La idea de relacionar la gestión del agua a la pedagogía reside en la importancia que adquiere la vivencia de los fenómenos naturales en la construcción de conocimientos y pautas para la acción. Se considera que un gran número de gestores o personas de la comunidad que están vinculados al proceso de desarrollo o de gestión tienen pocas oportunidades para construir vivencialmente los conocimientos de estos fenómenos. Parece que la inducción de este tipo de construcción conceptual es altamente positiva en ámbitos especializados o de los servidores.
Es más, el mejor aprendizaje es el que se produce en la interacción de actores con distintos tipos de formación y pertenecientes a distintos sectores sociales. Lo que ven los técnicos en los libros, a veces tiene el serio inconveniente de que al querer transmitirlos surge la inadecuación de códigos. Lo que saben los campesinos, pescadores o pobladores de las ciudades por la propia vivencia del problema, está disperso y sin que se lo pueda traducir estandarizadamente como problema o solución al mundo técnico. Intentar una acción pedagógica en la gestión del agua es posible y que sólo planificando las acciones pedagógicas podemos esperar un cambio en la modificación de las pautas.
Se puede afirmar que la pedagogía del agua es una pedagogía multidimensional. Actúa en todas las direcciones, en todos los sentidos y en todos los sentires. Nadie es sabio total ni ignorante total. No hay maestros, sino alumnos. Es decir, todos podemos aprender de todos cuando el espacio de comunicación es democrático y simétrico. El pedagogo era, en la antigüedad, un esclavo que llevaba al niño hasta el maestro que era el encargado de educarlo. De esta imagen, la conducción del niño al aprendizaje, se derivan muchas de las definiciones sobre la pedagogía. En la actualidad, la pedagogía está relacionada con una serie de campos semánticos que exceden la mera conducción.
La pedagogía parte de algunas premisas, la pedagogía es el arte de enseñar pero la experiencia no se enseña. La acción pedagógica es una práctica colectiva y multidireccional. La acción pedagógica tiende siempre a modificar los comportamientos. Con una acción pedagógica se pretende la adquisición de algunas reglas que permitan enfrentar situaciones conocidas que se repiten y también tratar problemas nuevos o desconocidos.
La organización del proceso pedagógico en cada lugar, la organización del proceso de desarrollo y cultura hídrica debe adoptar su propia forma y dinámica. Se considera que han de existir algunos elementos comunes que aquí se destacan. Se parte de considerar que la organización no es la institución sino la actividad regeneradora y generadora permanente a todos los niveles, que se sustenta en un método para la acción y reflexión, en la producción de conocimientos, en la elaboración de estrategias, la comunicación y el diálogo. La organización es la que da los objetivos, prioridades y estrategias.
Los instrumentos conceptuales básicos son el de desarrollo hídrico y el de cultura hídrica. Se entiende por Desarrollo Hídrico el proceso por el cual se equilibran las ofertas y demandas hídricas, y se superan los conflictos derivados del uso y la conservación del agua. En ese sentido el desarrollo hídrico avanza en niveles concretos de satisfacción de necesidades, tanto físicas como de organización social para el manejo delos recursos hídricos. Mientras que la Cultura Hídrica es referida a la acumulación sucesiva de experiencias, en una memoria social poseída por todos. La cultura hídrica avanza en niveles concretos de comprensión de la realidad y de elaboración conceptual, que permite el refuerzo de actitudes individuales y colectivas para enfrentar los desafíos de la realidad.
Normalmente, en la medida que se realizan sucesivas actividades pedagógicas, en las comunidades debe esperarse que empiecen a satisfacer necesidades de agua (desarrollo hídrico) y que mejore la comprensión y conocimiento de la realidad (cultura hídrica). Así se genera organización y sistema; técnica y método. Este es el proceso organizador que produce organización y la organización que produce proceso. Proceso que produce cultura y cultura constructiva capaz de producir proceso.
En ese sentido, la pedagogía del agua, no es una componente más de un programa de gestión del recurso hídrico. Es el proceso mismo de gestión democrática del agua. Las actividades de cultura del agua y concientización, que se proponen incorporar en las escuelas y en la opinión pública, son sólo una parte necesaria, pero son insuficientes. Instalar el concepto de pedagogía del agua como sinónimo de la gestión democrática del agua, permitirá valorizar la idea de que las organizaciones que subsistirán en el futuro son las que tengan mayor capacidad de aprendizaje. Es decir de adaptación y transformación, ante un mundo tan cambiante.