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Planificar el agua en el contexto de cambio climático

Sobre el blog

Jorge Olcina Cantos
Catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante.

Publicado en:

Portada iAgua Magazine
  • Planificar agua contexto cambio climático

El cambio climático va a condicionar la planificación económica y territorial a lo largo de este siglo. Es, y lo va a seguir siendo, el gran eje de políticas públicas y de acciones privadas de las próximas décadas que deben estar orientadas a la preparación de las sociedades ante los efectos previstos por este proceso de calentamiento térmico planetario.

El agua, como elemento natural fundamental en el medio y recurso vital para los seres vivos, también se verá afectada por las consecuencias del cambio climático. En la región mediterránea, donde se incluye la península Ibérica y el archipiélago balear, las proyecciones climáticas del sexto Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) 2021-22 señalan un aumento de la aridez, por disminución de precipitaciones y aumento de la evaporación. De manera que la cantidad de agua disponible, en conjunto, será menor. Y, además, la alteración que se está produciendo en la circulación atmosférica va a ocasionar un número mayor de extremos hidrológicos que pondrán a prueba la gestión del riesgo frente a inundaciones y sequías.

La planificación del agua en el contexto de cambio climático no puede basarse en los mismos parámetros que han caracterizado esta acción en décadas pasadas. La nueva planificación hidrológica adaptada a la evolución futura del clima tiene que apostar por la gestión eficaz de la demanda, frente a las políticas de oferta. Y tendrá que incorporar nuevos recursos no convencionales al esquema hídrico en las escalas regionales y locales. Esto es, aguas depuradas y aguas desaladas van a cobrar protagonismo en el futuro próximo, como recursos que permitirán sustituir la reducción prevista en las aguas procedentes de ríos y acuíferos. En este contexto, además, va a tener que revisarse el mantenimiento de algunas trasferencias de agua existente, especialmente de aquellas que ponen en conexión territorios donde la reducción de precipitaciones se manifiesta ya en las cabeceras de algunos ríos del este y sur peninsular. Este hecho es ya destacado en los ríos que nacen en la mitad meridional de la Cordillera Ibérica (Júcar, Tajo). De manera que urge la búsqueda de caudales que puedan reemplazar la disminución de precipitaciones y caudales que se registra ya en esta parte de España.

La nueva planificación hidrológica adaptada a la evolución futura del clima tiene que apostar por la gestión eficaz de la demanda

En el fondo estamos ante una oportunidad; una oportunidad de cambio en el sistema de aprovechamiento de los recursos naturales, entre ellos el agua, que viene impuesta por el cambio climático pero que supone la apuesta por criterios de racionalidad, sensatez y sostenibilidad en las actuaciones a desarrollar en el medio natural. España aborda en estos momentos un nuevo ciclo en la planificación hidrológica (3º ciclo), en cumplimiento de las tareas fijadas por la Directiva Marco del Agua (2000); un texto jurídico que supuso un cambio en la filosofía de la planificación y gestión del agua en el territorio europeo primando la calidad sobre la cantidad del recurso.

En este contexto, los grandes retos de la planificación y gestión del agua en los próximos años pasan por la incorporación de la modelización climática detallada a la planificación del agua; por la gestión de la demanda como principio principal de actuación que ponga así fin a la filosofía de planificación basada en la oferta constante de agua; por protagonismo creciente que deben adquirir los recursos no convencionales, especialmente de las aguas depuradas, como gran colchón de agua para la garantía de demandas; por la reducción de la contaminación en los recursos hídricos aún preocupante en áreas de fuerte implantación agrícola (nitratos); y por el necesario impulso de la educación y comunicación efectiva para el cambio climático y los extremos del agua. Cambio climático y agua deben ir de la mano en la articulación de políticas de adaptación de la economía y de la sociedad española durante los próximos años. No queda tiempo que perder. Es el momento de actuar.