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Calidad del agua, ¿cómo afecta a nuestro sistema de riego?

Sobre el blog

  • Calidad agua, ¿cómo afecta nuestro sistema riego?

La importancia del agua en nuestra vida es innegable, ya que es esencial para la supervivencia de todos los seres vivos y también es vital para el desarrollo de la gran mayoría de procesos industriales, municipales y agrícolas. Sin embargo, no solo es importante la cantidad de agua disponible, sino también su calidad. La calidad del agua está marcada por sus características físico-químicas, condicionada por su origen y los tratamientos previos a su uso. En este artículo, nos centraremos en cómo la calidad del agua afecta a nuestro sistema de riego y cómo podemos garantizar que el agua utilizada en el riego sea de buena calidad y se utilice de manera eficiente y sostenible.

La "calidad del agua" debe entenderse como un concepto relativo, en el que se relacionan las características químicas, físicas, biológicas y radiológicas de la fuente de agua disponible con los valores de referencia específicos en función del destino, propósito o necesidad. Para valorar la idoneidad de la fuente de agua disponible para riego, debemos tener en cuenta, desde el punto de vista agrícola, el impacto que genera su uso en el cultivo, en el medio ambiente y en los componentes del sistema de riego.  Para determinar su mayor o menor adecuación, debemos conocer la calidad de agua desde el punto de vista sanitario, agronómico y de ingeniería de aplicación. Por tanto, es esencial comprender los diferentes aspectos de la calidad del agua, incluyendo la calidad sanitaria, la calidad agronómica y la calidad desde el punto de vista de ingeniería de aplicación.

Calidad sanitaria del agua

Para que una fuente de agua sea aceptada para su uso en riego, desde el punto de vista sanitario, ésta debe ser un agua microbiológicamente inocua para el cultivo, para las personas que puedan entrar en contacto durante la realización de las labores propias del cultivo y para el medio ambiente. Además, para aceptar un agua de riego como idónea, esta no debe contener metales pesados ni contaminantes emergentes que puedan ser transferidos al órgano de la planta, con valor comercial, a través de las raíces.

Calidad agronómica del agua

Desde el punto de vista agronómico, el concepto “calidad del agua” hace referencia, por un lado, al efecto que producen los compuestos solubles presentes en el agua que se incorporan al cultivo a través del sistema de riego; y, por otro lado, a la mayor o menor dificultad que tiene la planta para la absorción del agua y la absorción selectiva de iones.

La calidad del agua está marcada por sus características físico-químicas, condicionada por su origen y los tratamientos previos a su uso

Por tanto, la calidad agronómica del agua se refiere a cómo el agua afecta al crecimiento de las plantas. El agua debe tener un pH adecuado y contener una cantidad adecuada de nutrientes para garantizar un crecimiento saludable de las plantas.

Para que la fuente de agua disponible para su uso en riego sea considerada como “agua de calidad”, su uso debe contribuir al correcto desarrollo del cultivo y debe permitir alcanzar el objetivo productivo deseado (equilibrio entre calidad, cantidad y precocidad de la cosecha). Para ello, la composición química no debe:

  • Contener iones que, en cantidad suficiente, puedan generar cambios en la estructura y permeabilidad del suelo.
  • Incrementar la CE del agua hasta valores que interfieran de forma negativa en la capacidad de absorción de agua y nutrientes de la planta y que la cantidad unitaria de estos no genere efectos fitotóxicos.

Calidad desde el punto de vista de ingeniería de aplicación del agua

Desde este punto de vista, el concepto “calidad del agua” hace referencia al grado de interferencia que generan los sólidos en suspensión, en disolución y los organismos con capacidad de proliferación presentes en el agua de riego, con la funcionalidad y vida útil de los principales componentes del sistema de riego.

La calidad desde el punto de vista de la ingeniería de aplicación del agua se refiere, por tanto, a cómo se utiliza el agua en el sistema de riego. Es crucial considerar factores como la turbidez, la conductividad y el contenido de sólidos en el agua para garantizar un riego eficiente y evitar problemas de obstrucción en los sistemas de riego. Por ejemplo, si el agua contiene un alto nivel de sólidos en suspensión, puede causar problemas de obstrucción en los sistemas de riego, lo que puede provocar una reducción en el suministro de agua a las plantas.

Caracterización del agua desde el punto de vista de ingeniería de aplicación, ¿qué hay que tener en cuenta?

Para caracterizar el agua desde el punto de vista de la ingeniería de aplicación, es importante tener en cuenta varios aspectos.

1. Partículas en suspensión (TSS), junto con la cantidad total de sólidos suspendidos, que habitualmente se expresa en ppm o mg/l. Necesitamos conocer la naturaleza de los contaminantes y la distribución por tamaños de las partículas.

