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¿Hora de cambiar el futuro?

Sobre el blog

Jose Luis Soler Martinez
Empresario. Director General de Imabe do Brasil Ltda. , Fundador de Grupo Oceánica Maroc, Turalter, Srl. , Technoymar Soluciones, S.L. y Ecowater Technologies, S.L. Ecowater Innova/Zequanox en Europa y América Latina
  • ¿Hora cambiar futuro?

A comienzos del siglo XX, éramos algo más de 1.700 millones. En el año 2020, superábamos los 7.700 millones. En 2050 seremos 9.800 y al final del presente siglo, es probable que alcancemos la cifra de 12.000 millones de personas, habitando el planeta.

Actualmente disponemos de 148.000.000 de Km2 de superficie emergida. 69,8 millones se corresponden con tierras agrícolas, de los cuales 31 millones de hectáreas son tierras arables. Con toda seguridad, esta superficie se verá ampliamente disminuida, principalmente por la erosión, en una cantidad de 100.000 km2/año.

Por otra parte, el nivel de las aguas de los océanos también provocará pérdidas importantes de tierras litorales, generalmente las más pobladas. El riesgo es más que evidente para los que habitan en la desembocadura de los grandes ríos: unos 450 millones de personas viven en el delta de los mayores ríos del mundo. Otros 250 millones se encuentran en un radio de 25 kilómetros. Las razones son evidentes, tradicionalmente han sido zonas ricas en pesca y muy fértiles para la agricultura. Esta predicción, aunque parezca catastrófica, es una predicción a la baja. El aumento del nivel del mar entre 2000 y 2100 sería de 26-55 cm en caso de producirse pronto un recorte en las emisiones de gases de efecto invernadero, o de 52-98 cm, si dichos recortes no tienen lugar, e incluso más.

El nuevo mapa de las ciudades

Cuando la mayoría de los humanos soñamos, lo hacemos con un apartamento en la costa. Vivir frente al mar y disfrutar del sol todos los días del año, en los años 70 la NASA ya pensaba en una futura 'gran migración': desde una tierra hostil en dirección a las estrellas. No viviríamos en urbanizaciones sino en “colonias”, similares a urnas de cristal, flotando en la inmensidad y la semioscuridad de la galaxia. Esto parece ciencia-ficción, pero en realidad son bocetos publicados por la Agencia Espacial. El escenario “hostil” capaz de plantear una migración, planteado por la NASA hace 50 años, hoy está más cerca. Solo que la migración no se producirá hacia las estrellas únicamente.

Los cambios geológicos descritos anteriormente, generarán un movimiento migratorio, como ya está ocurriendo en algunos lugares del planeta. El agua de mar penetra en zonas cada vez más alejadas de la costa, lo cual puede generar consecuencias catastróficas como la erosión, la inundación de humedales, la contaminación de acuíferos y de suelo agrícola, y la pérdida del hábitat de peces, pájaros y plantas. La crisis hídrica se acentuará, no solo por el cambio del clima, también se verán afectadas muchas de las infraestructuras que suministran agua a las poblaciones, las industrias y la agricultura y los procesos de tratamiento de las aguas residuales. Todo este escenario tiene que ser replanteado.

Pero no es únicamente este fenómeno el que provocará que el mapa de las ciudades del mundo y la re-ubicación poblacional, tenga que cambiar. Una de las consecuencias de la contaminación de la atmósfera y las aguas es precisamente la masificación de los núcleos de poblaciones urbanas colmatadas por millones de seres humanos que demandan mayores niveles de consumo de recursos hídricos y energéticos.

Otro aspecto a tener muy en cuenta es el de la salud pública. Uno de los acontecimientos de carácter global reciente, en forma de pandemia, y en el que nos encontramos inmersos, han puesto de manifiesto las fallas de todo orden y la falta de coordinación que presentan las instituciones que rigen nuestros destinos y  del mundo, cuando tienen que hacer frente a un problema alejado de las disputas políticas, económicas y sociales.

Otro dato que revela la validez de estas afirmaciones, lo corrobora la mayor vulnerabilidad de la población ante una crisis de salud pública, a pesar de las aparentes dotaciones de infraestructuras, como ha quedado demostrado, por los devastadores efectos en la salud y la vida de las personas en la mayoría de las grandes urbes como Paris, New York, Londres, Madrid, Barcelona, sólo por citar algunas.

Tal como predicen los estudios geológicos sobre la evolución del problema, también los estudios relacionados por la ciencia médica, nos indican que nuevas infestaciones globales se producirán por causa de nuevos procesos pandémicos.

