Hasta la fecha, la Organización Mundial de la Salud no ha identificado que el virus de la COVID-19 se transmita a través de sistemas de alcantarillado con o sin tratamiento de las aguas residuales. Sin embargo, puesto que se ha encontrado material genético de este virus y otros virus similares en las excretas y en las redes de alcantarillado, y dado que estas pueden suponer un riesgo en relación con otras enfermedades infecciosas, las aguas residuales deben ser tratadas en estaciones depuradoras, adecuadamente diseñadas y gestionadas.
Este mandato nos devuelve al punto de partida de un desafío crucial en nuestro país: dotar de soluciones de depuración de aguas residuales a las pequeñas poblaciones. Muchos han sido los planes de depuración y saneamiento que han puesto en marcha los gobiernos autonómicos o estatales en las últimas décadas. Todos ellos diseñados para dotar de grandes instalaciones adecuadas para tratar las aguas residuales de esas grandes urbes. Ciudades que cuentan con un número importante de habitantes cuyos vertidos sin tratar podrían generar grandes perjuicios a nuestras masas de agua y al medioambiente, en general. Pero también ciudades con economías potentes, gracias a los recursos económicos que aportan a través de sus impuestos esos vecinos y vecinas que las configuran. La mayor parte de las zonas urbanas o semiurbanas de más de 5.000 habitantes han visto solucionados sus problemas de depuración de aguas residuales por entes estatales, como las confederaciones hidrográficas, o por las comunidades autónomas. Pero la situación es radicalmente diferente en las pequeñas poblaciones, en especial aquellas que no superan los mil habitantes. Es cierto que su presión sobre las masas de agua es menor, pero sus alcaldes y alcaldesas tienen la obligación de cumplir con las normativas de vertido en las mismas condiciones (o incluso más restrictivas) que Madrid, Barcelona o Sevilla. Y se encuentran indefensos en una situación compleja: tienen responsabilidad sobre los vertidos y deben garantizar la prestación del servicio, pero habrá que preguntarse si pueden afrontar la inversión de la construcción de las instalaciones. Los pequeños municipios se han quedado al margen y casi con la obligación de autofinanciar la construcción y el mantenimiento de instalaciones inasumibles para sus reducidos presupuestos municipales y limitada capacidad técnica. Puede parecer que es simplemente una desventaja más de vivir en un municipio pequeño. Pero en este caso, no hay que olvidar que todo lo que se vierte a un río o arroyo afecta a todos los que viven aguas abajo.
Nos hemos puesto de acuerdo las diputaciones y el gobierno regional para conseguir la plena depuración a lo largo de la próxima década
Esto enlaza con la situación actual. Como he indicado antes, si bien no existe riesgo de transmisión de la COVID-19 a través de las aguas residuales, el cambio climático nos puede traer en un futuro nuevas enfermedades infecciosas capaces de sobrevivir en este medio. Además, hemos confirmado que las aguas residuales son un indicador del estado de la infección en una localidad, ofreciendo datos complementarios a los controles y a la vigilancia epidemiológica de las autoridades sanitarias. La COVID-19 es, por lo tanto, una nueva oportunidad para potenciar la depuración en las pequeñas poblaciones.
En Extremadura, son algo más de 100.000 habitantes los que viven en un lugar que no depura sus aguas residuales. Nos hemos puesto de acuerdo las diputaciones y el gobierno regional para dar una solución global y conseguir la plena depuración a lo largo de la próxima década. Ya se ha comenzado a trabajar en lo que hemos llamado Plan Depura. Se ha aprobado una actuación que prevé dotar de soluciones para depurar sus aguas a 20 localidades hasta 2023, con 16,6 millones de euros de inversión. Y se programarán nuevas infraestructuras hasta alcanzar las 74 aglomeraciones urbanas identificadas. Ponemos así nuestro granito de arena para la mejor de las vacunas frente a las infecciones: proteger el medioambiente y mantener la barrera que nos brinda el equilibrio de la naturaleza.