Al cine del pueblo en el que resido, llegan las películas de estreno con un cierto retraso con respecto a las capitales de provincia. Esto no es óbice para que podamos estar al tanto de los últimos estrenos, y los aficionados al séptimo arte podamos disfrutar de buenas películas sin necesidad de desplazarnos a otras localidades.
Cierto día del mes de marzo, estaba programada la emisión del último trabajo de Guillermo del Toro, LA FORMA DEL AGUA. La temática del agua en este caso es algo tangencial en el argumento, pero con eso y todo, cual no fue mi sorpresa cuando a la entrada del cine me di de bruces con un stand de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico con información sobre el proceso de concentración de los caudales ecológicos. No estoy seguro de a cuantos de los asistentes nos interesaba el asunto, pero en cualquier caso considero una manera loable de llevar el mensaje de que el agua es un bien público a vigilar y que todos estamos de alguna forma llamados a colaborar. Hay que implicar y educar a la ciudadanía en general en el cuidado de nuestros ríos y embalses, lagos y pantanos y de los recursos hídricos en general. Me sumo a esa labor, en la medida de mis limitadas posibilidades.