España es un país que se caracteriza por sus múltiples contrastes, incluyendo una gran variedad de climas y recursos hídricos. Sin embargo, en la actualidad, dos temas en particular ocupan un lugar destacado y se han convertido en temas de gran importancia: la energía y los recursos hídricos. Estos temas son de vital importancia y deberían ser considerados estratégicos a nivel nacional, por lo que deberían estar por encima de los intereses partidistas y ser abordados a largo plazo a través de políticas de estado consensuadas.
Desafortunadamente, esto no siempre es posible debido a la estructura territorial del país y a las políticas de los partidos políticos dominantes, que han demostrado más interés en calentar el ambiente político que en resolver los problemas reales que afectan a la sociedad. En este sentido, la polarización y el enfrentamiento entre diferentes sectores de la sociedad son una triste consecuencia de esta situación.
La gestión del agua es un problema crucial en España debido a su desigual distribución y la falta de infraestructuras adecuadas para su gestión. En períodos de sequía, la zona árida ha tenido que construir amplias infraestructuras de abastecimiento, útiles en los periodos de sequía como de intensas precipitaciones, lo que ha evitado graves problemas de abastecimiento de agua e inumndaciones. Sin embargo, en las zonas habitualmente húmedas, la falta de infraestructuras adecuadas ha provocado restricciones en el suministro de agua.
La gestión de este recurso estratégico y público se realiza a través de las Confederaciones Hidrográficas, organismos encargados de la planificación y gestión de los recursos hídricos y las infraestructuras necesarias para el abastecimiento. Estas Confederaciones tienen dos pilares fundamentales: la gestión y planificación de los recursos hídricos y las infraestructuras necesarias, y las Comisarias de Aguas.
La gestión del agua es un problema crucial en España debido a su desigual distribución y la falta de infraestructuras adecuadas para su gestión
La gestión del agua en España ha sido un tema político muy controvertido. En la década de los noventa, el gobierno socialista trató de llevar a cabo el Plan Borrell para elaborar un Plan Hidrológico Nacional que vertebre el país en un recurso fundamental. Sin embargo, los gobiernos populares posteriores trataron de resolver algunos problemas puntuales, sin mucho celo y con interés político, circunstancial y electoral.
Además, la realidad territorial de nuestro país ha provocado cesiones de competencias en cuencas interiores a las Comunidades Autónomas. Esto ha generado un escenario de cambio climático con un problema en cuanto a un recurso estratégico de difícil solución, provocando inseguridades e incertidumbres no solo de tipo social sino económico.
Es importante destacar que el agua es un recurso estratégico a nivel nacional, junto con la energía, y que el 97% de ella es de carácter público. También es un bien llamado a ser cada vez más escaso en muchos lugares y es vital para el abastecimiento humano, agrícola e industrial que puede incrementar a diferentes usos, por ejemplo Hidrogeno Verde, Tensoactivos de origen vegetal para producir detergentes, etc., y por ende para el desarrollo y la sostenibilidad.
A pesar de esto, la gestión de los recursos hídricos por las Confederaciones Hidrográficas no es adecuada para las necesidades actuales. Además, la balanza comercial en el sector agroalimentario es negativa, lo que se relaciona estrechamente con la dependencia energética.
Para proponer soluciones efectivas en el manejo de los recursos hídricos, es necesario realizar una reorganización de la administración responsable de los mismos.
Cabe destacar que la Directiva Marco del Agua de CE establece el año 2027 como fecha límite para actuar sobre los acuíferos sobreexplotados o contaminados ubicados en zonas vulnerables de contaminación de nitratos. Desconocemos si existen planes nacionales al respecto. En resumen, la gestión del agua en España es un problema crucial que requiere la toma de iniciativas urgentes para garantizar la sostenibilidad y el desarrollo del país.
Para proponer soluciones efectivas en el manejo de los recursos hídricos, es necesario realizar una reorganización de la administración responsable de los mismos. Es importante que el Ministerio encargado, ya sea Obras Públicas, Fomento, Infraestructuras, Agricultura o el actual Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, asuma la planificación, organización y ejecución de infraestructuras, así como la elaboración del Plan Hidrológico Nacional. En este sentido, sería recomendable reservar las actuales demarcaciones para las gestiones propias de las Comisarias de Aguas.
Se debe tener en cuenta que las planificaciones, proyectos y gestiones de obras de infraestructuras viales y de transporte de carácter nacional son competencia del Ministerio de turno, incluyendo la gestión de puertos y costas.
Llama la atención que un recurso estratégico, como el agua, tenga una gestión mayoritariamente privada. Es necesario implementar políticas de Estado efectivas para garantizar la gestión adecuada de los recursos hídricos y otros sectores estratégicos.
Es fundamental abordar problemas relacionados con el tratamiento de aguas, incluyendo la depuración, vertidos y desalación, que probablemente el problema de agua en el país acabe siendo realmente un problema de sal. De esta manera, se pueden implementar políticas que fomenten una gestión adecuada de los recursos y se logre un equilibrio entre el desarrollo y la sostenibilidad ambiental.