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La estandarización del método. El ocaso de un ciclo

Sobre el blog

Jose Luis Soler Martinez
Empresario. Director General de Imabe do Brasil Ltda. , Fundador de Grupo Oceánica Maroc, Turalter, Srl. , Technoymar Soluciones, S.L. y Ecowater Technologies, S.L. Ecowater Innova/Zequanox en Europa y América Latina
  • estandarización método. ocaso ciclo

El modelo de vida que hemos adoptado en los últimos 50 años ha generado un modelo productivo basado en la estandarización de los procesos que han contribuido a instalar y perfilar hábitos y comportamientos muy acusados en las sociedades humanas de los siglos XX y XXI.

Mientras que en el film Tiempos Modernos del año 1936, Charles Chaplin dibuja la angustia de un empleado de la clase obrera en un escenario futurista y desolador, no era imaginable ni para él ni para sus coetáneos, lo que el fenómeno de la industrialización, la producción en cadena y la revolución de las comunicaciones, vendría a suponer para los usuarios y el medio ambiente, en los años venideros.

Desde los medios de transporte de personas y bienes, a las comidas rápidas, pasando por los utensilios domésticos, herramientas, prendas de vestir y adornos de usar y descartar, el acceso masivo a dispositivos de comunicación, los servicios ultrarrápidos de pagos, cobros, intercambios, etc. todos, sin excepción, son originados por procesos basados en la modelización, si consideramos que un modelo es una abstracción o esquematización de algo, para facilitar su creación, comprensión o uso.

De este modo, y como consecuencia de lo anterior, cuanto mayor es la cantidad de unidades a consumir/descartar, el proceso productivo requiere de mayor eficiencia. La eficiencia en términos de cantidad, solo puede ser ofrecida por procesos matemáticos, mecánicos o computacionales basado en modelos que crean insumos que omiten detalles no esenciales del sistema real, reduciendo su complejidad y facilitando su comprensión, uso y manejo. Los modelos no pueden ni deben captar, en la mayoría de los casos, todo lo que es relevante.

Estos procesos nos han conducido a modelos de comportamiento que se ajustan más a los propósitos, intenciones o planes de los estándares productivos, mediante las modas y las tendencias, que a los deseos y necesidades reales de las personas.

De esta forma hemos adoptado un sistema de valoración y análisis de los eventos, situaciones fenómenos y hábitos, que nos afectan, tomando como referencia exclusivamente las propuestas de los estándares, generalmente inducidos, con la consiguiente pérdida de la capacidad de distinguir las cualidades de las cosas que deberían estar basados en criterios propios de experiencia y uso.

Este proceso degenerativo, que nos aboca a la incapacidad de detectar los riesgos que conlleva una determinada alternativa, constituye uno de los mayores riesgos a que está sometida la sociedad humana actual.

¿Seremos capaces, de comprender que sólo somos huéspedes de un ecosistema basado en equilibrios naturales?

Pero no todo está sometido a estas reglas. La naturaleza tiene sus propias reglas. Cuando intentamos doblegar los principios del equilibrio natural para adaptarlo a las necesidades de una sociedad basada modelos estándares de comportamiento como los descritos, se produce el conflicto.

La alteración del equilibrio por la contaminación del aire y las aguas, por ejemplo, no es más que una consecuencia del conflicto.

La nada fácil interpretación del ciclo hidrológico provoca teorías enfrentadas sobre las causas reales que provocan el calentamiento de nuestra atmósfera y nuestros océanos, por consiguiente el desequilibrio en el ciclo hidrológico. Una teoría, la más generalizada, dice que los efectos de la emisión de CO2 por el uso de combustibles fósiles, la desforestación, la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas, son la causa de este fenómeno. Argumentos contundentes que no admiten mucha discusión. 

Sin embargo, otra teoría argumenta que, el calentamiento global es un proceso geológico natural que puede comenzar a revertir dentro de 10 o 20 años. Para asegurar esto, los investigadores examinaron datos de fuentes que incluyen las medidas de las tasas de evaporación de los océanos, fuentes artificiales de dióxido de carbono y datos globales del ultimo millón de años, contenidos en un informe de 1995 del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático IPCC.

