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EDAR: síndrome de Waterloo

Sobre el blog

Jorge Chamorro
Ingeniero especialista en tratamiento y depuración de aguas y en desalación.
  • EDAR: síndrome Waterloo

En la década de los 80 del siglo pasado, una gran compañía de coches decidió construir una nueva fábrica en la ciudad belga de Waterloo.

Con capacidad para producir 50 vehículos al día, el diseño de la fábrica disponía de:

  1. Una línea de producción de motores de 50 ud/día.
  2.  Una línea de producción de carrocerías de 50 ud/día.

Como durante la fase de construcción hubo tensiones económicas y la empresa estaba orgullosa de sus motores se decidió construir:

  1. Una línea de producción de motores de 50 ud/día.
  2. Una línea de producción de carrocerías de 25 ud/día.

Una vez terminada la construcción, la empresa decidió subcontratar la operación y el mantenimiento (O&M) de la misma. La forma de abono era la siguiente:

  1. Un canon diario en francos/día.
  2. Un canon variable en francos/motor producido.

Para el control de la producción, se estableció que, una vez al mes, un ente independiente contaría los motores producidos en ese día y esos servirían para calcular la producción del mes.

En el primer año, la producción de motores fue de 18.250 unidades (50 ud/d *365 d/año) y así sucesivamente. Aunque el balance económico reflejaba unas pérdidas considerables, todos los actores entendieron que entraba, dentro de lo razonable, que el primer año hubiera pérdidas.

Al cabo de los cinco años, las pérdidas no solo se habían mantenido sino que, lógicamente, habían aumentado un año tras otro.

La compañía decidió realizar una auditoria técnico-económica para ver qué pasaba. El resultado de la misma destacaba los siguientes puntos:

1) El control de la producción de la fábrica era equivocado, debería de haberse controlado mediante la producción de carrocerías.

2) Como consecuencia de ello, las producciones de coches anuales habían sido:

  • Primer año: 9.125 vehículos.
  • Segundo año: 9.050 vehículos.
  • Tercer año: 8.500 vehículos.
  • Cuarto año: 8.600 vehículos.
  • Quinto año: 8.700 vehículos.

3) Aunque se había pagado a la subcontrata por producir 18.250 motores al año, la realidad es que la producción había sido de 8.850 motores al año de media.

4) La compra de materia prima demostró que no se disponía de material suficiente para producir los 18.250 motores al año.

El agujero económico hizo que la fábrica se cerrase definitivamente.

Aunque parezca mentira, el Síndrome de Waterloo es una realidad en numerosas estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) construidas en España:

  1. Disponen de líneas de fangos con una capacidad inferior a la cantidad de fangos generados en la línea de agua.
  2. Se sigue abonando el servicio por metro cúbico de agua depurada.
  3. El control del caudal se realiza mediante medidores sin calibraciones periódicas.
  4. La calidad el agua depurada se realiza una vez al mes.
  5. La cantidad de agua depurada, en algunos casos, es superior al agua potable facturada.

Por suerte, las EDAR no se han cerrado. Pero los ríos siguen sufriendo el Síndrome de Waterloo con consecuencias a medio y largo plazo imprevisibles.

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