Quisiera en estas primeras líneas que ahora empiezo a hilvanar en el blog de iAgua agradecer a sus responsables, y en especial a Alejandro Maceira, la oportunidad que se me brinda de poder compartir un espacio donde publican tantos y tan prestigiosos profesionales del mundo de la hidráulica.
Esta oportunidad, además, llega en un momento de mi vida donde los cambios tanto a nivel personal como profesional se vienen sucediendo a una velocidad de vértigo y mis circunstancias actuales no tiene nada que ver con las que tenía hace apenas unos meses.
Si a todo esto se le suman dos factores como son mi profesión (ingeniero técnico de obras públicas) y la situación coyuntural (recortes en inversión pública), se reúnen todos los ingredientes para que una vez agitada la coctelera el resultado tenga al menos un ligero sabor a incertidumbre.
De hecho, hace unos pocos años ni me hubiera llegado a plantear el reto en el que me he embarcado ni que, por supuesto, me encontraría redactando un artículo para este blog… Pero quizá sea necesario explicar el camino que me ha llevado hasta aquí.
El pasado más reciente
La primera década del siglo XXI para el mundo de la ingeniería civil fue pletórica, ya que la cantidad de inversión pública en infraestructuras permitió que el sector creciese enormemente y que las oportunidades laborales fueran abundantes.
Tengo que reconocer que, como muchos compañeros de carrera, me decanté por la especialidad de construcciones civiles, por aquello de tocar un poco de todos los temas y no encasillarme, con lo que acabar dedicándome a la ingeniería del agua fue una circunstancia completamente inesperada…
Pero estos últimos 7 años trabajados en una ingeniería, desarrollando cálculos, estudios y asistencia técnica para proyectos, obras y licitaciones de hidráulica e hidrología, me han permitido descubrir una rama de la ingeniería civil que ha acabado siendo más que una simple profesión.
La primera década del siglo XXI para el mundo de la ingeniería civil fue pletórica, ya que la cantidad de inversión pública en infraestructuras permitió que el sector creciese enormemente y que las oportunidades laborales fueran abundantes.
No entraré a valorar si este crecimiento del sector al abrigo de las inversiones públicas poco planificadas fue uno de los factores que ha matado a la gallina de los huevos de oro… Esto podría ser tema para tratar en otro artículo.
Pero lo que sí es evidente es que el cierre del grifo de las administraciones ha supuesto un gran revés para las ingenierías, las cuales se han visto (y se ven) obligadas a adelgazar, llegando a tallas casi anoréxicas intentando no morir por inanición.
Y así llegó mi destino en el último semestre del pasado año, con la desilusión de verse afectado por uno de los numerosos ERE que han asolado a la profesión, pero en cambio con la ilusión renovada por haber sido padre por primera vez. Y este contraste de emociones fue un gran estímulo para reflexionar sobre mi futuro y para ponerme manos a la obra en el presente.
Un presente de apuestas
Es evidente que, en la coyuntura actual, el presente del sector de la ingeniería civil se encuentra en un momento muy precario en lo que a número de oportunidades se refiere. Con ello hay que plantearse un primer dilema: ¿pospongo momentáneamente mi profesión y me gano la vida con otro trabajo hasta que la cosa mejore?, ¿o por el contrario, me empeño en sobrevivir como sea en el mundo de la ingeniería civil? Y mi primera apuesta fue por la segunda opción…
Una vez llegados a este escenario, hay dos posibles papeles a interpretar: el de paciente arqueólogo o el de intrépido explorador… Confieso que he probado los dos personajes…
Primero estuve durante un tiempo actuando como paciente arqueólogo: me apunté a un buen número de portales de búsqueda de empleo, envié un gran número de CV’s, y cada día excavaba un poquito en busca de la reliquia: una oferta de trabajo… El problema era que en el campamento había unos centenares de arqueólogos como yo, y siempre había algún otro compañero que encontraba primero la moneda…
Viendo que haciendo castings como arqueólogo iba a ser muy difícil conseguir un papel protagonista, opté finalmente decantarme por lo del intrépido explorador: no esperar a encontrar empleo, si no salir en su búsqueda ofreciendo mis servicios como consultor hidráulico. Pero para intentar tener éxito en una expedición hay que apostar por un equipaje y un medio de transporte…
Así pues, por un lado como equipaje aposté por la especialización, y para ello no hay más remedio que invertir en formación: me inscribí a unos cursos de estudios de inundabilidad y de diseño de redes de abastecimiento. Son campos en los que ya tenía una experiencia adquirida por el desarrollo de mi profesión, pero la especialización puede aumentar las posibilidades de que la expedición llegue a su destino.
