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Lettres lointaines (II)

Sobre el blog

Lorenzo Correa
Webmaster en futurodelagua.com Practitioner PNL. Master en Coaching con PNL. Executive & Life Coach.
  • Château de Flaugergues. 2013 (Ramón Vázquez)

Mi amigo Ramón Vázquez, es genio y figura. Y está dando todo bueno que tiene dentro, fuera de su tierra. Paradigma de la terrible situación que vivimos aquí, sin pan para hoy, con hambre para mañana. Sangría insufrible de los buenos profesionales de las obras públicas, jóvenes y maduros… ¿hasta cuándo?

Collar magnífico de perlas que van rodando por las escalinatas, como el de Mariona Rebull en el Liceo del tan actual como añorado Ignacio Agustí: Rubén, Miguel Ángel, Pepe, Ramón…tantas perlas rodando sin rumbo desde el collar roto… tanta bisutería en los escaparates…

Afortunadamente nos queda el recurso de la correspondencia, de las cartas lejanas. Y ésta me viene al pelo para constatar que aquí y en la douce France, hay partidarios de hacer algo en la gestión del agua, por ejemplo vaciar embalses o de no hacer nada, verbigracia limpiar ríos. Pero también estamos los que abogamos porque el consenso se imponga siempre, por el diálogo, por la huída de los maximalismos, por la colaboración, por la interdisciplinariedad (o sea, lo que se realiza con la cooperación de varias disciplinas) desde la deconstrucción del discurso. Los altoparlantes emiten palabras rimbombantes que se ponen de moda rápido y se incorporan al discurso maximalista, ahora le toca a la “gobernanza”. Que siga rodando la noria…

Lean, si les apetece:

¿Es por el maíz que mueren las tortugas?

Me acuerdo un día, Lorenzo, que caminando por el lecho de un río, le pegaste una patada al cascarón de un difunto cangrejo americano, bicho voraz que elimina los escalones inferiores de su cadena trófica, y que es portador de un hongo contra el cual el cangrejo ibérico de río no tiene defensas, con lo cual también éste también desaparece del mapa local.

A raíz de la patada empezamos a filosofar sobre el tomate y las guindillas, pero nuestra ignorancia ecológica no nos permitió avanzar mucho, por desconocer si las solanáceas son especies invasoras, o si la especie invasora son los agricultores que comenzaron a cultivarlas en invernaderos de plástico en El Ejido. Y la muerte de unas tortugas me ha recordado aquella escena, y me explicaré.

"Leí hace unas semanas una noticia en el periódico sobre un acto vandálico en el Departamento de Gers, en el sudoeste francés. En concreto, la víctima fue el eco-embalse de Moura, cerca de Avéron-Bergelles"

Leí hace unas semanas una noticia en el periódico sobre un acto vandálico en el Departamento de Gers, en el sudoeste francés. En concreto, la víctima fue el eco-embalse de Moura, cerca de Avéron-Bergelles, y cerca también del lugar donde Dumas inventó que había nacido el cuarto mosquetero D’Artagnan. Para más señas, en medio de algunos de los campos de cultivo en los que fructifica la materia prima para el brandy con denominación de origen “Armagnac”.

Un domingo de agosto por la mañana, un agricultor amante de la pesca descubre que una pequeña cabaña de pesca construida en el siglo XVIII por los monjes cistercienses ha sido incendiada, y que la compuerta para vaciado del embalse ha sido levantada y deteriorada, de modo que éste se ha secado en la totalidad de sus 17 ha de extensión. El resultado: millares de alevines, carpas, anguilas y galápagos europeos muertos, especie esta última altamente protegida. El embalse de Moura y sus alrededores , que configuran un espacio de 37 ha situado en zona Natura 2000, pertenece desde marzo de 2012 al Conseil Géneral, que lo compró por 360.000 €, faltando aún invertir 240.000 € más para ordenar y proteger la zona.

Sobre las paredes de la incendiada cabaña se puede leer «agua para las tortugas…», como denunciando que en tiempo de canícula no haya agua para el maíz y sí para las tortugas. Los actos vandálicos se produjeron a poco tiempo de haberse celebrado una reunión consagrada a la irrigación en este sector del Armagnac; en la reunión se explicaba la prohibición durante unos días de derivar agua para riego del rio La Douze, que de no ser transexuales los ríos franceses, se llamaría Le Douze.

Philippe Martin, presidente del Consejo General del Departamento de Gers, argumentaba en sus declaraciones que la prohibición no la había establecido el Consejo Departamental, sino el Estado, inclinándose a pensar que algunos regantes eran los vándalos que habían causado el estropicio ambiental. Quizás la inclinación venía dada porque en las paredes de la calcinada cabaña había también otro graffiti dirigido a Martin, que mejor o peor traducido rezaba: “si te has quedado sin tortuga, no tienes más que comprarte una en la tienda”.

Creo que en este drama eco-rural del sudoeste francés se presentan escuetamente multitud de personajes y situaciones que resumen un cosmos de realidades a las que aún no hemos sabido hacer frente, ni en Armagnac, ni en las no tan lejanas vertientes sud-pirenaicas. El primer recuerdo, como te digo, fue el de la discusión que tuvimos sobre los invasores, y vi en los vándalos de Gers al mono-cultivador (si, quieres puedes quitar el guión) invasivo que arremete con todo con todo bicho viviente, incluso con las reliquias monacales, con tal de hacer crecer maíz.

Luego reconocí la silueta furtiva del representante político que, formando parte del Estado, ya que el Estado está constituido por todos los rangos administrativos territoriales, intenta escurrir el bulto diciendo que él no ha sido. Se cumple el adagio, como ya estamos acostumbrados a ver, de que en todos los sitios cuecen habas.

Pero me quedó una duda ética, trascendiendo el acto bruto -y susceptible de pena de prisión- cometido por quien fuera que fuere: en el supuesto de que producir maíz fuese el único modo de vida de unos famélicos paisanos, más atados a la tierra que una cepa, por no saber hacer otra cosa en su vida …¿debería desembalsarse el Moura o no?. ¿La vida de una tortuga justificaría el hambre de un paisano?. Este dilema es un clásico, pero no por ello vamos a olvidar que existe, aunque probablemente su solución es extrema y no gusta.

Dándole la vuelta a la frase, si quieres, tenemos un nuevo dilema, quizás más fresco y de más fácil solución. ¿Es realmente por el maíz que pueden llegar a morir las tortugas?. Y si aquí ponemos en el mismo nivel de agencia a las tortugas y a los paisanos del maíz, es decir, suponemos que ambos ni deciden ni pueden hacer nada por sus vidas, como no sea depredar lo que pasa por delante de sus narices, entonces llegamos a una bella reflexión, y es que ambos pueden vivir si alguien, con los medios y el compromiso suficiente, y la autoridad convenientemente conferida, busca la solución para que ambos vivan. Saquemos las más hirientes conclusiones hic et nunc (me refiero en realidad a ahí, a lo que ahora sea mi Catalunya querida, y a lo que la envuelve, o sea mi España querida, porque no me acordaba que estoy aquí).

Creo que te gustará esta carta, y tenemos una conversación más pendiente para el próximo Armagnac que nos tomemos juntos. Creo que en la próxima te podré contar algo sobre Boussinesq, si no me falla un amigo que me ha prometido darme unos datos interesantes. Un abrazo, y espero noticias tuyas.