En nuestra sociedad actual es más que habitual tener un armario lleno de ropa de temporada que vamos actualizando cada poco tiempo, comprándonos prendas que utilizamos un par de años y luego desechamos. En general, todos sabemos que esto tiene un impacto sobre el medio ambiente, pero ¿sabemos realmente cuál es ese impacto?
Según un estudio realizado por la Universidad Politécnica de Madrid, junto a la Fundación Botín, para la producción de un pantalón vaquero son necesarios entre 2.000 y 3.000 litros de agua. Una persona bebe entre 3 y 4 litros de agua diarios, o al menos eso debería, lo que implica que un único vaquero consume el agua que beberíamos durante más de dos años, y teniendo en cuenta el agua necesaria para la producción de nuestro armario completo, los números se disparan.
Otro de los grandes problemas de la industria textil es la contaminación del agua utilizada en los procesos de producción debido a la utilización de tintes y tratamientos como el “efecto gastado” de los vaqueros. Según datos de la ONU, la industria textil es la responsable del 20% del agua contaminada del mundo. Si bien en nuestro país esta contaminación no se ve tan reflejada, en países del sudeste asiático, donde se concentran la gran mayoría de fábricas de producción textil debido a la obtención de mano de obra barata, así como una legislación más suave, hay ríos que han cambiado de color debido a la contaminación derivada del teñido y acabado de la ropa.
Otro de los grandes problemas de la industria textil es la contaminación del agua utilizada en los procesos de producción debido a la utilización de tintes y tratamientos
Según Ecoembes, actualmente compramos 4 veces más ropa que en la década de los 90, por lo que todos los problemas derivados de la industria textil se han magnificado enormemente en muy poco tiempo. Sin embargo, hay buenas noticias. En los últimos años se ha ido experimentando un aumento de la conciencia social respecto al medio ambiente, lo cual se ha traducido en un cambio en algunas marcas del sector textil, las cuales, ya sea por adaptarse a este nuevo público o por propia conciencia, están implementando cada vez más medidas para hacer prendas más sostenibles y duraderas en el tiempo.
Un buen ejemplo es Levi’s, una marca icónica de vaqueros que en 2011 introdujo una nueva tecnología para la producción de sus prendas que ha conseguido ahorrar 4200 millones de litros de agua desde entonces, además de reutilizar y reciclar el agua utilizada. Además, ha cambiado sus proveedores de algodón, utilizando ahora un 65% de algodón procedente de fuentes más sostenibles. Y quiere continuar así teniendo como objetivo que el 100% del algodón utilizado sea de origen sostenible para 2025, así como la reducción del 50% del consumo de agua en fábricas situadas en zonas de escasez para 2030.
Otra marca que podemos considerar a la cabeza del cambio de las marcas textiles, y que lleva bastante tiempo intentando mejorar su impacto ambiental es H&M. Esta marca tiene múltiples compromisos con el medio ambiente y la sostenibilidad de sus prendas, y en concreto, respecto al impacto sobre el agua tiene propuestas bastante interesantes.
Se ha asociado con organizaciones como WWF y Solidaridad para intentar cambiar el impacto de la moda sobre el agua desde el origen, formando al personal y a proveedores para reducir su consumo o eliminando lavados innecesarios durante el proceso de teñido. Además, están trabajando en políticas para recuperar y proteger fuentes de agua contaminadas en los países productores como Bangladesh o Turquía.
Para conseguir ser pioneros y seguir mejorando en su proceso de llegar a la sostenibilidad, H&M invierte en proyectos de innovación que ayuden a la industria de la moda a reducir sus impactos. Muchos de estos proyectos están centrados en la sustitución de materias primas como el algodón virgen, por otras recicladas o producidas a partir de desechos, lo que reduce en gran medida el consumo de agua de las prendas, ya que una gran parte de este se produce durante el cultivo del algodón. Algunos ejemplos son la utilización de residuos procedentes de la industria del zumo de cítricos para la producción de un material similar a la seda, idea desarrollada por la empresa italiana Orange Fiber, o la producción de piel vegetal alternativa a partir de los residuos derivados de la producción de vino, desarrollado por Vegea TM.
Una de las cosas que caracteriza a H&M es el lanzamiento de colecciones cápsula con una idea central, y recientemente lanzó una en colaboración con Colorifix, una empresa que sigue un proceso de teñido basado en bacterias. El consumo de agua en este proceso es un 68% menor a las prácticas convencionales de teñido y los tintes se producen de forma 100% natural sin contener productos tóxicos que puedan contaminar el agua.
Está claro que falta mucho por hacer, y estos son solo algunos pequeños ejemplos de la inmensidad de industria textil existente, pero el compromiso con la sostenibilidad, y especialmente con el agua, de estas grandes empresas son pequeños pasos en la dirección de lograr una industria textil responsable con el planeta.