La realidad del espacio insular de Gran Canaria no es la que nos cuenta el Cabildo inánime de la isla en su web oficial de turismo. Así, con la voluntad de producir impresiones en los internautas propios y extraños sólo se aporta en el apartado de CULTURA -en su mar de culturas- las siguientes expresiones: Centro de Interpretación del Roque Bentayga, Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada, Secretos antiguos del Maipés de Agaete, Carnaval, Gastronomía, la Red de Museos de Gran Canaria y el Patrimonio de Gran Canaria. El dominio del patrimonio de los arqueólogos es absoluto: un mar de centros de interpretación y museos de lo aborigen repartidos por toda la isla. No hay ningún museo exclusivo sobre la cultura del agua, cuando en la Gran Canaria de la agricultura el agua es lo que da valor a los terrenos.
Uno podría pensar que las miles de obras hidráulicas construidas en la isla hasta 1975, producto de aquella batalla del agua que llevó a cabo el isleño para poder cultivar, debería de estar incluido en ese apartado general denominado Patrimonio de Gran Canaria. Pues no. En este punto los arqueólogos inánimes del Cabildo sólo hablan -otra vez- del patrimonio arqueológico [incluyendo un enlace a sus yacimientos] y del patrimonio cultural y monumental de la isla: barrios históricos, arquitectura, iglesias, monumentos... todo esto se levantó en medio de una isla, en mitad de un lugar, que parecía enclavado en ninguna parte... Y aún está aquí. Viajando todo junto sobre la isla. Quizás le interese conocerlo.
Como pueden observar, nuestro patrimonio hidráulico -de notorios valores históricos- no aparece por ningún lado, quizás porque los arqueólogos sólo aspiran a que los internautas cosmopolitas sólo sepan lo que ellos quieren: que las obras hidráulicas no tienen el mismo valor histórico y cultural que el patrimonio aborigen, porque este es más antiguo, singular y mágico. Todo tiene una finalidad y estos bárbaros que redactan y diseñan estas páginas no tienen un sentido profundo de la realidad cultural y paisajística que tiene la isla. Tratar de atraer a los peregrinos del sXXI -los turistas- hacia sus centros de interpretación y museos, y luego a los barrios históricos, arquitecturas, iglesias y monumentos... sin tener en cuenta los patrimonios históricos que se han marginado y arrinconado: hidráulico, industrial, bancales, militar sXX, sólo es otra manifestación más de los que no tienen alma, filosofía y arte. Textos e imágenes que dicen mucho del negocio aborigen que existe en la Gran Canaria. Negocio consentido y aprobado por los políticos: generación constante de noticias para aportar publicidad ideológica en las redes sociales y prensas escrita y digital. Todo tiene una finalidad permanente. A pesar de la crisis este negocio cultural siempre crece, nunca decrece: un éxito de expresión.
Hablando de monumentos: en la realidad de la conurbación metropolitana que se extiende desde la gran ciudad de Las Palmas de Gran Canaria hasta la gran ciudad de Maspalomas Costa Canaria, millones de turistas observan al llegar y al salir de la isla una degradación ecológica y paisajística muy significativa producto de una brutal y despiadada descomposición del paisaje anterior a lo urbano y posterior a lo aborigen: me refiero al paisaje agrícola del aldeano, del campesino, del agricultor.
En medio de ese Campo destruido por el arte de lo posible -función pública- existen todavía pequeños colosos pétreos antiguos, singulares y mágicos: los estanques de mampostería. Una realidad del espacio muy alejada de esa falsa imagen de marketing que aporta al mundo La Corporación inánime de la Isla a través de su web de turismo, tanto desde el punto de vista cultural cómo a través de las figuras inventadas por el hombre: Reserva de la Biosfera, Espacios Naturales Protegidos, Zonas de Especial Conservación, Zonas de Especial Protección de las Aves, etc. Figuras que tendrán una vida más efímera que nuestras sólidas y bellas obras hidráulicas del Campo.
Así pues, en medio del caos por función pública conformado por áreas marrones con escombros y basuras, vertederos, viales, industrias, barrios, cultivos, publicidad, etc. aparecen estos monumentos del agua con alma que dicen mucho sobre aquel Campo que tuvimos: un paisaje destruido de aquel tiempo que hubo entre el aborigen y el urbano entusiasta permanente. Aquel tiempo pasado aún se conserva en la forma estructural e hidráulica de estas viejas obras de finales del sXIX y principios del sXX. Frente a los materiales inánimes de lo urbano sobresale en el paisaje la mampostería con mortero de cal de los viejos estanques con contrafuertes.
Sólo espero que con las imágenes los lectores valoren por sí mismos la estética de lo viejo y el alma de lo antiguo que estas masas de piedra construidas por el campesino aportan a un paisaje destruido por la función pública. Y que los que generan impresiones para atraer visitantes a sus centros y museos dejen de ser aborígenes culturales inánimes de las miles de obras hidráulicas que siguen causando agrado y asombro a propios y extraños.
Gran Canaria merece ser conocida y reconocida tal y como es y no cómo dice que es el marketing urbano de La Corporación.
Expresión personal.