2021 ha comenzado con fuerza en lo que a noticias inesperadas, sobresaltos e incertidumbre se refiere. Si 2020 nos ha parecido un año desastroso, 2021 tiene pinta de ser un tiempo complicado. A la situación sanitaria, se añade la económica que no tiene visos de mejorar; al menos, a corto plazo. Para esto último, sin embargo, lo peor no va a ser la propia pandemia, sino la post pandemia. ¿Cuántas empresas no podrán aguantar? ¿Cuántos ERTE se convertirán finalmente en ERE? Está por ver.
El “semi-confinamiento” actual, está siendo mucho más prolongado en el tiempo que el confinamiento total de la pasada primavera. Esto no sólo afecta a la economía en general, sino a la forma de relacionarnos y al ánimo de las personas.
En este tiempo, las nuevas tecnologías han tomado aún más fuerza si cabe. Poco a poco, los periódicos en papel, perdieron la batalla contra los digitales (esto ya sucedió hace años). Pero ahora, los periódicos digitales (incluso los nacidos directamente por y para la red), están perdiendo la batalla contra las nuevas formas de comunicación. Los Youtubers han saltado a la palestra en las últimas semanas por el “asunto andorrano”. Pero ya llevan mucho tiempo generando opinión y, sobre todo, teniendo gran influencia sobre jóvenes y no tan jóvenes.
Quienes no han entendido de qué va el tema, han intentado arreglarlo poniendo toda la carne en el asador y les ha salido el tiro por la culata. Lo único que se ha conseguido es que, la gente más joven, que no tenía por qué saber (ni interesarse) por lo que se paga de impuestos, hayan sido informados, a través de Youtubers de un tema que, hasta ahora, les era ajeno.
Pero lo más importante del debate levantado hace unas semanas, no es pagar más o menos impuestos. Lo relevante es que se ha puesto sobre la mesa el hecho de que la ciudadanía, no tiene control real sobre el destino de dichos impuestos. No se trata sólo de votar cada vez que se nos llama a urnas, sino el poder decidir qué se hace con ese dinero, más allá de lo que diga un partido político u otro (pues es difícil que votar a un partido implique que se comulgue con todos los puntos de su programa, incluido el económico). Y esto es lo que va a doler a quien no ha visto venir esta posible “amenaza” contra lo establecido.
Las múltiples disertaciones sobre este tema, surgen en medio de una nueva campaña electoral (14-F catalán), de discusiones entre Gobierno y CC.AA. y de éstas últimas entre ellas, de "dimes y diretes" sobre cuáles han de ser los grupos de vacunación (por edades, por quien está de cara al público, servicios esenciales, etc.), los PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) y un largo etc. Podría parecer que la política va dando bandazos, pero por ser más fino, diré que la política “avanza muy deprisa”. Por encima de lo anterior, el asunto de los Youtubers y su discurso sobre el destino de los impuestos, se eleva sobre todo lo demás. Tal es así, que este fin de semana, ha sido el tema central de la noche de viernes (Milenio Live) y sábado (La Sexta Noche).
Los fondos europeos para España -entre préstamos y fondo perdido- ascenderán a 150.000 M€. Esto son 10.000M€ de lo previsto inicialmente, como consecuencia de una mala noticia: el cierre de año español, ha sido peor de lo esperado; se confirma –entre otras cosas- la mayor caída del PIB desde la Guerra Civil.
Sólo 1.000 M€ irán al sector del agua. Poco. Además, la inversión se hará de forma “clásica”, es decir, licitación desde las distintas administraciones, para proyectos concretos. Quizá, no sea lo que necesita ni este sector ni los demás. Sobre todo, si eso no va acompañado de ciertos cambios. Por ejemplo, el refuerzo de la autonomía (financiación) de las maltrechas Confederaciones Hidrográficas, y facilitar la colaboración entre éstas y los entes locales. Con esto se conseguiría gestionar desde la unidad de cuenca, proyectos integrados para campo y ciudad, que ahora no están tan conectados como cabría esperar.
