Una de las mayores preocupaciones del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de las instalaciones desaladoras de aguas de mar (IDAM) son los supuestos efectos negativos que la salmuera (el rechazo de la ósmosis) produce sobre la pradera de posidonia.
Sin querer restar importancia a la necesidad de evaluar los efectos del vertido de la salmuera en cada caso particular, debemos de aprender de la naturaleza y de sus ciclos.
Como muestra un botón: en Denia, en dos semanas se han retirado 3.500 Tn de posidonia de las playas.
Dejemos de poner barreras a una tecnología (la desalación de agua de mar) que es una extraordinaria fuente de un bien de primera necesidad utilizando a la naturaleza como excusa. España es un país con estrés hídrico y, el cambio climático, reducirá las aportaciones naturales de las fuentes de agua. La península ibérica dispone de un recurso, casi ilimitado, de fuente de agua: los mares y océanos que la rodean.
Se necesitan propuestas inteligentes e imaginativas que permitan verter el rechazo de la salmuera de las IDAM con el menor daño ecológico: Los emisarios submarinos son una solución (cara de construir y de mantener) y la dilución es una solución cara de operar.
La modelización del vertido, mediante programas informáticos, debería de ser obligatoria en todo proyecto de IDAM.
Aprovechemos para aplicar la economía circular a la posidonia mediante su utilización como fuente de biomasa o como materia prima para la codigestión.
