El año pasado, por estas fechas, me preguntaba ¿y, si hay canción del verano, por qué razón no podría haber post del verano?, y de ahí nació el primer post en iAgua en verso y con ritmo de reggaetón, Despacito/rapidito.
Este año he estado esperando a ver si alguna canción emulaba el éxito de la del pasado estío, para sacar el post correspondiente. Pero como no ha sido así, finalmente me he inclinado por comentar una noticia veraniega, que aparecía el pasado 26 de julio, en el Diario de Sevilla, bajo el título “El origen de la grasa de la cucaña”.
El origen de la grasa de la cucaña
Al post resultante le he puesto por nombre: “Velá de Santa Ana, Cucaña, Guadalquivir e I+D” y, a continuación, paso a explicar que tienen en común estos cuatro términos.
Velá de Santa Ana
La Velá de Santa Ana es una fiesta que se celebra en el barrio sevillano de Triana, a finales del mes de Julio, en honor de su patrona, y cuyo origen se remonta, nada más y nada menos, que al siglo XIII.
Velá es la forma popular de referirse al término “velada”, y más popular es aún la versión abreviada de esta fiesta: “La Velá Santana”.
Entre las actividades lúdicas que se pueden disfrutar en la Velá destaca el concurso de la …
Cucaña
Para este concurso (de origen mucho más reciente que el de la Velá, pues data de comienzos del pasado siglo), en una barcaza atracada en el río, se coloca, sobresaliendo unos cuantos metros de la misma, un poste en horizontal, en cuyo extremo se coloca un banderín, que deben alcanzar los concursantes. Para añadirle dificultad a la empresa, y para divertimento y regocijo de los múltiples espectadores aposentados en las orillas, el poste se embadurna convenientemente con grasa.
La escasa superficie de apoyo, y el hecho de que está muy resbaladiza por la grasa aplicada, hacen que sean numerosas, acrobáticas, e hilarantes, las caídas al río…

Gualdaquivir
El Río Grande, Río Betis, o “la gran avenida de Sevilla”, como a algunos le gusta llamarlo, acoge la barcaza atracada en sus aguas equipada con la cucaña.

Gran parte de la grasa aplicada a la cucaña acaba en el río, adherida a los pies y a otras partes del cuerpo, de los intrépidos concursantes que se lanzan en busca de la gloria efímera de alcanzar el banderín.
Hasta no hace mucho, tal como recoge el artículo del Diario de Sevilla, la grasa que se empleaba se obtenía de los talleres de automóviles, presentaba un color oscuro, manchaba bastante y su olor, nada agradable, impregnaba el ambiente. Por si fuera poco, la grasa que llegaba al río quedaba en forma de vistosas manchas flotantes, que hacían evidente su poder contaminante.
Para solucionar este problema medioambiental, de carácter local y temporal (solo se daba en la semana de la Velá), se hizo necesaria la aparición en escena de la…
I+D
El Ayuntamiento de Sevilla se puso en contacto con PERSAN, empresa de gran arraigo en Sevilla, dedicada a la fabricación de detergentes.
La I+D al servicio de la fiesta
La petición del Ayuntamiento a esta empresa fue clara: “necesitamos un producto que sustituya a la grasa industrial que hasta ahora estamos empleando y que por supuesto resbale mucho. Pero lo más importante, que sea BIODEGRADABLE”.
El departamento de I+D de la empresa se puso manos a la obra y, tras varios intentos, dieron con una pasta transparente, inodora, con una viscosidad y aplicabilidad similar a la de la grasa original, pero que se disolvía en el agua. ¡Se acabaron los grasientos flotantes en el Gudalquivir en las fechas de la Velá!
Actualmente, el Ayuntamiento de Sevilla encarga todos los años a la empresa 100 kilos de esta pasta, en aras de una Velá más ecológica. Quizá parezca mucha cantidad, pero la pasta se debe ir reponiendo periódicamente conforme caen al agua los aguerridos concursante en busca de efímera fama. Además, no hay que olvidar que tamaña cantidad de pasta se justifica plenamente, porque SIN GRASA, LA CUCAÑA NO TIENE GRACIA.
P.D. larga.- Cuando decidí escribir un post comentando la noticia aparecida en la prensa sevillana, dado que iba a jugar con cuatro términos (Velá, cucaña, Guadalquivir e I+D), me surgió inicialmente la idea de intentar relacionarlos con los elementos aristotélicos (agua aire, fuego, y tierra).
En el caso del agua no había problema, la cosa encajaba, para eso ahí estaba el río Guadalquivir.
Para el aire, dado el carácter festivo de la Velá, añadiéndole este adjetivo y dejándolo en aire festivo, me podría valer perfectamente.
En el caso del fuego, la cosa estaba más complicada, pero me di cuenta de que con tan solo cambiar la primera letra de este elemento, se me transformaba fuego en juego que, al fin y al cabo, es lo que es la cucaña.
Transformar tierra en I+D fue una aventura imposible, pero acogiéndome a aquello de que “no dejes que la realidad te estropee una buena noticia” (en este caso un buen post), estuve tentado a obviar que el cuarto elemento no encajaba y publicar el post tal cual.
Cuando el Médico del Agua tuvo noticia de mis intenciones, me lo recriminó duramente: “No estoy dispuesto a consentirte que el reconocimiento que he ido consiguiendo entre mis lectores, lo arruines de un plumazo, mejor dicho, de un “postazo”.
No hizo falta más, me olvidé de Aristóteles y sus elementos, y he comentado la noticia de la prensa sevillana tal y como se recoge al inicio de este veraniego post.
P.D. corta: Incluso añadiendo esta rebuscada y larga postdata, el post no llega a las mil palabras. Pero, teniendo en cuenta que es verano y que los lectores tienen cosas más importantes que hacer que leerme, considero que es más que suficiente.