En las provincias argentinas como en San Luis y Córdoba, en tierras productivas ubicadas al pie de las sierras, se ha buscado una simple solución para terminar con años de pérdidas millonarias, de sueños, de trabajos constantes perdidos por las lluvias torrenciales, breves pero devastadoras.
“De un lado me estiraban las manos de las aguas,
y del otro, prendíanme sus raíces las sierras”.
Nos dice Julia de Burgos
Pelear contra el agua en el campo termina hasta con enfrentamientos entre vecinos que se acusan de drenar el exceso hídrico hacia ellos. Es la Sociedad Rural de Jesús María, en Córdoba, se ha difundido el trabajo realizado en los campos.
Esta zona se encuentra al pie de las Sierras de Córdoba y registra problemas porque las corrientes de agua que bajan de las mismas, deterioran el suelo. La rotación de cultivos se usaba como práctica para facilitar la retención hídrica pero no alcanzaba. La ingeniería aportó las soluciones ansiadas con una inversión aceptable: Se diseñaron y construyeron terrazas y lagunas de retención avanzando en el manejo sistematizado lote por lote. Las curvas de nivel hechas en el campo son como las “lomo de burro” que se hacen en las calles para disminuir la velocidad de los automotores, esta vez frenan el agua. Los pequeños diques temporarios cuando llueve se llenan en pocas horas y se vacían en días.
El suelo comenzó a retener la humedad, se retardó la evacuación del agua y se lograron aumentos en el rendimiento de unos cinco quintales por hectárea según los productores pudieron evaluar. El suelo debe recuperar la esponjosidad sembrando además cultivos que lo beneficien y con rotaciones programadas.
En épocas de lluvias, los excedentes hídricos pluviales bajan de las cuencas altas en épocas de lluvias estivales. Al hablar de lagunas de retención nos referimos a microembalses de retardo temporario (los MRT) que ha financiado el Ministerio de Agua provincial junto al aporte privado de los dueños de las hectáreas perjudicadas.
Ya hay ejecutados más de 60 MRT que permitieron paliar el efecto de crecidas.
La solución pasa entonces por ejecutar obras que permiten “demorar” el agua en los sitios en los que precipita y como “darle tiempo” a que filtre en los suelos. La recuperación de tierras agrícolas es fundamental para alentar la productividad regional.
Y la misma autora nos dice también:
“Yo fui estallido fuerte de la sierra y el río,
y crecí amando el río e imitando la sierra...
Una mañana el aire me sorprendió en el llano:
ya mi raíz salvaje se soltaba las riendas!
Pálidas ceremonias saludaron mi vida,
y una fila de voces reclamaron la prenda...
Mis labios continuaron el rumor de las fuentes
donde entrañé mis años y abastecí las venas.
De ahí mi voz de ahora, blanca sobre el lenguaje,
se tiende por el mundo como la dio la tierra!”
Agradecemos el aporte de Gabriela Origlia y la Sociedad Rural de Jesús María, Córdoba.