Es muy satisfactorio para un servidor retomar el flujo de las letras escritas en este portal. Esperemos que el último pedacito del 2018 sea de mayor aporte. En esta ocasión quiero compartir cómo se dieron los inicios del abastecimiento de agua en Nuevo Laredo, una ciudad que actualmente arropa a más de 400.000 habitantes, y la frontera terrestre más importante de México.
El surtir de agua potable en un sentido eficiente, continuo y de calidad, ha sido y será uno de los retos más importantes de los gobiernos locales (encargados, en base al artículo 115 constitucional, del suministro de los servicios de agua potable y alcantarillado a las poblaciones). El agua sin duda, es origen y motor de la vida. Donde hay agua, hay vida, y donde hay vida existe desarrollo. Así fue como se dió el surgimiento de las grandes ciudades, en donde el instinto de supervivencia les indicaba que estar cerca de fuentes de agua tenía garantizada en gran medida la vida y la de sus familias.
Antecedentes
Ejemplo de lo anterior es el surgimiento de las ciudades alrededor del Río Bravo (mas información sobre el Bravo) , efluente que divide la gran región de México y Estados Unidos, y del cual se abastecen de agua más de 14 millones de personas en ambos lados de la frontera. He ahí el punto base para el comienzo del desarrollo ingenieril y social para dotar de agua a los sectores con necesidades primordiales. Las primeras noticias sobre la existencia de una colonización en lo margenes del Bravo se remontan al año de 1748, cuando el virrey Juan Francisco de Guemez y Aguayo ordenó al coronel José de Escandón la tarea de poblar la "Colonia de Nuevo Santander", hoy Tamaulipas. Las primeras actividades que llevaron a cabo fue la cría de ganado y el curtido de pieles con sal. Por razones de comunicación y seguridad, este asentamiento poblacional se desplazó a ambos márgenes del río.
Cronología del desarrollo de infraestructura para la dotación de agua
En 1848 se llevó a cabo la separación del territorio y la fundación de Villa de Nuevo Laredo. Debido al crecimiento demográfico fue en 1926, con una población de 15.000 habitantes, que se construyó la primera planta potabilizadora de agua, con una capacidad de 100 litros por segundo. El equipo básico y las instalaciones utilizadas consistieron en un aireador, un mezclador rápido y un floculador, dos dosificadores, tanques de sedimentación convencionales de 3.90 m. De los principales problemas que provocaba que la potabilización fuese interrumpida era la turbidez del río, sobre todo en épocas de crecientes e inundaciones, donde la falta de equipo para sedimentar hacía más lento el proceso. Según las crónicas históricas, las altas turbiedades reducían el abastecimiento de agua, debido a que las bombas tenían que trabajar casi sin lodos, y el proceso de aireación y decantación no era lo suficientemente bueno para producir agua. No se contaba entonces con el equipo necesario ni los químicos coagulantes para poder eficientizar el desprendimiento de la materia orgánica del agua, así como para desinfectarla.

Ante esta perspectiva, en 1939 se amplió la capacidad de la planta al doble, para producir 200 lps. Tomar esta decisión requirió que fueran aprovechadas las mismas instalaciones y equipos que operaron en 1926. Ante el explosivo crecimiento de la población, aparejado con la expansión de nuevas áreas urbanas, se produjo un replanteamiento del problema del abastecimiento, lo cual obligó a considerar otra ampliación e inclusive la construcción de otra planta potabilizadora.
En 1951 se incrementó la capacidad a 300 lps, luchando no solo contra la turbiedad sino ante las limitaciones de espacio para la construcción de los tanques sedimentadores. A partir de este año el crecimiento demográfico se aceleró en Nuevo Laredo.
Una situación realmente difícil se presentó en 1954, cuando la creciente del Río Bravo sacudió a la población de la frontera, dado que arrasó con todo lo que se encontró a su paso. Piedras Negras y Villa Acuña, en Coahuila; Eagle Pass, Laredo, Texas, y por supuesto Nuevo Laredo, sufrieron de los estragos de las inundaciones.
Todas estas eventualidades forzaron a que en 1957 se culminará la construcción de la actual planta, la cual fue proyectada para cumplir con las necesidades de Nuevo Laredo en un lapso de 20 años, pero dado el crecimiento demográfico de la ciudad, a partir de 1969 fue necesario operarla a su máxima cobertura de diseño, y en los años venideros a medida que la ciudad crecía la demanda en las temporadas de verano se incrementaba. Se llevaron a cabo algunos pasos para optimizar las instalaciones existentes, mediante el incorporamiento de filtros para hacer más operacional la planta.
La última ampliación a la planta se dió en el año de 1976 cuando el presidente de la Junta Federal de Mejoras Materiales era el profesor Alberto Medina Muñoz. Sin embargo, estas modificaciones y ampliaciones no se dieron en forma integral, ocasionando que día con día avanzará el deterioro tanto en suministro como en calidad. Desde ese momento, debido a diversos factores provocados por los cambios en el organigrama operacional, en un lapso de 14 años no se ejecutó ninguna ampliación.
Y de la actualidad
A partir de ahí se han hecho modificaciones y algunas adecuaciones para cumplir en tiempo en forma con la calidad y la cantidad de agua entregada a los usuarios. Si bien es cierto que es una planta con muchos años de operación, el equipamiento y la infraestructura civil poco a poco se ha ido modificando para incrementar su capacidad de producción, que actualmente es de 2,000 lps. Cuenta ya con 3 cárcamos de bombeo y equipamiento electromecánico para satisfacer las demandas de la ciudad, que está en constante crecimiento. Se modificaron las unidades clarificadoras implementando la floculación hidráulica, se construyeron filtros de mayor capacidad, se adiciona ya los coagulantes como el policloruro de aluminio y polímero para mejorar el proceso de decantación, y el bombeo de alta presión se distribuyó de mejor manera.


No se puede negar que la planta ha resentido la gran lucha y carga de producción de agua, pero aun así ha salido avante para satisfacer las necesidades de los pobladores de la frontera. A corto, mediano y largo plazo deben optimizarse muchas cosas. Deben reemplazarse algunas otras para mejorar la eficiencia del organismo que la opera. El tiempo está cobrando factura a la planta, por lo que debemos trabajar en los proyectos y planes que hagan renacer a la gran surtidora del vital líquido para nuestra ciudad.
