Hace unas semanas comenzaba un hilo de artículos en este blog, con el que quiero dar un repaso de forma sencilla y divulgativa a algunos de los hitos más relevantes de las obras y política hidráulica de España a lo largo de su historia. Estando claro ya que los romanos marcaron un antes y un después en cuanto al agua se refiere y que siguen siendo un fuerte lobby, es hora de seguir avanzando en la historia del agua en España.
Este episodio es el que abarca una época más larga de cuantos voy a escribir, pues comienza en el siglo IV con los visigodos y avanza hasta el siglo XVII con la Casa de Austria.
Los pueblos germánicos: la época visigoda (siglos IV-VII)
Con el fin de la dominación romana y la llegada de los pueblos germánicos a la Península Ibérica, las costumbres de los pueblos del centro y el Norte de Europa se importan. Esto supone un aumento de la importancia del pastoreo y la pérdida de peso de la agricultura. La política hidráulica, por tanto, tiene menor peso que en épocas anteriores: no se realizan infraestructuras relevantes ni destinadas a la agricultura ni al abastecimiento.
La Edad Media: dominación musulmana y Reconquista (siglos VIII-XIV)
Con la llegada de los musulmanes a la Península Ibérica se recupera la importancia de la agricultura. A su vez, vuelve a darse gran relevancia a las ciudades destacando algunas de belleza excepcional; los jardines de los edificios de alta alcurnia son un monumento al agua. Se asientan las técnicas "de cirugía": avance en el manejo de los usos del agua, refinamiento, expansión de la superficie de regada. En contraposición a los romanos, las obras no destacan, en general, por una magnitud espectacular, sino que son un conjunto de actuaciones locales de menor entidad.
Pero también hay construcciones muy destacadas en cuanto a la hidráulica. Posiblemente, una de las más importantes sean las obras necesarias para alimentar la de agua a La Alhambra granadina (llegado este punto, igual que hiciera en el artículo sobre los romanos, he de recomendar un documental espectacular que trata de forma extensa la ingeniería hidráulica de esta maravilla andaluza: Antiguas Superestructuras - National Geographic).
En contraposición a los romanos que apostaban por el "almacenamiento", los árabes buscaban la permanencia de caudales en origen, aprovechándolos cerca de su curso natural y no realizando grandes obras de regulación o conducción, sino perfeccionando las redes. Los desarrollos árabes se dan especialmente sobre los ya existentes que introdujeron previamente los romanos. La dominación árabe de la Península, supone un paso de gigante en las técnicas de manejo del agua en muchas zonas del arco mediterráneo.
En cuanto al abastecimiento, destacan los "viajes de agua" o "qanat". Los hay de origen árabe y también medieval e incluso algunos de origen romano. Algunos de los más conocidos son los de la ciudad de la Madrid, que estuvieron en uso hasta bien entrado el siglo XIX con la aparición del Canal de Isabel II.
Iniciada la Reconquista, los territorios que van quedando bajo dominio cristiano, en general, mantienen las infraestructuras y costumbres hidráulicas árabes. Sin embargo, en determinadas zonas, se amplían los sistemas; esto sucede por ejemplo en el valle del Ebro y la vega valenciana. Durante esta época, se construyen, proyectan o esbozan algunas construcciones como el Canal de Urgel, el Canal de la Bardenas, el Canal Imperial de Aragón, la Acequia Real del Júcar, etc.
Los Reyes Católicos y la Casa de Austria (siglos XV-XVII)
Destacan en este periodo grandes obras hidráulicas, fundamentalmente en el Ebro y la zona de Levante. El agua ya no sólo se piensa para regadío, consumo humano e industria, sino también para el transporte, mediante la adaptación de las posibilidades fluviales del país como vías de comunicación. Se sientan por tanto las bases de lo que serían el Canal de Castilla y el Canal Imperial de Aragón, siglos después.
Esta época supone el gran impulso a las ideas y proyectos de grandes trasvases entre distintos puntos de la Península, así como muchos otros tipos de grandes obras hidráulicas, llegándose a materializar algunas de ellas. Otras muchas se construyeron más tarde y otras, con grandes modificaciones y adaptaciones, siguen siendo merecedoras de estudio actualmente. Un dato histórico interesante es que, en la primera mitad del siglo XVI, la Casa de Alba se opuso a uno importante proyecto de trasvase de los planteados.
De esta época es la primera de las presas de Puentes, construida y destruida inmediatamente, por una avenida al borde de la conclusión de la primera mitad del siglo XVII. Son construcciones destacadas también de la zona levantina las presas de Almansa (1584), Tibi (1594) y Elche (1640) y por ejemplo en la zona del Ebro, la presa de Arguis, comenzada a construir a finales del siglo XVII.
En cuanto los lugares emblemáticos, destacan las conducciones de abastecimiento necesarias para prestar servicio al Monasterio de El Escorial mediante las presas de Granjilla I (1560) y la Granjilla II (1660); además de todo el sistema hidráulico creado alrededor del Real Sitio de Aranjuez, con la Real Acequia del Jarama por bandera.
El hilo conductor de nuestra historia del agua
Lo que está claro es que, la historia hidráulica de España, siempre ha avanzado despacio, pero segura, y apoyándose en lo que se había hecho años atrás. Lo que algún día fue sólo una idea, más tarde se plasma en papel para pasar a ante-proyecto, política, proyecto y finalmente construcción o, en muchas ocasiones, vuelta a empezar. Es decir, nuevos proyectos y más discusión política. Esto se verá especialmente acentuado a partir del siglo XVIII, lo veremos en próximos capítulos.
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Artículos anteriores de esta serie:
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Referencia: Documentación Técnica del Plan Hidrológico Nacional (2000); Centro de Estudios Hidrográficos; Análisis de antecedentes y transferencias planteadas; Madrid, septiembre de 2000.