Los efectos del cambio climático, el deshielo de los nevados, las lluvias, los sismos, infraestructura hidráulica obsoleta y la carencia de estudios y políticas de prevención, están poniendo en serio riesgo la seguridad de las ciudades y la población asentada en la Cordillera Blanca, macizo central de los Andes en el Perú, ante el peligro de desborde de numerosas lagunas.
El departamento de Ancash soporta mayormente este problema medioambiental en las lagunas de Palcacocha, Parón, Cancará Grande, Yanaraju, Allicocha, Safuna Alta y Baja, Pucacocha, Arizon Alta y Baja, Hualcacocha, 513 y Cocha, Mullaca, Llaca, Rajucolta, Tullparaju, Cuchillacocha y Ocshapalca, donde habitan un millón 83 mil 519 personas. Le sigue Junín, con casi una decena de lagunas con alto volumen de agua; donde, por ejemplo, Janchiscocha, soporta una antigua infraestructura de contención, que requiere mantenimiento y reparación urgente, una constante en casi todas las fuentes de agua por la falta de preocupación e inversión desde hace setenta años aproximadamente.
Al parecer, el colectivo humano ha olvidado muy rápido las tragedias ocurridas en: 1941, cuando un gran bloque de hielo del nevado Palcaraju provocó el desborde de la laguna Palpacocha, falleciendo cerca de dos mil personas; 1945, aluvión de Chavín por desprendimiento del nevado Huantsán; 1962, alud que causó la muerte de dos mil personas en Ranrahirca; 1970, terremoto de 7.9 grados que trajo abajo un pico del Huascarán, sepultando a 25 mil personas y desapareciendo del mapa a Yungay y Ranrahirca; y, 2010, el aluvión de Carhuaz, por caída de hielo y roca del nevado Hualcán.
El 6 de febrero se registró el deslizamiento de un bloque de hielo del nevado Pucaranra, en Huaraz, que ocasionó daños en la infraestructura de la laguna de Palcacocha, que enfrenta el deshielo progresivo de los nevados Palcaraju y Pucaranra, en un escenario donde a causa del cambio climático la Cordillera Blanca –con los nevados tropicales más altos del mundo- ha perdido casi el 50% de su masa de hielo, en medio siglo.
En tanto, en Caraz, la laguna Parón, la más bella y grande de la Cordillera Blanca, ha puesto en jaque a 20 mil pobladores, por el alto riesgo de desborde, debido a que su volumen de agua bordea el límite de seguridad. La población de la Comunidad Cruz de Mayo se opone abrir las compuertas, porque –según ellos— el agua desembalsada favorecería intereses empresariales, mientras el flujo turístico descendería y afectaría económicamente a la zona. El gobierno hace unos días ha declarado la emergencia.
En lo que va del año, 23 sismos de hasta 6 grados de intensidad se han registrado en el departamento de Áncash. Perú se encuentra en la zona denominada Cinturón de Fuego del Pacífico, donde se produce el 85% de la actividad sísmica mundial.
Además, es uno de los países más afectados en el mundo por el cambio climático. Esto amerita una atención especial de los actores decisorios en cuanto a estudios, prevención, mitigación y prospectiva de desastres ante el deshielo progresivo de los 2.679 nevados tropicales, la mitad de ellos afectados seriamente por el calentamiento global, y que ha provocado el surgimiento de más de mil lagunas en los últimos treinta años.