No solo es necesario el estudio de las consecuencias del desplazamiento de los millones de personas que provocarán las inundaciones del suelo, y las enfermedades de ámbito global. Es fundamental pasar a la acción. ¿Acaso estas predicciones científicas no provocarán actuaciones preventivas en la futura planificación urbanística, el diseño de los futuros centros modelos de distribución, los hábitos sociales y de consumo, la seguridad y la salud?

Probablemente, una parte importante de la población que emigrará ahora y en los próximos años, de las tierras litorales, y de las grandes urbes, son personas originarias de localidades situadas en territorios del interior y que perdieron gran parte de la población en edad productiva, quedando casi despobladas, y que migraron a la búsqueda de una vida mejor. Muchos de estos pueblos y ciudades, hoy se encuentran abandonados o en condiciones muy precarias de infraestructuras y servicios.

¿Acaso estas predicciones científicas no provocarán actuaciones preventivas en la futura planificación urbanística, el diseño de los futuros centros modelos de distribución, los hábitos sociales y de consumo, la seguridad y la salud?  

El re-diseño del mapa poblacional, productivo, energético, de salud, seguridad y abastecimiento de agua, pasará forzosamente por contemplar un nuevo modelo de centros urbanos compatibles con el desarrollo y el progreso de nuestra civilización de la mano con la sostenibilidad del medio ambiente, los recursos hídricos y energéticos.

La nueva colonización de tierras y pueblos, hoy abandonados, en una gran parte de Europa, tienen su origen en la estrategia de expansión del Imperio Romano, y cuyas infraestructuras fueron la base para el desarrollo de muchas ciudades en el viejo continente y la raíz de nuestra cultura occidental, pueden ser un modelo de referencia para abordar la nueva estrategia de re-ubicación de los centros industriales, agrícolas y ganaderos, junto con el nuevo proceso de colonización y recuperación de territorios hoy abandonados que, inexorablemente, deberá producirse.

Un nuevo concepto de habitabilidad

Ciudades con poblaciones no superiores a 50.000 habitantes, en construcciones horizontales, dotadas de infraestructuras de comunicaciones, sanitarias y centros educativos de calidad, abastecimiento agrícola y ganadero situados en la demarcación. Centros productivos tecnológicos e industriales, en distancias no superiores a 50 kms. intercomunicados mediante una red  logística eficiente. Plantas de generación de energía solar, eólica o hidrológica en función de las características geográficas y ambientales.

Núcleos capaces del suministro y control  de los abastecimientos de insumos básicos alimentarios y de salud, generadores de empleo, basados en la optimización de los procesos tecnológicos propios, productivos agrícolas y ganaderos. Una nueva política de potenciación de los recursos propios, sin menoscabo de otros, que complementen y garanticen el abastecimiento de la población sin tener un alto nivel de dependencia de mercados ajenos, ante situaciones de crisis global, cuyas consecuencias las estamos viviendo en tiempo real. Cualquiera de las propuestas que pudieran contemplarse, deberán estar de acuerdo con las normas y principios de sostenibilidad y equilibrio ambiental.

Soluciones que tendrán que ser realizadas  para combatir y contrarrestar las consecuencias y las secuelas de hechos y actuaciones erróneas provocadas por los seres humanos y cuya finalidad no es otra que preservar la vida y la continuidad de la especie.

Estamos comprobando como las sociedades humanas responden sin titubeo ante los retos que afectan la supervivencia y el futuro de la civilización

Gobiernos, empresas y la sociedad civil no debemos darnos por satisfechos por el hecho de mantener la salud o recuperar/ superar los estragos que las crisis climáticas, económicas o de salud, puedan provocar. No se trata de participar en una carrera de salto de vallas contra la Naturaleza, como venimos realizando desde los albores de la humanidad. Debemos preparar las condiciones para que nuestros hijos y nietos recojan el testigo de un proceso de reconciliación con la naturaleza y puedan continuar por la senda de un mundo más habitable, altamente tecnificado, frente a los problemas que, a nivel global, ya amenazan con hacer la vida muy complicada de sostener en el futuro.

Las infraestructuras de datos y la gestión de la información, serán la clave en las ciudades del futuro con un porvenir lleno ventajas y de peligros. La invención de nuevos modelos de vida con una redistribución de la población y con mecanismos democráticos que permitan a la ciudadanía y a sus representantes mantener el control sobre los centros que gestionan el uso de la información dependerá, en definitiva, el futuro de los millones de seres humanos que vivirán en las ciudades de la segunda mitad del siglo XXI.