En él se dice que cerca de 90 billones de toneladas de dióxido de carbono circulan anualmente entre los océanos y la atmósfera y otros 60 billones de toneladas son intercambiadas entre la vegetación y la atmósfera. Comparadas las emisiones de fuentes artificiales de unos 5 o 6 billones de toneladas por año, concluye que las fuentes naturales serian responsables por más del 95% de todo el dióxido de carbono atmosférico. Con 6 billones de toneladas, los seres humanos son responsables por una cantidad comparativamente pequeña-menos del 5% -del dióxido de carbono atmosférico. Si la naturaleza es la fuente del restante dióxido de carbono, es difícil asegurar que el dióxido de carbono producido por el hombre pueda se la causa del aumento de la temperatura.

Es probable, que ambas teorías expresen datos se ajusten al hecho real. Pero, ¿seremos capaces, de comprender que sólo somos huéspedes de un ecosistema basado en equilibrios naturales?

¿Cuánto de lo que concebimos y utilizamos para mantener y disfrutar nuestro modelo, es compatible con el equilibro natural? A la vista de los resultados, parece que estamos pasando por alto este detalle.

Si observamos con algún detenimiento los datos que siguen, nos daremos cuenta inmediatamente que estamos especulando con un elemento vital, como es el agua, que dispone de un estrecho margen de variabilidad. El agua en estado líquido del planeta, es de 1386 millones de kilómetros cúbicos. En términos de masa equivale a tan solo 1/4400 de la masa total del planeta, es decir, un 0,02 %. Pues bien, el agua dulce tan solo representa el 0,7 % de ese pequeño 0,02 %. De esta insignificante cantidad de elemento vital, obtenemos casi todos los recursos necesarios para la vida humana. 

Los principios activos de la práctica totalidad de insumos necesarios para mantenernos vivos, son obtenidos de la Naturaleza. Sin embargo, hemos creado una “naturaleza” paralela y artificial que pretende sustituir los elementos esenciales por otros “más eficientes”, adaptados a las necesidades que hemos generado, sin tener en cuenta el coste medio ambiental.

Indefectiblemente, tenemos que acercarnos al origen. No hoy otro camino. Cuando descubramos que nuestro modelo actual de desarrollo no responde a las premisas de lo que hemos denominado desarrollo sostenible, sólo nos quedará una alternativa: Utilizar los recursos primigenios para retornar al equilibrio. Teniendo en cuenta que el termino primigenio se refiere a lo original. Algo que ha sufrido modificaciones con el paso del tiempo.

La Biotecnología aplicada a los elementos vitales y esenciales para la vida , junto con el conocimiento y el sentido común en el empleo de los avances tecnológicos, es una de las vías que podremos utilizar para aproximarnos al equilibrio, sin renunciar al desarrollo.

La apuesta por un modelo de desarrollo basado en la utilización de técnicas y procedimientos que primen y hagan posible el uso los elementos originales orgánicos e inorgánicos, necesarios para nuestra subsistencia, hará posible un cambio del comportamiento humano en relación al respeto a los recursos finitos que disponemos.

Hemos alcanzado el zenit de lo efímero, la banalización de las cosas, cuyo ciclo de vida es tan corto, en muchos casos, como la vida de la Ephemeroptera, conocidos comúnmente como efímeras y cuya vida alcanza solo 24 horas. ¿Cómo sostener un sistema productivo cuyo proceso es más largo que la vida útil del producto? Creando un sistema infernal de reposición. Hemos convertido el mercado de la demanda en una trituradora de recursos finitos.

El estado de conciencia que parece haber despertado en muchos sectores de la sociedad, cuando nos llegan los ecos de los que es relevante y que cada día alcanza a millones de individuos, deberá ser canalizado utilizando los modelos actualmente instalados y reorientando los objetivos hacia un nuevo modelo de desarrollo basado en potenciar el altruismo biológico de la raza humana, la valorización de los recursos naturales, el uso responsable de los bienes disponibles y la durabilidad de los mismos.