Desde iAgua me llegan dos estímulos que me cargan las pilas y me hacen coger la pluma y escribir: El primero es una noticia: ADECAGUA organiza una jornada sobre reutilización en el marco zaragozano del salón SMAGUA el próximo mes de marzo, tan interesante como atractiva para profundizar en el conocimiento y aclarar conceptos técnicos, económicos y de aceptación social de esta solución. El segundo son las interesantísimas consideraciones sobre la reforma de la ley de aguas de Isabel Caro- Patón quien, como ya nos tiene habituados a sus seguidores, pone el dedo en la llaga desde su interpretación de los textos legales en el modelo constructivo-destructivo de gestión del agua que hace girar la noria en España desde hace casi un siglo. Ambos estímulos refuerzan mis convicciones deconstructivas, me animo a cruzar datos y escribir sobre la literatura de la reutilización y sobre los capítulos que podrían completar lo mucho ya escrito sobre ella para conseguir avances significativos en la generación de confianza en el cliente.
Adivino en el camino un obstáculo tan enorme como invisible para muchos: el rechazo que provoca el usar aguas regeneradas
Parafraseando el epígrafe de Borges que encabeza este post, me pregunto: ¿Es la reutilización un sueño dirigido?
Sabido es que “soñar” no exige compromiso (es obligación que alguien contrae) y que sin compromiso es difícil hacer realidad nada, ni siquiera un sueño. Prefiero adoptar la definición de que la reutilización es un reto, que sí exige compromiso. Compromiso de definir niveles de calidad adecuados a los usos planificados o previstos, de implementar los procesos de tratamiento de las aguas para alcanzar los límites de calidad exigidos para cada uso, de armonizar y aclarar el entramado legal que la soporta . Y de aplicar los recursos regenerados como complementarios a otros, para que colaboren en conseguir un aumento de las garantías de uso (privativo y ambiental), cuando los recursos naturales escaseen en lugares susceptibles de desequilibrio en sus balances hídricos, enviando un mensaje claro, conciso y directo, basado en juicios fundados que permitan al cliente y a la administración controladora tener las ideas claras y adoptar las decisiones oportunas, desvaneciendo la niebla que actualmente invade todo lo relacionado con la gestión del agua e general y con la reutilización en particular
La realización de ese compromiso, ¿depende solo de la exposición de los avances tecnológicos, de las aportaciones de la ciencia? Parece a muchos que sí, aunque a mí no me lo parezca y en este disentimiento quiero basar lo que voy a escribir a partir de ahora, porque adivino en el camino un obstáculo tan enorme como invisible para muchos, que dificulta la viabilidad futura de la reutilización: me refiero a la respuesta de rechazo que provoca el usar aguas regeneradas (es caro, no está controlado totalmente por el beneficiario y hay una cierta aprensión a consumir productos regados con esas aguas): Es necesario trabajar duro en definir la forma de seducir al cliente con argumentos diversos y complementarios, científicos, legales… y de otro tipo, para vencer su resistencia basada, no en el conocimiento del experto sino en creencias y valores, visiones de la realidad difíciles de modificar “solo” con esos argumentos que además, no todos serán favorables:.
Argumentos de los defensores,
- la ciencia garantiza que las aguas residuales urbanas regeneradas adecuadamente con calidad físico química y sanitaria adecuada, son perfectamente utilizables para usos agrícolas y riego de campos de golf, parques, jardines y baldeo de calles. Es decir en usos no potables
- la ley regula esa reutilización por Real decreto y establece el régimen jurídico de uso.
De los detractores,
- la calidad actual de muchas masas de aguas superficiales obliga a aplicar tratamientos de alta tecnología y demostrar que sabemos convertir caudales circulantes con enormes carencias cualitativas en agua potable de calidad; mejorar la calidad es importante pero no aporta nuevos recursos, sino que aumenta las pérdidas por tratamiento.
- lo que la ciencia posibilita y la ley regula exige al usuario realizar un esfuerzo en la construcción, mantenimiento amortización y control en continuo de instalaciones de saneamiento para aprovechar este recurso. Ello tiene un coste que depende de la elección en cada caso del mejor proceso y la mejor técnica disponible, pero que exige la implementación de programas de seguimiento coordinados con I+D+I ¿Quién paga?
- Muchos clientes potenciales recelan de usar estas aguas que no tienen “buena prensa” entre los destinatarios de sus productos.
¿Quién paga esfuerzo en la construcción, mantenimiento amortización y control en continuo de instalaciones?
Con estas premisas de partida, el debate generado al hilo de la jornada organizada por ADECAGUA se adivina interesante. Y más si en él se trata también de la manera de generar confianza en el uso de estas aguas regeneradas en el cliente directo (regante, industrial, municipio) y en el indirecto (consumidor final y usuario lúdico).
Por eso, que ADECAGUA introduzca la cuestión de la confianza es una buena noticia… porque sin trabajar en este ámbito, veo complicado que las tesis de los defensores de la reutilización lleguen a buen puerto (o sea, que consigan que el cliente compre el producto a precio de mercado convencido de que es lo mejor que puede comprar)
Y mejor noticia es que algo similar haga Isabel Caro-Patón, que escribe en su blog (el subrayado es mío):
Formalmente, la DMA se incorporó al derecho español hace ahora diez años; sin embargo, esta trasposición está dificultando la aprobación de los planes de cuenca porque le falta la precisión y la claridad imprescindibles para entender qué contenido tienen que tener los planes, qué medidas hay que tomar para cumplir el derecho europeo y qué se puede y qué no se puede hacer al gestionar las aguas…
…El tema de los objetivos (no es fácil)… porque una aplicación rigurosa de la DMA pasa por hacer números y explicar las decisiones de política hidráulica, con plena transparencia y pragmatismo.
Reutlizar no es solo literatura, sueño dirigido, sino que es una decisión de la política hidráulica. Releyendo lo subrayado más arriba, me parece que por ahí no se genera confianza en el cliente, que con las cosas así no se seduce ni a una farola, por mucho que la ciencia avance y los californianos se salgan del mapa reutilizando.
Espero expectante las conclusiones del debate, ahora que ADECAGUA ha decidido ocuparse de este tema, para ver si de una vez por todas comienza a moverse algo a favor de la deconstrucción del discurso acuático, tomando y explicando decisiones con transparencia y pragmatismo, teniendo en cuenta las emociones, las creencias, los valores cuando se quiere vender “algo” en el mundo de la gestión del agua, en suma, a comenzar a generar confianza mediante la seducción.
Para avanzar en el cambio del paradigma de la construcción de sueños dirigidos que acaban en meras declaraciones de intenciones al del compromiso que nos permita pasar de la literatura, o de las palabras, a los hechos.