En el último pleno celebrado en la población en la que resido, tuvimos que oír de boca del Alcalde, como respuesta a una pregunta de la oposición, que la instalación de contadores de agua en las tomas del vecindario, no era una prioridad.
Lamentablemente, así ha sido y así es todavía en muchos casos. La clase política con una visión cortoplacista y pacata de la gestión municipal, acostumbra a buscar un beneficio tangible en las inversiones que acomete. No hablamos tanto de un interés personal, crematístico, fuera de la ley y que en contadas ocasiones llenan las portadas de los diarios y las cáceles de máxima seguridad de nuestro país.
Mas bien se trataría de un beneficio personal, centrado en la popularidad del político de turno. Popularidad que espera se traduzca en la designación por su partido como candidato a la reelección y una vez superado este escollo, en una riada de votos de sus convecinos para renovar en el cargo.
Es difícil hacerse popular, levantando zanjas, con las consabidas molestias a propios y extraños. Renovando tuberías e instalaciones que van a ir soterradas y no gozan de la visibilidad de otras infraestructuras. Con los consabidas interrupciones en el suministro de agua, inevitables en toda obra de esa índole. Mucho mejor inaugurar un parque con columpios, o darse un baño de multitudes en las fiestas patronales. Aúnque haya que echar la casa “consistorial” por la ventana.
Por tanto, el responsable político, trata de dilatar al máximo en el tiempo, la adecuación de las infraestructuras hídricas de la población, con la esperanza de que pueda librar la legislatura sin acometer ninguna reforma. “No vaya a ser que dentro de unos años, otro equipo de gobierno se beneficie de lo que yo he hecho.”
A todo esto, hay que sumar, la ingente cantidad de licencias de construcción que durante el boom inmobiliario, se otorgaron a diestro y siniestro, alegremente y sin calibrar adecuadamente si iba a ser posible garantizar el suministro de agua potable y el adecuado tratamiento de las aguas residuales.
De esos polvos, tenemos estos lodos, que actualmente el suministro de agua en muchas poblaciones de la comarca es muy deficitaria. Restricciones de agua severas, UNA planta depuradora de aguas residuales del pueblo (EDAR), que en muchas ocasiones se ve sobrepasada con el consiguiente vertido incontrolado al río.
Solución facil del mal gestor político.: Echar la culpa a otros, pasar la patata caliente a otras instituciones, a ser posible gobernadas por un partido distinto al propio. Y de esta manera seguir ganando tiempo. “Vengan días, y caigan ollas”
Los paganos , los sufridos vecinos, visitantes de temporada, y de alguna manera el ecosistema fluvial que se resiente.