El Día Mundial del Retrete se celebra el 19 de noviembre de cada año con el objetivo de inspirar la acción para hacer frente a la crisis mundial del saneamiento. Bajo el lema “No dejar a nadie atrás”, 2019 se centra en llamar la atención sobre las personas que se quedan sin saneamiento y sobre las consecuencias sociales, económicas y ambientales de la inacción.
Si bien en 2017 el Día Mundial del Retrete se centró en el viaje de las heces con la intención de acabar con los tabúes que rodean a los retretes y a la defecación, y en 2018 lo hizo en la llamada de la naturaleza, este año se trata de un refuerzo de la campaña iniciada el 22 de marzo con el Día Mundial del Agua. Con el mismo lema “No dejar a nadie atrás”, se busca dar un nuevo impulso para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible nº 6, que promete saneamiento para todos para el año 2030.
ODS 6: Agua limpia y saneamiento. ¿Cuáles son las metas de saneamiento?
2030 el año fijado para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible; un año que no está tan lejos. El objetivo del ODS 6 es garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del saneamiento y el agua para todas las personas, en todos los entornos, para esa fecha.
Dentro de este, las prioridades se centran en:
- Lograr el acceso a servicios de saneamiento e higiene adecuados y equitativos para todos y poner fin a la defecación al aire libre, prestando especial atención a las necesidades de las mujeres y las niñas y las personas en situaciones de vulnerabilidad.
- Mejorar la calidad del agua reduciendo la contaminación, eliminando el vertimiento y minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos, reduciendo a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar y aumentando considerablemente el reciclado y la reutilización sin riesgos a nivel mundial.
- Ampliar la cooperación internacional y el apoyo prestado a los países en desarrollo para la creación de capacidad en actividades y programas relativos al agua y el saneamiento, como los de captación de agua, desalinización, uso eficiente de los recursos hídricos, tratamiento de aguas residuales, reciclado y tecnologías de reutilización.
- Apoyar y fortalecer la participación de las comunidades locales en la mejora de la gestión del agua y el saneamiento.
Según la ONU, la escasez de agua afecta a más del 40 % de la población mundial, una cifra alarmante que presenta una tendencia creciente con el aumento de las temperaturas globales debido al cambio climático. Y aunque 2.100 millones de personas han conseguido acceso a mejores condiciones de agua y saneamiento desde 1990, la decreciente disponibilidad de agua potable de calidad es un problema importante que aqueja a todos los continentes.
Vídeo: Naciones Unidas.
¿Por qué es importante el acceso a agua limpia y saneamiento?
El acceso a agua, saneamiento e higiene es un derecho humano. Sin embargo, miles de millones de personas siguen enfrentándose a diario a enormes dificultades para acceder a los servicios básicos: 673 millones de personas siguen practicando la defecación al aire libre en todo el mundo (WHO/UNICEF 2019), además, al menos 2.000 millones de personas utilizan una fuente de agua potable contaminada con heces (WHO 2019), por no mencionar que más del 80 % de las aguas residuales resultantes de la actividad humana se vierte en fuentes de agua sin ningún tipo de tratamiento (ONU, 2016).
Estas alarmantes cifras tienen un coste, el primero y más importante, el de vidas:
- Se estima que el saneamiento deficiente provoca 432.000 muertes por enfermedades diarreicas cada año y que es un importante factor subyacente a varias enfermedades, como las lombrices intestinales, el tracoma y la esquistosomiasis (OMS, 2019).
- En países donde menos del 70 % de las personas tienen agua potable, el número de muertes por enfermedades infecciosas en 2018 fue un promedio de 486 por cada 100.000 personas, en comparación con 88,3 muertes por cada 100.000 personas en países con mejores servicios de agua potable
- Los niños menores de cinco años que viven en países afectados por conflictos prolongados tienen, en promedio, casi 20 veces más probabilidades de morir a causa de enfermedades diarreicas causadas por la falta de agua potable, saneamiento e higiene que por la violencia directa (UNICEF, 2019).
- Aproximadamente 1.500 millones de personas en todo el mundo son infectado con helmintos transmitidos por el suelo, que podría prevenirse completamente con saneamiento adecuado (ONU).
- Se calcula que 297.000 niños menores de 5 años mueren cada año por enfermedades diarreicas causadas por el consumo de agua insalubre, un saneamiento insuficiente o una mala higiene de las manos (OMS, 2019).
El segundo coste hace referencia a la economía. Según un estudio realizado por el Grupo Banco Mundial, UNICEF y OMS, la ampliación de los servicios básicos de agua y saneamiento a las poblaciones desatendidas costaría 28.400 millones de dólares al año entre 2015 y 2030, o el 0,10% de la producción total de los 140 países incluidos en el estudio.
