Como os decía en mi último post, en ONGAWA llevamos tiempo reflexionando sobre las conexiones entre agua, energía y cambio climático. Del trabajo de estos meses me gustaría destacar las siete ideas que me parecen más relevantes sobre la relación entre agua y energía (os animo a dejar las vuestras, que probablemente serán otras, como comentario a este post):
- El agua es necesaria para la producción de energía: en la actualidad la producción energética representa casi el 15% del consumo mundial de agua.
- La energía es necesaria para acceder al agua: se estima que el 8% de la energía mundial se destina al bombeo, tratamiento y transporte de agua.
- La interrelación entre agua y energía es tal que la escasez de una determina en gran parte la escasez de la otra y viceversa. Como se indicaba en el World Water Development Report de 2014, es necesario, por ello, “buscar sinergias en la planificación e implementación de políticas y acciones en ambas”.
La producción energética representa casi el 15% del consumo mundial de agua
- Cuando las decisiones sobre agua o energía se toman atendiendo sólo a la mejora de uno de los dos elementos, los efectos sobre el otro pueden ser altamente negativos. Por ejemplo, como mis compañeros recogían en la publicación El nexo agua – alimentación – energía en el marco de la agenda post – 2015, las presas que se construyen persiguiendo, entre otros objetivos, la producción de energía pueden comprometer los ecosistemas, los recursos hídricos y los sistemas alimentarios situados aguas abajo. Así “según un informe de la Comisión Mundial de Presas del año 2000, entre 40 y 80 millones de personas han sido desplazadas en todo el mundo por las presas, y millones de personas que viven aguas debajo de las mismas han visto sus medios de subsistencia seriamente dañados, y se ha puesto en peligro la productividad futura de sus recursos”. Otro ejemplo de conflicto se encuentra en los cultivos para producción de agrocombustibles, “que se promueven con fines de generación de energía, pero compiten fuertemente con la producción de alimentos y la seguridad alimentaria, así como con el suelo o los recursos hídricos”.
- 768 millones de personas no tienen garantizado el acceso básico a agua, 2.500 millones a saneamiento mejorado, más de 1.300 millones no tienen acceso a la electricidad y 2.600 millones utilizan biomasa para cocinar. Tal y como muestra el World Water Development Report de 2014 “El hecho de que estas cifras suelen representar a un mismo colectivo evidencia la estrecha relación existente entre las enfermedades respiratorias causadas por la contaminación del clima interior, y la diarrea y otras enfermedades transmitidas a través del agua, causadas por la falta de agua potable y saneamiento”.
- En los países del Sur las mujeres se responsabilizan en gran medida del abastecimiento de agua y leña del hogar. Por tanto, las decisiones sobre reparto, asignación, producción y distribución de agua y energía tienen importantes implicaciones de equidad de género.
- El reto del agua y la energía no es pequeño y requerirá de soluciones a la altura, soluciones que como se mostraba en la World Water Week tienen que ser necesariamente locales y temporales (revisables en el tiempo), porque lo que hoy es válido igual mañana no lo es, y viceversa.
De nuevo aprovecho la ocasión para invitaros a visitar el blog sobre el nexo agua – energía – cambio climático y a uniros a la conversación en redes sociales con el hashtag #NexoAECC.