La Dirección General del Agua, fiel a su política de colaboración con las empresas españolas del sector del ciclo del agua, y de apoyo a la a la I+d+i, no podría faltar a esta cita. Máxime cuando se iba a abordar un asunto tan trascendente como es el nexo “agua y energía”. Tema que, por cierto, ha sido elegido este año por Naciones Unidas para celebrar el próximo 22 de marzo el Día Mundial del Agua.
Cada vez necesitamos más energía para producir, depurar y transportar el agua
Y es que en una sociedad cada día más desarrollada, la relación entre el agua y la energía es cada vez más estrecha. La Conferencia Anual de ONU-Agua recientemente celebrada en Zaragoza puso de relieve lo que ya sabíamos: la importancia de lograr alianzas para mejorar el acceso, la eficiencia y la sostenibilidad del agua y la energía.
Cada vez necesitamos más energía para producir, depurar y transportar el agua. Tenemos que emplear más energía en los nuevos sistemas de depuración o para utilizar fuentes no convencionales de agua. Pero además, se da la paradoja de que gran parte de los procesos energéticos necesitan agua como conductor, refrigerante o en el ciclo de vapor.
Pero este vínculo no termina aquí, ya que debemos tener en cuenta que el agua es también un importante generador de energía. Desde esta perspectiva, conviene destacar el papel estratégico que desempeña en España la energía hidroeléctrica, clave en el debate sobre el binomio agua-energía. No en vano, nuestro país ocupa el quinto lugar por su producción hidroeléctrica en la UE-27.
Además, y lo que es más importante, se da la circunstancia de que el agua es el único sistema viable a gran escala para el almacenamiento de energía. España ha desarrollado en la última década un ambicioso programa de energía eólica que se ha traducido en el hecho de que el pasado año el viento ha sido la primera fuente de electricidad en nuestro país. en 2013. Gran parte de esta energía no podría haber sido utilizada si no se dispusiera de centrales de bombeo, que almacenan el agua cuando la producción es superior a la demanda. Pero no solamente se guarda energía, sino que se suministra a la red en las puntas de consumo, cuando la energía es más valiosa.
El agua es un importante generador de energía y el único sistema viable a gran escala para su almacenamiento
Por otra parte, el ahorro de agua conlleva en muchas ocasiones la necesidad de consumir más energía. Tal es el caso de las modernizaciones de regadíos, que precisan energía para introducir presión en el sistema y así promover el ahorro de agua.
La demanda de energía en los nuevos planes hidrológicos
Ante esta realidad, el MAGRAMA está trabajando para que la relación entre agua y energía sea abordada correctamente en el segundo ciclo de planificación hidrológica. Es primordial integrar la gestión de estos dos recursos porque ello nos permitirá permite mejorar el ahorro y la eficiencia tanto en el uso del agua, como en el consumo de energía. Esta necesidad es más acuciante en los países mediterráneos, donde la disposición del recurso es menor y la competencia por los usos del agua mayor.
La planificación hidrológica española otorga un peso estratégico al papel que desempeñan a las infraestructuras hidráulicas, en particular, a las presas, capaces no sólo de atender las demandas de agua en época de sequía y de gestionar las inundaciones, sino también de almacenar el agua suficiente como para poder jugar un papel clave de reserva energética cuando la demanda lo requiera. El binomio agua-energía pone así en valor, una vez más, el papel estratégico de estas infraestructuras en los países de clima mediterráneo, un papel reconocido por el Banco Mundial en su reciente informe “Thirsty Energy”.
El binomio agua-energía pone en valor el papel estratégico de estas infraestructuras en los países de clima mediterráneo
El reto es llevar ambas soluciones, una gobernanza innovadora del agua y un uso adecuado de las infraestructuras hidráulicas de regulación, a nuestros planes hidrológicos de cuenca, base de una gestión responsable, eficaz y medioambientalmente sostenible del agua.
Resulta necesario, por otra parte, incorporar a nuestra política de I+D+i la búsqueda de soluciones tecnológicas e innovadoras para hacer frente al reto que plantea la gestión del binomio agua-energía. Desde MAGRAMA se trabaja para alinear nuestros objetivos de I+D+i con las necesidades de tecnificación de los sistemas de gestión del ciclo del agua con la finalidad no sólo de ahorrar agua sino también energía así como para encontrar soluciones que nos permitan garantizar la seguridad hídrica y la eficiencia. Ello es fundamental para contribuir al esfuerzo del conjunto de la economía por reducir las emisiones de CO2. Porque si algo pone de relieve el binomio agua-energía es la vinculación que existe entre el empleo del agua para los distintos usos y la transición hacia una economía baja en carbono.