Sin mejores infraestructuras y sin una gestión más eficaz, no solo millones de personas seguirán muriendo cada año y se seguirá perdiendo diversidad biológica y resiliencia de los ecosistemas, socavando la prosperidad y los esfuerzos realizados en pro de un futuro más sostenible. Y es que por cada dólar invertido en saneamiento básico en zonas urbanas un promedio de $2.5 es devuelto en costos médicos ahorrados y aumento de la productividad; en el caso de las áreas rurales, se devuelve un promedio de $5 por cada $1 invertido (Hutton, 2015).
No dejar a nadie atrás: retretes para todos
“Hace más de 10.000 años que convivimos con las aguas negras, un desecho humano que aún hoy continúa siendo letal para millones de personas”, dice Santi Serrat en este reportaje de la Fundación We Are Water. Y es que, a lo largo de la historia, las aguas negras (aquellas contaminadas con heces u orina) no han dejado de ser un problema para el ser humano pese a la evolución de los sistemas de saneamiento para su tratamiento. La aparición del pozo ciego o pozo negro en Babilonia en el 4.000 a.C, la evolución del concepto de higiene con el Imperio Romano con la separación de las aguas negras mediante alcantarillas y la mejora de las letrinas, el refinamiento árabe con la separación de los tres tipos de aguas (pluviales, grises y fecales), hasta la descripción del primer inodoro con cisterna de John Harington en 1.596 o el inodoro con un sistema de cierre hidráulico patentado por Alexander Cumming en 1.775, son hechos históricos de la evolución del saneamiento y la lucha por las buenas prácticas y el acceso para todos.
¿Por qué se debe acabar con la práctica de la defecación al aire libre?
#DíaMundialdelRetrete
Comparte, conciencia y actúa. pic.twitter.com/V2qfoKiGFB— iAgua #CETA2020 (@iAgua) November 17, 2017
El Informe de las Naciones Unidas sobre el desarrollo mundial del agua 2019 afirma que una mejor gestión de los recursos hídricos y el acceso a agua potable y saneamiento para todos es esencial para erradicar la pobreza, construir sociedades pacíficas y prósperas y asegurar que "nadie se quede atrás" en el camino hacia el desarrollo sostenible. Pero el camino es largo: solo 40 de 152 países están bien encaminados para lograr un saneamiento básico "casi universal" de aquí a 2030, siendo las tasas de progreso aún más lentas para las comunidades rurales y las poblaciones más pobres. Además, según informó Utilities Middle East el pasado mes de septiembre, solo cuatro países han cumplido el Objetivo 6 de Desarrollo Sostenible de la ONU: garantizar el acceso al agua potable y al saneamiento para todos. Resolver este problema global y cumplir con el compromiso marcado en el ODS6 exige aumentar la contribución de todos los actores, especialmente por parte de los países ricos. Según el Banco Mundial, hacen falta para ello 114.000 millones de dólares anuales. En este sentido, ONGAWA denuncia que, al ritmo actual de inversión, la meta de acceso universal al saneamiento no se alcanzará hasta el año 2107.
Exportar soluciones de saneamiento del mundo rico a aquellos lugares con menos recursos no parece ser una opción viable, ya que no solo requieren sistemas de alcantarillado demasiado caros para construir, también necesitan mucha agua. Razón por la que dos de los mayores filántropos del mundo, Bill y Melinda Gates, lanzaron a través de su Fundación un concurso para reinventar el inodoro y adaptarlo a las necesidades de los más necesitados. Y es que el multimillonario no solo cree que los inodoros del futuro puedan salvar millones de vidas, también que algunas empresas ya están preparadas para hacerlo a excepción de los costes. Un problema que la Fundación Gates ya está tratando de solventar con la inversión en I+D para hacer que las soluciones sean asequibles para los países más pobres; y es que Gates espera que el mercado para los inodoros supere los 6.000 millones de dólares en 2030.
Y es que, pese a que una persona suele pasar un promedio de 3 años de su vida sentada en un retrete, hablar precisamente de retretes no suele ser el tema de conversación favorito. “¿Hablamos de cacas?” “No, gracias”. Debemos romper con los tabúes y acabar con las limitaciones, porque un retrete no es solo un retrete. Es un salvavidas, un protector de la dignidad y un creador de oportunidades. Debemos ampliar el acceso a retretes seguros y no dejar a nadie atrás. Porque quienquiera que seas, dondequiera que estés, el saneamiento es tu derecho humano.