Es decir, aquí se abre un nuevo melón. Por un lado, es ver cuántos impuestos se pagan. Por otro, ver en qué se usan dichos impuestos y también los fondos europeos. Por otro, ver hasta qué punto se usan adecuadamente dichas asignaciones, asociándolas (o no) a efectos multiplicadores externos. Para ello, hay que huir de políticas clásicas y convencionales.
Hay que ponerse las pilas, o no estaremos preparados ante los cambios que ya están llegando. Alrededor de los PGE de cada año (un mamotreto legislativo de más de 700 páginas) hay una serie de reales decretos asociados que los complementan. Destacan los últimos reales decretos recogidos por el BOE en 2020 y aprobados hace pocas semanas con sorpresa y bronca parlamentaria. Destaca también el primer RDL de 2021, que mezcla la modificación de la Ley del Aguas en cuanto a sus cánones, con una nueva "forma de entender" la propiedad privada ajena, por decirlo finamente.
La situación está muy revuelta, la pandemia lo ha cambiado todo. La solución más obvia para el Covid-19, las vacunas, está suponiendo nuevas tensiones geopolíticas, tanto en su investigación, como en su distribución, que está lejos de solucionarse a corto plazo.
Por si fuera poco, el teletrabajo llegará en pocos meses, no ya como solución puntual ante una situación de emergencia, sino como acuerdo voluntario al inicio de un nuevo empleo y esto puede afectar en las condiciones laborales, también en la principal de ellas: el sueldo. ¿Me pagarán lo mismo por trabajar desde mi pueblo, donde el coste de vida es inferior, que en la ciudad donde antiguamente estaba “obligado” a vivir, para ir a la oficina? Tras el revuelo generado a causa de la diferencia de impuestos entre Andorra y España, ¿se seguirá adelante con la petición de la España vacía de modificar su fiscalidad, para que sea similar a la de las Islas Canarias?
Machine Learning, Internet of Things (IoT), maximizar la sensorización de equipos... todo esto se está implementando a un ritmo acelerado, en el sector del agua y en todos los demás. Cada vez tendrán un peso más relevante en comparación con las infraestructuras clásicas (obra civil) y esto es sólo el principio de a dónde podemos llegar.
A todo esto, hay que sumar que, como siempre, la legislación va por detrás de la tecnología. ¿Alguien puede poner objeciones a que me junte con unos amigos en la plaza de un pueblo cualquiera a hablar sobre posibilidades de inversión a pequeña escala? ¿Y si esa “plaza” es un foro virtual y si en vez de “unos amigos”, son cientos o miles de conocidos (o desconocidos) que deciden apostar al mismo número? Pues eso es lo que ha pasado hace pocos días. Un grupo de personas individuales organizadas a través de la red, ha conseguido cambiar significativamente el valor de las acciones de una cadena de videojuegos, GameStop. Por si fuera poco, sólo unos días después, han conseguido que el precio de un valor refugio clásico como es la plata, haya marcado su máximo en los últimos 10 años, superando los 30 dólares por onza el primer día de febrero, al cambio, casi 800 euros por kilogramo.

Nada está claro, nada es para siempre y nada es lo que parece. El choque generacional, digital y cultural, cada vez es más grande. Ya no es tan importante el hecho de los cambios en sí, sino la velocidad a la que se producen los mismos. Si no se hacen las cosas bien, en este barullo cambios continuados, los árboles no nos dejaran ver el bosque, no distinguiremos lo urgente de lo importante y el agua, una vez más, se quedará a dos velas. Desde el sector, se seguirá trabajando por llevar el agua a los grifos, las industrias y los campos y devolverla a los cauces en el mejor estado posible.
¡Ah! Por si fuera poco, en este inicio de 2021, alguien ha decidido que, “Dumbo”, “Peter Pan” y “Los Aristogatos” ya no son para niños. Vamos a necesitar más moral que el Alcoyano (¡ojo! la que ha liado hace unas semanas en la Copa del Rey) para lo que nos viene por delante.
¡Si pestañean, se lo van a perder!