embalse a través de la conducción del túnel de trasvase de Martinón, túnel de más de 1 km que parte desde el Fondillo y llega hasta el Guiniguada, con la boca de salida por debajo del Jardín Canario. Quizás nunca debió realizarse el recrecido de la Presa de San Lorenzo.
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