  • Naturaleza de los contaminantes: puede ser de naturaleza orgánica o inorgánica. La principal diferencia, desde el punto de vista de ingeniería de aplicación, es su comportamiento una vez acceden al interior de la instalación, condicionado directamente por su peso específico. El peso específico (densidad), condiciona la cinética de la partícula en el interior de la conducción y determina, junto con el peso unitario de la partícula, su volumen.
  • Distribución por tamaños de las partículas: nos permite determinar la mayor o menor interacción de las partículas presentes en la fuente de agua con el equipo de filtración y con los emisores de riego. La distribución granulométrica de las mismas nos aporta la información necesaria para conocer la cantidad de partículas que será retenida por el equipo de filtración y la cantidad que ingresará al sistema de riego tras el proceso de filtración.

Para un determinado valor de ppm, una gran cantidad de partículas de tamaño relativo alto generará una mayor interferencia con el sistema de filtración y, para una cantidad elevada de partículas de reducido tamaño relativo, permitirá el ingreso al interior del sistema de riego de un mayor volumen total de partículas. Un gran número de partículas en el interior del sistema aumentará la probabilidad de producir interferencias con los componentes pertenecientes a la instalación de campo y el riesgo de que se produzcan obturaciones en los emisores de riego, junto con una mayor frecuencia e intensidad de las labores de mantenimiento encaminadas a reducir el riesgo de obturaciones. 

La calidad desde el punto de vista de la ingeniería de aplicación del agua se refiere, por tanto, a cómo se utiliza el agua en el sistema de riego

2. Partículas en disolución (TDS). Se trata de la fracción soluble de interés presente en el agua de riego. Desde el punto de vista de ingeniería de aplicación, es la que hace referencia a las sales que el agua porta en disolución y que, bajo las condiciones de exposición habituales, puedan precipitar en el interior del sistema de riego.  

La interacción de los compuestos solubles con los principales componentes del sistema de riego está directamente relacionada con su contenido unitario y concentración relativa. Los niveles de dureza, alcalinidad y el valor de índice de Langelier, junto con la mayor o menor presencia de los compuestos solubles de Fe, Mn y SH2entre otros, determina la cantidad y naturaleza de los precipitados que se puedan generar. Estos condicionan el tipo y frecuencia de las labores de mantenimiento necesarias para no reducir la uniformidad de aplicación del agua determinada por el nivel de obturación y la vida útil de las tuberías emisoras.

3. Partículas orgánicas con capacidad de proliferación: la probabilidad de producir obturaciones y la frecuencia e intensidad de las labores de mantenimiento, junto con la vida útil de los emisores, está condicionada por la mayor o menor presencia en la fuente de agua de microorganismos con potencial para colonizar las superficies interiores de las conducciones (formación de biofilm), la formación de compuestos propios de su actividad metabólica, oxidar ciertos compuestos químicos y contribuir de forma activa en la descomposición de residuos orgánicos inertes.

Todo esto nos evidencia que, para intensificar la producción y rendimiento económico por unidad de superficie, el empresario agrícola debe optimizar todos los recursos disponibles y conocer los factores condicionantes relacionados con la actividad productiva.

Desde el punto de vista agrícola, podemos considerar al volumen de agua disponible para riego como un recurso y su calidad como una condición.

Desde AZUD han desarrollado soluciones innovadoras que nos permiten mantener los estándares de calidad del agua, ayudando al agricultor a optimizar este recurso y sus sistemas de riego. Los sistemas de filtración AZUD, responsables de la calidad del agua desde el punto de vista de ingeniería de aplicación, junto con los equipos AZUD QGROW, destinados a satisfacer las necesidades nutritivas del cultivo, permiten alcanzar el objetivo productivo deseado, aportando a la planta la cantidad de agua precisa a través de una amplia gama de emisores diseñada para todo tipo de cultivos.

Desde AZUD han desarrollado soluciones innovadoras que nos permiten mantener los estándares de calidad del agua, ayudando al agricultor a optimizar este recurso y sus sistemas de riego

Ignorar la calidad del agua disponible o el desconocimiento de su interacción con el personal de operación, con el cultivo y los componentes pertenecientes al sistema de riego no solo reduce de forma notable la cantidad y calidad de la producción a la vez, sino que también incrementa los gastos asociados a la práctica de riego y condiciona la vida útil de los principales componentes del sistema de riego.

En resumen, es esencial conocer la importancia de la calidad del agua para el correcto desarrollo del cultivo y la obtención de un rendimiento económico satisfactorio. Para ello es necesario evaluar la calidad sanitaria, agronómica y desde el punto de vista de ingeniería de aplicación del agua, teniendo en cuenta aspectos como la cantidad de partículas en suspensión y disolución, así como la presencia de partículas orgánicas con capacidad de proliferación.