La apuesta por el medio de transporte depende del lugar por donde se pretende viajar… y en estos tiempos donde las nuevas tecnologías han tomado una especial relevancia, el mejor lugar para moverse es el océano de Internet… Para el transporte aposté por posicionarme en este vasto mar con un barquito hecho por mí, al que le puse de nombre HidrojING.
Con todos estos elementos, he iniciado mi expedición, un reto en el cual voy a estar embarcado los próximos meses… y espero que el resto de mi vida…
El futuro más inmediato
Desde un buen principio tenía claro que para intentar desarrollar una carrera profesional como consultor hidráulico independiente, era imprescindible disponer de un lugar propio en la Red. Una página donde presentarme y ofrecer mis servicios de asistencia técnica. Y este lugar se llama HidrojING.
El océano de Internet es infinito, que una cosa es posicionarse y otra muy distinta es que te vean
Pero con el propósito de crearme y gestionar yo mismo mi sitio, el primer paso era aprender a realizar páginas web, así que me dediqué a buscar información, a leer mucho, documentarme… y entonces es cuando me di cuenta que el océano de Internet es infinito, que una cosa es posicionarse y otra muy distinta es que te vean.
Así pues llegué a la conclusión que lo que necesitaba no era sólo una página meramente presencial… lo que realmente requería mi reto era una web 2.0. Un nivel de presencia que, además de ofrecer mis servicios, me diera a conocer como profesional, me permitiera conectar con otros compañeros y generar visitas… en definitiva, que me diera visibilidad. Y eso sólo se consigue creando y manteniendo vivo un blog.
Así que en los próximos meses este va a ser mi trabajo: ser un blogger… quién me lo iba a decir!!!… Escribir, leer, comentar… En definitiva, trabajar para desarrollar este proyecto tanto personal como profesional.
Profesional, porque es evidente que escribir artículos en un blog no da de comer, con lo que uno de los objetivos principales es que la visibilidad que puede ofrecer un blog se traduzca en colaboraciones temporales con otros profesionales para ganarme la vida…
Pero sí que es cierto que a nivel personal me he propuesto otro reto: escribir en un lugar en internet, aportar contenidos que tengan algo de interés, que la gente los lean y les gusten y les sean útiles, y que este pequeño rincón vaya creciendo con el tiempo y que (a imagen y semejanza de este fantástico portal y blog que es iAgua) otros profesionales del sector quieran aportar su granitos de arena en forma de conocimientos para que al final este barquito que he creado se convierta en una isla firme que perdure en el tiempo…
Además, haber pasado por esta etapa me ha animado a ampliar horizontes e intentar ir más allá, ofreciendo también un soporte para aquellos profesionales que se encuentren en una situación como la que yo he pasado y quieran también apostar por un posicionamiento en la Red.
… y más allá?
Mi deseo es que mi futuro a lo largo de toda mi trayectoria como profesional siga siendo el de ingeniero civil hidráulico, y que además la pueda seguir desarrollando en este barquito llamado HidrojING.
La satisfacción sería completa si además este reto personal, el barquito que ahora se encuentra a merced de los vientos y tempestades, se acabase afianzando y convirtiéndose en un puerto firme en medio del océano de Internet, donde otros barquitos puedan resguardarse…
De momento he empezado a remar, y aunque el destino es caprichoso y nunca se sabe hacía donde te van a acabar dirigiendo las corrientes… no cesaré en el empeño.