Nunca el planeta ha sido tan afectado como en los últimos 300 años, desde que surgió la época industrial, con el capitalismo y la expansión de las ciudades, y donde China es el principal contaminador del medio ambiente.
La sociología ecológica advierte que se ha logrado un alto desarrollo y relativo bienestar humano a costa de la pérdida de ecosistemas por acción antrópica. La infraestructura gris (el acero y el cemento) ha reemplazado bosques, humedales, praderas y zonas ribereñas, alterando sin contemplaciones el paisaje natural, contaminando el hábitat humano y su entorno natural, atentando la salud pública con nuevas enfermedades físicas y sicológicas, desequilibrando la biodiversidad de los ecosistemas, extinguiendo especies de la fauna y la flora, alterando el clima, disminuyendo la resiliencia ante fenómenos naturales y vulnerando la seguridad pública y mundial por efecto del cambio climático.
La relación sociedad-medio ambiente preocupa a todas las ideologías y atañe por igual a todos los sistemas socioeconómicos y grupos sociales. Una complejidad que se ha convertido en el principal estudio y reto de sociólogos, ingenieros, urbanistas, politólogos, ambientalistas, antropólogos, etc.
Una solución al tema, podría ser la infraestructura verde, término empleado por primera vez en 1994 en los Estados Unidos, por la Comisión de Greenways de Florida, con el objetivo “de elevar el valor social y las funciones de los campos y sistemas naturales al mismo nivel de importancia que la infraestructura gris”.
Los científicos en desarrollo sostenible, estadounidenses Mark Benedict y Edward McMahon, definen a la infraestructura verde como “una red interconectada de espacios verdes que conservan las funciones y valores de los ecosistemas naturales y provee beneficios asociados a la población humana”.
Esta nueva estrategia de planificación y desarrollo urbano y rural integral de conservación y recuperación de ecosistemas degradados va de la mano con una economía ecosostenible y circular, y una gobernanza con valores y amiga de los ecosistemas, asociados a las poblaciones humanas y demás especies vivas.
Abordo este tema al enterarme del proyecto Infraestructura Verde para la Seguridad Hídrica, que será implementado este año en Perú por la Autoridad Nacional del Agua (ANA) y el Consorcio Invierte Verde (Forest Trends, CONDESAN, SPDA, EcoDecisión e Imperial College London), que con una partida de $15 millones de dólares de USAID, beneficiará a las cuencas de Chira-Piura, Chillón-Rímac-Lurín, Alto Mantaro, Quilca-Chili, Tambo-Ilo-Moquegua y Piuray.
Esta importante iniciativa promoverá políticas públicas ambientalistas y el desarrollo de infraestructura verde que va desde la conservación de humedales y bosques, hasta la restauración de los canales de infiltración preincaicos y la mejora de las prácticas de pastoreo, fortaleciendo la gestión integrada y sostenible de los recursos hídricos y el desarrollo humano. Se quiere ser un modelo para América Latina. ¡Éxitos!
Publicado el 07.05.2018 en Del País, Lima, Perú.